☕Capítulo 1

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"Mi dulce Espresso, tu magia es maravillosa"
-Madeleine.

Puse los ojos en blanco al leer la tarjeta que apareció debajo de mi puerta ¿Qué clase de tonto no sabía que el Espresso es amargo? Me sentía sorprendido por como era admirado siendo tan estúpido, cada día camino a mi laboratorio lo veía repartir autógrafos soltando orgullosas carcajadas y saludando a cada uno de los que se cruzaban en su camino, a pesar de sus tarjetas no se atrevía a mirarme ¿A quién trataba de impresionar de todas formas?

En mi laboratorio encontré una bolsa de la tienda de rosquillas junto con una tarjeta, Arqueé la ceja porque esto no era común, ni siquiera en la tarjeta donde confesó sus sentimientos hacia mi persona, probablemente sabía de su inminente rechazo, tomé la tarjeta después de asegurarme que nadie más tenía los ojos sobre mí.

Dulce Espresso

Resoplé fastidiado al leer ese saludo por quinta vez en la semana, agradecía que dejara de usar brillantina en sus mensajes bobos .

Espero que puedas descansar pronto, trabajas duro y no comprendo por qué no eres premiado como Cookie of the Year.

Sonreí, no se equivocaba, después de todo mi tribu era un motivo para sentirse orgulloso y no la inútil magia de luz con la que tanto alardeaba el "caballero divino", estas eran buenas señales que indicaban que ese bruto comenzaba a volverse sensato.

No olvides cuanto te amo.

Arrugué la nariz ¿Quién se creía? El amor no era parte de mis planes, ni ahora ni nunca, existían cosas más importantes como el estudio intensivo.

Espero puedas disfrutar estas donas que compré sólo para ti, se acerca San Valentín y esperaba reunirnos para tener una cena romantica a la luz de la luna.

Solté una risa discreta al leer semejante tontería, aceptaría las donas de todas formas, lo leí una vez más.

"No olvides cuanto te amo"

Lo vi pasar al otro lado de la ventana, ayudaba a Carrot a trasladar varias cajas de vegetales al mercado, siempre ayudaba con una enorme sonrisa, supongo que ahora tenía el deber de ponerle los pies sobre la tierra, qué problemático...

Por la tarde me dirigí a Sugar Quarry, Madeleine ayudaba con la producción de cubos de azucar y después de una tarde bajo el sol tenía las mejillas rojizas y su cabello se pegaba a su rostro debido al sudor, al parecer llevaba horas laborando, no obstante la enorme sonrisa se mantenía en su cara torpe como si nunca se fuera a ir.

-Madeleine... -Lo llamé intentando no adentrarme tanto en la construcción, detestaba salir con mi indumentaria repleta de granos de azucar, eran difíciles de quitar.

-Oh -Saludó con una gran sonrisa -Hola, amigo -Limpió su frente con su capa lo cual provocó que yo hiciera una mueca de asco

-No es tan difícil cargar con un pañuelo ¿Sabes? -Le tendí el mío irritado, lo aceptó y procedió a limpiar todo su rostro, su cuello, luego metió la mano debajo de su ropa para secar pecho y axilas -Te lo obsequio... -Aparté mi rostro ofendido cuando intentó devolverlo. -He traido leche y galletas, espero te gusten.

-Vaya -Arqueó la ceja -Eso es muy amable de tu parte, Espresso. -Al final suavizó su reacción

-Lo es -Ajusté mis anteojos -Supuse que no habías almorzado. -Ofrecí la bolsa de galletas

-En realidad... Almorcé hace poco, Princess Cookie vino con un par de bocadillos como agradecimiento por los cubos de azucar -Le arrebaté las galletas molesto -¿Estás bien?

-Entonces no necesitas mis galletas ni mi leche -Gruñí dándole la espalda

-¿Cuál es su problema? -Le escuché murmurar mientras me marchaba.

-"No olvides cuanto te amo" -Imitaba su voz disgustado -Sí, claro... -Peiné el flequillo que se posaba en mi frente -Desgraciado... Jamás volveré a comprarle  galletas, que pérdida de tiempo pude estudiar tanto en vez de hacer esta tontería.

Regresé a mi laboratorio intentando ignorar la decepción que sentía ¿Cómo pude esperar algo bueno de alguien tan primitivo? Mis padres siempre tuvieron razón respecto a las amistades, si algún día deseara una relación recurriría a mi tribu, era mejor que cualquiera que ignorara la grandeza de la magia de café.

Tomé el pequeño cofre de madera donde guardaba de manera ordenada cada tarjeta, después las echaría a la basura, por lo tanto coloqué la del día de hoy pero antes de cerrarlo la volví a coger.

-Ayer perdí mi separador de libros - Dije en voz baja -Le daré un buen uso después de todo. 

Al anochecer lo vi dirigirse al bar de Sparkling, sonreí levemente.
Al llegar noté la mayoría de las mesas ocupadas, todos convivían alegremente con música de fondo, me senté donde Madeleine lograra percatarse de mi presencia, así se acercaría para que yo lo rechazara oficialmente. Intercambió palabras con Sparkling, pidió una bebida, la tomó... Pasaron quince minutos entre carcajadas acompañadas de conversaciones con diferentes compañeros.

Al final me notó pero desvió la mirada incómodo, tuvo otro par de pláticas hasta que salió para perderse en la oscuridad.

Cuchillos De Papel | Madeleine x EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora