🛡️ Capítulo 14

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Dejábamos atrás el reino veía miles de árboles pasar por nuestra ventana a una gran velocidad, Latte en el asiento frente a mí, leía los apuntes que Espresso dejó atrás y ya hacía un buen rato que arrugaba la frente al avanzar las páginas, suponía que al saber de magia ella entendía mejor los escritos ¿Acaso se trataba más de un diario en el que mi amado Espresso plasmó su descenso a la locura en un lenguaje que sólo un mago era capaz de comprender?

Latte cerró el libro de golpe con los ojos bien abierto, cubrió su boca estupefacta, quedó pensativa un par de minutos ¿Debía llamarla? Normalmente Espresso se molestaba cuando estando en ese trance yo me acercaba a saludar.

-¡LATTE! -Grité su nombre como con mi amor, se sobresaltó.

-¿Eh? -Controló su molestia inmediatamente -¿Qué sucede, Madeleine? 

-Me preocupé por ti, te quedaste como ida por varios minutos.

-Espresso era realmente dedicado a esto -Acarició la portada enternecida -¿Convivían mucho?

-Él solía mantener su distancia -Sonreí -¿Sabes? De verdad tengo que disculparme con Licorice al regresar -Suspiré tranquilo -Ahora que lo pienso, me ayudó a dar un gran paso. Supongo que en algún lugar de ese delgado cuerpo hay bondad como en todos.

-¿Eso crees?

-Era lo que mamá decía -Descansé la espalda en mi asiento 

Mi madre siempre encontraba la belleza en toda personalidad que se cruzaba por su camino, fue mi principal motor, yo era un niño que se lamentaba porque la formación requerida para llegar a ser lo que hoy me definía se volvía agotadora, ni siquiera tenía tiempo para jugar con lo niños de mi edad. Lo acepté porque ella tenía la esperanza de vivir en un mundo en el que la luz, la justicia y gloria reinaran a través de la paz, nadie tendría miedo de ser devorado o con el riesgo de ser atacado por una bestia.

Cuando la divina gracia me eligió para ser el caballero más honorable entre todos la vi orgullosa, besó mis mejillas, acarició mi cabello y habló para felicitarme, fue una gran satisfacción a pesar de que lo hizo estando en cama después de caer enferma. Los curadores intentaron muchas cosas, sobre todo cuando quedó inmóvil, nada fue efectivo. La situación me destrozó el corazón, quedar por mi cuenta sin el calor de sus abrazos, sus besos perfumados, las canciones que me tarareaba antes de dormir... Y sin esa rosquilla glaseada que llevaba a mi habitación con un vaso de leche tibia para que comiera mientras leía algún cuento popular.

Llegar a nuestro reino me levantó el ánimo, dedicaba mi tiempo a ser servicial o convivir con los habitantes, protegerlos era mi obligación, el resto lo hacía con el corazón en la mano. Fue sorprendente enterarme que alguien declinaba todas las invitaciones a nuestras fiestas más divertidas, antes de conocerlo no comprendía sus acciones, admito que me irritaba demasiado hasta que lo vi, caí rendido ante el enamoramiento.

Entendí que en realidad su intención nunca fue causar problemas sino que vivía encerrado en su mundo de libros con conocimiento fuera de mi alcance, a diferencia de otros que me parecían sospechosos. Se comportaba frío, fingía molestia con mi presencia pero su calidez siempre fue evidente, cuando conocí a los señores Espresso reuní las piezas faltantes del rompecabezas de su misterioso ser ¿Tanto temor existía en él? Me preocupaba saber que vivía con cientos de dudas respecto al amor, leer su escrito cambió todo porque ahora estaba dispuesto a ser paciente en demostrarle que vivir el amor era una maravilla, brindarle cada muestra de afecto que no recibió.

La ciudad donde creció era preciosa aunque el estruendo urbano me hacía extrañar la tranquilidad de nuestro hogar, el cielo despejado me agradaba, Latte se alejó con intención de visitar una tienda de sombreros para brujas, de distintos colores y muy elegantes.

Cuchillos De Papel | Madeleine x EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora