Releía esas tarjetas repletas de palabras acarameladas que me generaban una sola interrogante: ¿De verdad alguien pensaba esto de mí? Admito que algo en mi pecho se agitaba ante una idea tan absurda como lo era el romance, toda la vida me refugié en los libros en los que ahora guardaba con recelo las tarjetas del remitente misterioso, cuyo diseño minimalista y la elegancia en la letra cursiva traían paz a mi mente. Por otro lado la tarjeta colorida del verdadero Madeleine que me seguía al trabajo todas las mañanas explotaba entre el resto, aunque su tarjeta no daba señales de algún sentimiento.
Una ráfaga de viento golpeó contra mi rostro alborotando mi cabello, las tarjetas volaron como si fueran hojas otoñales quedando esparcidas por el césped, no sé que clase de hechizo me aferraba a ellas, era difícil admitir que probablemente quien estuviera detrás de esto se volvió una motivación para dejar atrás ese miedo que poco a poco devoraba mi juventud, pudriéndo cualquier alegría hasta convertirla en una capa de amargura imposible de penetrar.
Reconocí las botas de Madeleine cuando se acercó, se colocó sobre sus rodillas para ayudarme a reunir cada dedicatoria ¿Por qué me sentí tan decepcionado al enterarme que el responsable de esto no era Madeleine?"Dulce Espresso"
¿Acaso él me veía como el amargo Espresso al igual que todos los demás? Levanté la cara, ahí estaba tan relajado como todos los días siendo servicial y encantador con todos.
-¿Por qué te importan tanto? -Preguntó con una seriedad inesperada -¿Estás enamorado?
-¿Amor? ¿Piensas que yo desgasto mi mente en pensamientos de adolescente? -Regañé ofendido.
-Si necesitas hablar con alguien... Yo estaré ahí, porque somos mejores amigos -Sonreí sin darme cuenta, esta vez no negué esa amistad -¿Lo somos?
-¿Y tú no tienes algo que contar? -Madeleine abrió la boca inseguro -Comprendo...
-Tú sabes perfectamente que no soy de aquí, llegaste antes que yo -Asentí juntando todos los escritos dentro de mi portafolio -A-Algunas veces tengo miedo de fracasar -Mi interés por la conversación creció -¿Y si no puedo proteger el reino como todos esperan? Me preparé toda la vida para esto, tanto que... Mi vida está algo vacía. -Colocó el ultimo par de papel dentro de mi bolso, se puso de pie, extendió su mano hacia mí así que recibí su ayuda para ponerme de pie. -Quiero que todos sean felices aquí, mi sueño es ver una enorme sonrisa en todos los que viven aquí -Agregó mientras yo sacudía la tierra de mi ropa -Entrené mucho para llegar aquí, fui el elegido, estoy orgulloso lo admito... Aunque también admito que suelo sentirme solo.
-¿Has pensado volver a dónde creciste? Ya sabes... Para recibir apoyo de tu familia, las personas con las que te criaste.
-Claro que sí, confieso que fui bastante positivo cuando llegué, sin embargo,al cabo de un par de semanas llegaron las dudas ¡Quise volver! No tenía a nadie... Las razones para estar aquí poco a poco desaparecían... -Sacudió la cabeza, hubo una pausa larga -Entonces... Conocí a alguien y me enamoré -Sus ojos se clavaron en mí.
-Oh... Vaya -Dejé escapar algo decepcionado. -Pobre alma desafortunada.
-Es la primera vez que siento algo así -Caminó hacia el puente de piedra por el que un hermoso arbol de flores moradas se estiraba para dar sombra a los enamorados que buscaban refugio e intimidad ahí -Debe parecerte muy tonto ¿Verdad?
-¿Quién es? -Interrogué con frialdad
-Eh... Bueno es muy atractivo -Se sonrojó -Es delgado con un cabello tan oscuro, su piel hace un contraste maravilloso con la mía -Me senté al borde del puente inexpresivo -Es tan inteligente, disciplinado... Además hace magia. -Lo último fue dicho apresuradamente con la cara tan roja que me preguntaba si era normal.
-¿Es Latte? -Esa pregunta lo horrorizó -Tienes razón, ella no es disciplinada además agrega leche al café.
-¿Tú estás enamorado? -Tomó asiento cerca mío, estiró el brazo detrás de mi espalda hasta descansar su mano sobre la mía rodeando mi cintura ¿Trataba así a todos sus amigos? Giré la cabeza hacia él, esto era un abrazo muy extraño -¿Te gusta estar así?
-Sé sobrellevar el hecho de que seas un cavernícola. -Se echó a reír -La respuesta a tu pregunta es: nunca. Ni siquiera sé quien está detrás de esto -Agarré una de las tarjetas- aunque con sus acciones puedo concluir que se trata de un cobarde. ¿A ti no te incomoda esto?
-Para nada, sólo temo que caigas al agua -Echó un vistazo al agua cristalina que realizaba un trayecto lento mientras un par de pétalos flotaban en esta.
-Sabes que puedo volar ¿Cierto? - Enarqué la ceja
-¿Tu no temes que yo caiga al agua?
-Bueno... Este lugar no tiene fama de cumplir deseos. -Esbozó una sorisa y yo lo imité.
-Gracias por escucharme -Con su mano desocupada levantó mi flequillo para descubrir mi rostro -Quiero estar siempre contigo.
Al notar dos figuras acercarse para cruzar el puente me separé con las mejillas rojas, eché otro vistazo al interior de mi portafolio, después en Madeleine que caminaba junto a mí sereno ¿Por qué lograba percibir que la existencia de estos escritos lo inquietaba? Cogí todas para depositarlas en el bote de basura más cercano, avancé un par de pasos hasta que Madeleine tiró de mi capa con amabilidad.
-¿Necesitas algo más? -Pesqué mi libro de magia para leer camino a casa.
-¿Sabías que están organizando un baile en el palacio? Habrá un delicioso banquete y la mejor música.
-Acabo de enterarme por ti.
-Debo llevar una pareja, todos tendrán una. -Rascó su nuca -¿Quieres acompañarme?
-Revisaré mi agenda, he programado un par de prácticas para perfeccionar mi magia. ¿Por qué no invitas al individuo del que estás enamorado? -Recibí una mueca rara -Quiero decir que seguramente la pasarás mejor...
- La verdad es que... Creo que ya consiguió pareja -Agitó las manos con ímpetu
-Eres malo mintiéndo -Crucé los brazos. Daba la impresión de ser otro Madeleine, más natural, espontáneo que no fanfarroneaba cada cinco minutos ¿Merecía la oportunidad de volverlo alguien cercano en mi vida? Después de todo teníamos más en común de lo que alguna vez pude imaginar. -Acepto -Sus ojos resplandecieron llenos de ilusión.
-Ahora corre a tu casa -Dio un empujón brusco.
-¿Qué? ¿qué carajo sucede contigo -Ajusté mis anteojos torcidos gracias al inesperado impulso.
-Quiero que te vayas, intentaré alejarme de ti hasta el día del evento.
-¿Ah?
-Discúlpame, Espresso -Expresó decidido -No permitiré que cambies de opinión.
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Cuchillos De Papel | Madeleine x Espresso
FanfictionDonde Espresso recibe tarjetas en las que Madeleine le confiesa sus sentimientos. 📣 No estoy acostumbrado a escribir galletas por lo que probablemente los personajes sean tratados como humanos. Este fanfic fue escrito a principios del 2021 hay deta...