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Raquel cayó al suelo apenas y podía mantenerse en pie, el sufrimiento estaba acabando con ella pero ¿qué importancia tenía todo ya? Su vida era lanzada al precipicio sin fin.

-¡¿POR QUÉ?!- Gritó hasta quedar sin voz. ¿Dónde había quedado la vida que ella tanto soñó? Ya no existía y nunca había existido.

El llanto y el dolor la sumergieron en un profundo sueño, entró en aquel mundo donde la paz y la armonía la acobijaron calmando el gran terremoto de emociones que comenzaba a desatarse dentro de ella.

Sintió un leve dolor en su cuello, la posición en la que se había dormido era la causante de tal molestia, sentía sus ojos hinchados a causa del gran río que había brotado de sus ojos cafés y la sangre, se había secado en su ropa. Por un momento había olvidado todo, el vacío y el dolor que sintió cuando vio a Alejandro besando a otra mujer que no era ella había desaparecido pero todo volvió a su lugar cuando despertó ¿por qué todo no era una simple pesadilla? ¿Qué habría pasado con aquella mujer? El gran cansancio que tenía sobre su cuerpo y la jaqueca que la acompañaba hizo que cambiara de opinión respecto a ir al hospital para saber algo de esa mujer y prefirió llamar.

-Buenas tardes, hospital Santo Domingo- Respondió una voz que aunque pareciera educada, era áspera y fuera de lo común.

-Buenas, llamo para saber acerca de una mujer que llevaron hace aproximadamente...- Miró su reloj. -Hace tres horas, ha habido un accidente y alguien la ha arrollado- Mintió.

-No pudimos hacer nada, lo siento. Falleció luego de que su esposo estuviera con ella-

Esposo. Se sintió miserable, se imagino al hombre llorando la pérdida de su amada y cayó en la conclusión de que la vida, es un tanto irónica, unos tienen lo que quieren y lo desaprovechan y otros... Otros tienen lo que quisieron y sin embargo, la vida se los arrebata de la peor manera.

-Muchas gracias por su tiempo, hasta luego- Y colgó.

Una sensación de náusea le recorrió el cuerpo, su mente era un gran hoyo negro... No había salida alguna.

Decidió irse a darse un baño, quizás si se relajaba un poco podría pensar las cosas con mejor claridad, se desprendió de aquellas prendas llenas de sangre, le recordaban que era una asesina y se sumergió bajo el agua.

***

El tiempo no parecía detenerse para Sergio, estaba recibiendo las condolencias de todos sus familiares y sus amigos... Vio de nuevo el ataúd donde habitaba el cuerpo sin vida de su esposa, había tratado de ser fuerte y no llorar pero aquel esfuerzo fue en vano, las lágrimas ya estaban empapando sus mejillas.

-Hijo, cuando lo siento- Maria la madre de Sergio lo abrazo muy fuerte uniéndose a su dolor.

-Gracias por estar aquí mamá-

Poco a poco aquellas personas fueron despareciendo quedando solo Sergio, los padres y hermanos de Ana y por supuesto, Maria, la madre de Sergio.

Él les había pedido cortésmente que se encargaran de lo que faltaba, estar en ese ambiente lo deprimía aún más. ¿Cómo iba a seguir adelante? La falta de la presencia de Ana le oprimía el pecho, era como si alguien hubiera disparado dándole justo en el corazón haciendo que todo el vacío existente lo invadiera.

***

Estar bajo el agua hizo que Raquel se relajará, el dolor al recordar aquella imagen en el consultorio de Alejandro, le desgarraba el alma y luego El cuerpo de la mujer sin vida en el asfalto ¿qué debía hacer? Por primera vez, decidió controlar sus impulsos y llamo a Isabella, su mejor amiga, al cuarto repique, reconoció la voz cálida, paciente y aguda de su amiga.

Amor asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora