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Sus labios hacían un perfecto rompecabezas, era como si hubieran sido diseñados el uno para el otro.

La mente de Raquel estaba fuera de este mundo, la conexión que sentía con los labios de Sergio era mágica, ¿cómo ocurría esto? Sergio solo sentía una inmensa felicidad mientras besaba a Raquel, aquello que estaba pasando era único, la mano de Sergio subió lentamente por el muslo derecho de Raquel, se sentía afortunado de tocar aquella piel brillante y delicada, continuó subiendo hasta llegar las costillas de Raquel.

De pronto sintió la mano de Sergio tan cerca de sus senos, reaccionó, abrió rápidamente sus ojos y vio como Sergio la besaba apasionadamente, sintió la mano de él en su seno derecho, bajo sus manos de la espalda de él para luego alejarlo. Sergio reaccionó, vio el rostro de Raquel... Reflejaba mucha vergüenza y él se sintió culpable de ello.

-Lo siento- Se disculpó Raquel bajando su mirada.

-No tienes porque, la culpa fue mía, yo te bese y entonces-

-Y entonces yo te correspondí y eso me hace culpable- Le interrumpió Raquel. -Me apena muchísimo lo que acaba de pasar-

-Hagamos algo, yo lo olvido y tú también... ¿Vale?- Le guiño el ojo.

-Si claro- Mintió, todo aquello era tan raro ¿cómo él podía olvidarlo tan rápido? Hombre tenía que ser.

-Y bueno ahora si me voy a dormir-

-No por favor. Tú duermes aquí- Señaló un lado de la cama. -Y yo, duermo de este lado, no quiero dormir sola-

-Está bien- Raquel esbozó una sonrisa, espero a que Sergio se acomodará para que ella también pudiera hacerlo y luego darle la espalda, no tenía agallas suficientes para mirarlo a la cara.

Los pensamientos no dejaban que ninguno de los dos pudiera conciliar el sueño, ella pensaba cuan bajo había caído y él se echaba toda la culpa, estaba seguro de que Raquel lo odiaba, tras tanto pensamientos se durmieron.

La luz del día apuntando en el rostro de Sergio lo hizo despertar, vio como Raquel lo tenía abrazado y él le había correspondido ¿qué clase de broma era esa? Raquel pareció oír sus pensamientos, ella también había despertado y ambos se separaron rápidamente.

Sergio salió de la habitación sin siquiera mirar a Raquel, el día para ambos había comenzado con el pie izquierdo sin duda alguna.

La culpa que Raquel sentía la noche anterior, había desparecido sin embargo se sentía impotente por no haber tenido las suficientes fuerzas para atreverse a dormir sola. Salió de la habitación...

-Buenos días- Dijo apenada. -¿Dónde está la secadora? ¿Crees que se haya secado por completo mi ropa?-

-Buenos días Raquel, esperemos que si... Al fondo a la izquierda- Raquel fue en busca de su ropa, no estaba del todo seca pero ni modo, tenía que irse. Fue hacia el baño y se cambio rápidamente, se lavó la cara, se peinó y salió.

-Muchas gracias por todo Sergio, ya me voy-

-¿No vas a desayunar?- Pregunto Sergio desde la cocina.

-No tengo hambre y tengo que ir a ver si no se llevaron mi auto- Sergio se aproximó hacía ella pero seguía sin mirarla, busco las llaves y le abrió la puerta.

-Nos vemos Raquel-

-De nuevo gracias por todo- Y se fue alejando. Sergio sabía que ahora debía mantener distancia con Raquel, por lo menos hasta que alguno de los dos olvidara lo sucedido.

Raquel salió de allí rápidamente, pidió un taxi, sabía que su auto se lo habían llevado, ya luego iría por él... Comenzaba a sentir que aquello que paso entre Sergio y ella había sido un pecado mortal.

Amor asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora