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Alejandro seguía esperando a Sergio, en sus ojos se reflejaba mucha furia y si, él estaba totalmente molesto... Quería descargar toda aquella furia que se apoderaba de él.

***

-Insisto, se nos está haciendo costumbre quedarnos en la casa del otro- Rió Sergio.

-Cierto aunque yo no le veo inconveniente- Raquel entro a su habitación comenzando a buscar su pijama para luego darse una ducha.

-¿Qué haces?- La interrumpió Sergio, ella volteo a verlo...

-Voy a ducharme-

-Si quieres, no se.. Te puedo hacer compañía- Sonrió picaronamente, Raquel rió ante tal respuesta.

Se dirigió al baño, abrió el grifo del agua y comenzó a desvestirse.

-¿No necesitas ayuda?- Hablo Seergio quién estaba apoyado en el marco de la puerta, Raquel lo siguió ignorando dejando caer una a una cada sus prendas de vestir para luego dejarse empapar por el agua.

Él solo la observaba, estaba fascinado de tal espectáculo, espectáculo que él no se iba a perder, se desvistió y rápidamente le hizo compañía.

Sergio pego a Raquel a su cuerpo, los senos de ella chocando contra su pecho ancho y algo musculoso, busco sus labios y los unió a los suyos, sus lenguas se encontraron de nuevo y cuando ambos les costaba respirar, se separaron.

Aquella ducha había terminado en algo totalmente apasionante, de nuevo Sergio y Raquel habían dejado de ser ellos para juntos ser... Uno solo.

Raquel suspiró.

-Aún me siento en las nubes- Sonrió mordiéndose el labio inferior, ambos estaban tumbados en la cama totalmente desnudos.

-¿Y si alguna vez caes?-

-Estarás tú para evitar mi caída ¿verdad?- Preguntó.

-A partir de ahora, jamás dejaré que caigas- Beso la comisura de sus labios, luego su nariz y por último su frente, ella sonrió.

Sergio abrazó a Raquel y escuchó como la respiración de ella se relajaba, se había dormido. Era maravilloso estar cerca de Raquel, ser parte de ella, vivir en ella y si alguien se sentía afortunado ese, era él.

Raquel despertó, estaba feliz muy pero muy feliz ¿hace cuanto había dejado de serlo? Se levantó de la cama y al hacerlo vio una nota en el suelo.

"Tuve que irme hermosa. Te quiere, Sergio"

Llevo hasta su pecho aquella pequeña nota para luego suspirar...

***

Sergio había decidido ir a la oficina, quería adelantar un poco todo el trabajo que tenía, si algo odiaba era trabajar bajo presión, todo le salía mal y así nada funcionaba.

***

Conectó su celular al radio y seleccionó aquella canción que tanto la ponía de buenas, era como si aquel ritmo llenará sus poros de alegría y energía.

-Voy a reír, voy a bailar, vivir mi vida lalalala- Cantó Raquel, tomo el control remoto usándolo de micrófono, comenzó a mover sus caderas de un lado a otro... No tenía un movimiento definido pero bailaba muy bien, subió un poco más el volumen de su radio. –A veces llega la lluvia para limpiar las heridas, a veces solo una gota puede vencer la sequía y para que llorar...- Corrió hasta su habitación para pararse frente al espejo, se miró y siguió cantando a viva voz. –Voy a vivir el momento para entender el destino, voy a escuchar el silencio para encontrar el camino...- Movió su cabeza de un lado a otro haciendo que su gran melena se despeinara completamente, se sentía como una gran cantante en el escenario. –Paque llorar, paque sufrir, empieza a soñar a reír- Siguió cantado al ritmo de la canción y al terminar, se inclino hacía adelante como una estrella al terminar un gran concierto. –Gracias, muchas gracias- Dijo chistosamente. Se reprodujo otra nueva canción, la reconoció al instante... Hace unos meses atrás era su favorita, la escuchaba siempre y a cada momento. –Ya sé que fui tan idiota que te eche de mi vida por miedo a enamorarme de ti, por miedo a extrañarte, busca a alguien a quién amar, vive cada segundo como el final, que el pecado más mortal que existe, es arrepentirse...- Raquel siempre pensaba que cantar a viva voz, era uno de los mejores placeres de la vida, podías desahogarte, llorar y reír cantando. –Que no hay más ley que la verdad y es la que dicta el corazón, te pido un último favor- Respiro profundo preparándose para el coro de la canción. –Quiero que me odies, quiero que me humilles y ojalá que mientras te dure la vida me guardes rencor, quiero que me odies por favor y que seas feliz con mi dolor, has de mi recuerdo lo que te venga en gana pero no me olvides por favor...- Escuchó el timbre, fue hasta el radio bajando todo el volumen y se peino un poco, aún sentía la adrenalina en su corazón totalmente acelerado, abrió la puerta...

-Raquel- Sonrió Isabella al verla.

-Isa- La abrazo. -¿Cómo estás? Ven, pasa-

-Todo excelente, ¿todo bien con tú concierto?- Rió su amiga, Raquel se sonrojo.

-Excelente, los fans me piden otro a gritos- Rieron las dos.

-Últimamente has estado muy perdida- Isabella se sentó en uno de los sillones que ocupaba la sala.

-He estado algo ocupada- Se colocó detrás de su oreja un mechón de cabello.

-¿Tan ocupada que ni te acordabas de tú mejor amiga?- Se quejo Isabella.

-Está bien, seré directa contigo...- Sonrió. –Sergio y yo, ya somos novios- Vio como Isabella movía su dedo índice de arriba abajo.

-Eso- Celebro Isabella. –Yo sabía, sabía que iban a terminar juntos-

-Pues tú nunca fallas- Rió. -¿Y Alicia?-

-Esta con Anibal, vine también porque pienso volver al trabajo mañana mismo-

-¿Ya te sientes mejor? Sabes que puedes tomarte el tiempo que desees-

-Me siento mucho mejor, en serio y quiero sentirme útil...-

-¿Y qué harás con Alicia?- La interrumpió Raquel.

-La llevaré conmigo, estoy segura que la tía que tiene no tendrá inconveniente ¿verdad?-

-Para nada, amaría compartir más con ella-

-Entonces que no se diga más-

El resto de la tarde la pasaron conversando, aunque se vieran muchísimas veces, ellas siempre tenían de que hablar.

***

Sergio había llegado a su apartamento, se relajo y se preparo para llamar a Raquel, eran aproximadamente las siete con veinte minutos.

-Aquí Sergio, allá la reina más preciosa de todas- Dijo a través del auricular.

-Sergio, mi vida-

-¿Cómo estás princesa?-

-Muy bien ¿y tú?-

-Mejor ahora que hablo contigo-

-Que cosas dices- Rió Raquel.

-Solo digo la verdad, ¿qué tal tú día?-

-Bien, Isa vino a visitarme e interrumpió mi concierto-

-¿Tú concierto?- Rió. –No sabía que mi novia ahora es cantante, ¿y cuando le darás un concierto privada a tú novio?-

-Cuando él guste-

-Eso suena comprometedor y mucho diría yo-

-Debiste llamarte pervertido y no Sergio-

-Así que el pervertido soy yo ¿no?-

-Shi y shi- Hablo Raquel con voz de bebe.

-Eso ya lo veremos, en nuestro próximo concierto ¿verdad?-

-Por supuesto, ¿y a ti cómo te fue cielo?-

-Bien mi vida, fui a la oficina a terminar unas redacciones-

-Me salió trabajador el muchacho- Escuchó como Sergio reía, amaba el simple sonido de su risa.

-Te quiero Raquel, no te imaginas cuanto-

-Y yo a ti Sergio, muchísimo-

-¿Te parece si mañana paso por ti a la hora del almuerzo?-

-Te estaré esperando-

-Sueña con los ángelitos y mañana me dices que tal me veo con alas-

-Que iluso, te quiero, adiós- Y colgó.

Y así, ambos fueron a dormirse con una gran alegría que no les cabía en el pecho... Eran felices, felices de nuevo.

Amor asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora