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Sergio despertó con un fuerte dolor de cabeza, sus ojos se fueron acostumbrando a la luz del día y se estiro un poco, se sentía cansado, como si un enorme camión lo hubiese aplastado acabado con todo lo que él era, se estrujo los ojos con la palma de sus manos y se quedo pensativo, absorto del silencio que lo envolvía en las cuatros paredes de su habitación.

Ana.

Santiago.

Raquel.

Las tres personas más importantes de su vida y solo una había sido la culpable de todo aquello. Quería odiarla, quería despreciarla pero al contrario, día con día su corazón se llenaba más de amor por ella, por un momento admitió lo cruel que había sido con ella pero recordó el cuerpo inerte de Ana en el ataúd, pálido, frío y sin vida, su dolor aumento.

-Le di el poder de destruirme...- Pensó mordiendo su mandíbula. -... Le entregue todo de mí y aún así no le basto, no le fue suficiente- Cubrió su rostro con sus manos. -Y sin embargo te amo- Dijo en un susurro.

***

Raquel había despertado muy temprano a pesar de lo poco que había dormido, los pensamientos no se lo permitían, al despertar cepillo sus dientes y comió un poco aunque no tenía apetito debía hacerlo por su bebé.

-Buenos días mi amorcito- Rodeo su vientre con los brazos y esbozó una pequeña sonrisa.

Decidió salir y distraerse, aún sentía la necesidad incontrolable de llorar, de acabar con todo de una vez por todas.

En el centro comercial se detuvo en una tienda donde reinaban los artículos de bebé, entró y observó todo, cayendo en la conclusión de lo maravilloso que era ser madre, salió en cuanto vio como una pareja entraba al lugar muy feliz, la mujer tenía el vientre más abultado que ella y le costaba un poco caminar y el hombre solo lo ayudaba muy feliz, Sergio nunca la ayudaría ya nunca lo haría y sintió como sus lágrimas amenazaban con salir y se fue del lugar.

En una péqueña fuente de agua se detuvo y se sentó al bode de esta, algunas gotas de agua caían sobre sus hombros descubiertos pero no le importaba.

*

Habían llegado los seis meses de embarazo y con eso el día en que Raquel sabría el sexo de su bebé, luego de lo ocurrido Sergio no sé había comunicado con ella y ella tampoco.

-Bien Raquel, veamos que tal va este bebé- El doctor Jiménez comenzaba a observar a el bebé a través del ultra sonido. -Está muy bien, bastante sano aunque creo que está molesto- Rió. -No permite ver su sexo- Raquel sonrió y miro a Isabella, ella había accedido a acompañarla, sabía lo emotivo e importante que era ese momento. Tras unos minutos el Doctor hablo de nuevo. -Ya he visto el sexo ¿preparada Raquel?- Raquel asintió muy emocionada. -Es un varón, serás madre de un precioso varón- Las lágrimas de Raquel comenzaban a brotar de sus ojos, no aguantaba las ganas de tener a su hijo en brazos.

Ya en el auto, Isabella habló...

-¿Cómo se siente la futura madre?- Preguntó sin apartar la vista de la carretera.

-Muy bien, estoy muy feliz y emocionada-

-Y ¿ya tenías pensado algún nombre?- Raquel asintió.

-Estoy entre Raúl, Damián o Lucas- Pronuncio con mucha emoción.

-Yo creo que Lucas suena bien- Sonrió Isabella.

-Lucas Murillo, suena bien-

-Y...- Titubeo. -¿No piensas decirle a Sergio? Creo que debería tener la decencia de verte, tendrás un hijo de él- Raquel se encogió de hombros.

Amor asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora