•Dieciocho•

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No sabe desde qué momento exactamente, había comenzado a ver al pequeño Omega rubio como un ser bastante hermoso

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No sabe desde qué momento exactamente, había comenzado a ver al pequeño Omega rubio como un ser bastante hermoso.

Generalmente, JiMin usaba aquellas vestimentas tan grandes, que ocultaban su figura, parecía ser el mismo rubio que había conocido aquel día cuando le pidió ayuda.

Parecía seguir siendo igual de inocente y precipitado, solamente lanzándose al futuro para averiguar qué pasaría.

Acostumbraban a salir juntos hacia la universidad, era su rutina de las mañanas. Min siempre lo esperaba frente a la vivienda y el menor salía a su encuentro.

Aquellas caminatas silenciosas habían pasado a ser bastante animadas. Se habían conocido mejor y el mayor culpaba a su lobo —y quizás a sí mismo— por sentirse de repente atraído hacia ese pequeño imán rubio.

Solo unas cuantas semanas. Ni siquiera dos completamente, y YoonGi estaba como perro detrás de los huesos del menor. Había decidido que le gustaba, pero no sé lo diría, porque ante todo, Min tenía dignidad. Aunque su lobo le decía que ya era hora de conseguir su pareja, él solamente se limitaba a regalar pequeñas sonrisas y de vez en cuando abrazos al omega.

Por supuesto, aquello había avanzado, ahora el pálido visitaba de vez en cuando la casa del menor, aprovechaba las tardes que sus padres estaban fuera, llegó un instante, en el que parecía que algo ocurría, porque se veía decaído. Fue entonces cuando se enteró de que los padres del menor y él habían discutido, al parecer recientemente, pero nunca hubo una razón según las palabras ajenas.

Y YoonGi le creyó.

Lo hizo porque después de todo, el confiaba en el menor y nunca había hablado con los padres de este para poder confirmar o negar aquello.

Seguía creyendo cada cosa que salía de esos labios, una y otra vez su cabeza tomaba las afirmaciones como ciertas.

Incluso cuando cuando los demás le dijeron que abriera los ojos. TaeHyung, JungKook, Hoseok, NamJoon, cada uno de ellos había notado algo raro en el omega, pero YoonGi aún no sabía que era. Sus pensamientos estaban muy distorsionados, incluso su lobo comenzaba a dudar de la veracidad de las palabras del rubio cada vez que pronunciaba "todo está bien".

Un día, finalmente se abstuvo a una realidad con la que chocó fuertemente.

El día en que se quedó hasta un poco más tarde en el cuarto del rubio.

Cuando JiMin levantó aquel tierno suéter afelpado y le enseñó de manera orgullosa su avance. Cómo estaba llevando todo.

Pero fue más de horror que de felicidad la sorpresa.

—JiMin... ¿Qué?... —se quedó sin habla a la mitad de todo. Levantó su cuerpo de la cama donde reposaba y observó más detalladamente al menor— Habíamos terminado la dieta, y el entrenamiento. No deberías estar así.

Un Omega De Talla Grande [PJM+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora