•Diecinueve•

1.8K 253 24
                                    

Soledad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Soledad

Siempre había tenido ese sentimiento arraigado en lo más profundo de su ser.

Acabando de manera torturosa con su importancia ante la palabra. Para él, el estar acompañado era solamente algo relativo. Si bien para muchos era sumamente necesario estar con amigos o familiares, a JiMin le pareció más una dolorosa catarsis que llegaba al clímax justo cuando estaba a punto de gozar de un desenlace total.

Justo así se sentía en el momento, porque cuando más necesitaba aquello que nunca parecía importarle, ahí estaba. Sólo en esa habitación de hospital mientras el único sonido perceptible era el constante tick del reloj cuando el minutero y el segundero avanzaban.

¿Porqué tanta nostalgia?

Será quizás, porque no se había dado cuenta que en su afán de ser bueno para todos, se había estado quedando totalmente a la sombra de lo que alguna vez fue.

Irónico

Porque siempre pensó que lo que era simplemente contaba como un chiste ante los demás. Sin embargo, estando ahí, y sabiendo que posiblemente era y seguía siendo la burla de la universidad ¿Qué había ganado? ¿Para qué invirtió tanto tiempo y sacrificio en lo que era actualmente?

Se gustaba más o al menos eso llegó a sentir mientras perdía y perdía kilos. Pero la realidad es cruel y pega donde más duele. En el caso de JiMin, fue verse a sí mismo como lo que más odiaba.

Estaba ahí, en una camilla sin poder hacer nada. Sumergido en algo que él mismo había provocado, y lo peor es que había pedido incluso lo poco que tuvo con YoonGi.

No fue mucho, a penas compartían abrazos y salidas. Unos dos o tres besos inesperados que siempre fueron más iniciativa suya que del mayor.

Había perdido tanto.

Y aún así ahí estaba, teniendo que vivir con la culpa de todo aquel dolor que provocó. Solo recordar las lágrimas de su padre Omega era suficiente para sentir que su corazón se quebraba.

¿Qué había hecho?

Miró su cuerpo desde un espejo que había en el ropero de aquella habitación de hospital.

¿Quién era?

Sin duda, no el chico rubio con libras de más, que a pesar de todo siempre se veía radiante y dispuesto a todo. El que amaba con todo su corazón la comida deliciosa de su padre Baek y que siempre jugaba con su otro padre a los vídeo juegos. No, no era ese JiMin.

Este se veía enfermo, las ojeras abarcaban gran parte de las cuencas que antes no eran visibles. Sus mejillas habían pedido casi todo su volumen, únicamente los pómulos seguían siendo lo de antes, ya que su estructura ósea no dejaba un desgaste tan notable, pero ¿Y su hermosa tonalidad que parecía acariciada por el sol?

En ese instante su piel era un lienzo donde se podía hacer lo que se desee. Tan pálida que parecía muerta, estando entre dos opciones, la salud o la enfermedad definitiva.

Se daba asco a si mismo. Pero en el fondo, estaba satisfecho, no iba a negarlo. Ver su figura actual era mejor que la anterior, donde sus vestimentas podían decir fácilmente para una alfombra.

—JiMin.

Aquella voz

Salió de sus pensamientos y sintió sus ojos picar. Lo habían ido a visitar.

—Hyung.

Aquello salió tan aliviado y Feliz, que el mayor no pudo evitar acercarse para remover el cabello rubio que parecía estar más desordenado que de costumbre.

—No voy a mentirte. Te ves terrible —Tan crudo como siempre— Pero me alegra demasiado que no haya llegado al extremo. Todos estaríamos devastados si esto empeoraba, JiMin.

Podía sentir el regaño, pero estaba tan aliviado de no estar solo que simplemente dejó todo lo demás a un lado y disfrutó de lo que tenía.

—¿Y los demás? —Ignoró aquella reprenda ajena para mirar hacia la puerta. Nadie más estaba entrando.— ¿Dónde está Tete?

Su opción más segura era el Omega de cabello azul, pero no parecía estar jugando una broma. Ya hubiese salido de su escondite.

—No han venido. —Eso le dolió, pero no dijo nada— TaeHyung está ocupado con sus trabajos, JungKook tiene un partido y Hoseok ha ido a comprar algunas cosas.

Un nudo se formó en su tráquea, le impedía respirar de forma regular, pero ahí estaba, intentando hacerlo de todos modos. ¿Nunca han tenido el anhelo innecesario de que si les pasa algo, los irán a ver a su cama de hospital? JiMin lo tenía, pero más parecía una pesadilla en ese momento.

—¿YoonGi? ¿Dónde está él?

Temía tanto aquella respuesta. Pero aún así la estaba buscando ¿Qué sucedió con el alfa?

—No he sabido nada de él desde que estás aquí. Solo avisó que habías despertado. Nada más.

Mordió su labio y asiente. Luego se acomodó en su puesto observando con una pequeña sonrisa al de hoyuelos. Porque NamJoon era algo así como ese amigo que se comportaba como su padre.

—Oh, Pequeño, No sé que tenían ustedes, pero sea lo que sea, dale tiempo. YoonGi es muy orgulloso y esto que te ha pasado seguro lo afectó. Si mal no recuerdo, él ya te había dicho que dejaras lo que sea que estabas haciendo. Pero seguiste hasta este punto, no lo culpo por sentirlo como una traición, Todos nos preocupamos demasiado.

Estiró una de sus manos para tomar uno de los brazos del más pequeño.

—Solo mírate. Tan delgado, tan frágil, encerrado en esta habitación ¿Esto es lo que soñaste? —La pena inundó sus ojos sacando una lágrimas al Omega— no me gusta ver a la gente mal, ya me he encariñado contigo. Esto que te hiciste estuvo mal, pero puedes volver a estar bien. Este no es el pequeño rubio de cabello dorado que entrené el primer día. No es el JiMin que yo conozco y que todos queremos.

No aguantó, se acomodó mejor para abrazar a aquel morocho que lo ha acompañado en ese transcurso.

Aunque se separó con cuidado cuando la puerta fue abierta. Suponía que era un enfermero o enfermera de nuevo.

—Buenas tardes, Joven Park, soy su doctor personal y nutricionista. Estaré acompañándolo hasta que esté totalmente sano, hablaremos un poco sobre posibles alergias y gustos, porque haré una dieta estricta que deberá seguir para volver a poseer un cuerpo totalmente funcional. Asi que me verá muy seguido por aquí.

Le regaló una sonrisa a ambos, saludando también al acompañante del paciente. Tanto JiMin como NamJoon estaban absortos al nuevo integrante de aquella habitación, cada uno por una situación totalmente ajena a la otra.

—Oh, lo lamento, qué mal educado. Soy Kim SeokJin.


























Un Omega De Talla Grande [PJM+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora