•Uno•

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El golpe contra el suelo había sido menos doloroso de lo que imaginó que sería. Realmente, debía agradecer aquello. Pues de no ser así, no estaría curando él mismo su brazo lastimado.

Realmente, solo se le hizo un hematoma de un tamaño a penas visible a los ojos de JiMin. Después de todo, 5.2 Cm² de tonalidad violácea en su piel no era la gran cosa.

No es como que la gente se detuviese a apreciar aquellos detalles irrelevantes.

Muchas veces quisiera decir que aquello era totalmente su culpa. Desearía poder bajar de peso por su cuenta y tener aquella bonita y delgada figura de las y los demás omegas a su al rededor.

Pero no era solamente si culpa. En defensa de JiMin, es la comida de su padre Omega lo que lo hace de esa forma. Son aquellos maravillosos postres que se derriten en la boca con tan solo el salivar ¡No era su culpa! No cuando a diario, lo primero que su pequeña nariz alcanzaba a percibir era el sudor de la casa al lado del solicito aroma del desayuno.

Eso es, no era solamente culpa suya, también era de sus padres, porque no parecían tener el más mínimo interés en reducir las porciones de deliciosos alimentos y aumentar los que no son ricos pero sí saludables.

De vez en cuando, quizás cenar solamente una ensalada no sea tan mala idea. El inconveniente es cuando tiene la voluntad de hacerlo, pero esa misma noche los adultos deciden con maldad poner esas brochetas que le hacen agua la boca.

Quizás y solo quizás, la culpa era solamente suya por no ser lo suficientemente fuerte para detener su apetito voraz.

-¡JiMin! ¡Baja ya a cenar!

Eso es a lo que se refería.

Porque mientras él bajaba las escaleras a paso desganado, cada vez aumentaba más su ritmo en la corta distancia de su figura a la cocina.

Oh, aquellos rollos de cerdo que lo hacían pecar de una manera tan precipitada.

Sus ojos chocolate no podían simplemente ignorar aquellas pequeñas masitas tiernas que sabía, estaban rellenas de un dulzura inconfundible. Sería una locura solamente dejar de lado el arroz frito que en poco tiempo descansaría en su plato.

Y... ¿Qué decir de esa hermosa tarta de crema y limón? Lo estaba seduciendo, con sus engañosa y perfecta circunferencia cubierta de suavidad y crujiente masa. Vestida de un humilde color dorado que asemejaba el más cálido sol veraniego. Estaba casi seguro de que una sola rebanada contaba como a penas, una entrada.

No, los aperitivos eran para degustar en todo su esplendor. Quizás dos sea el mínimo que su cuerpo necesite para poder funcionar de manera correcta.

Se odiaba enormemente por aquellos pensamientos y aborrecía la manera en la que comía ansiosamente cada porción que se había servido él mismo.

Bajó la atenta y cálida mirada de sus padres que estaban alegres de verlo comer.

¿Sería eso un castigo? Ellos deberían haber notado que su hijo estaba con unos cuantos kilos de más. Deberían haberlo educado para mantenerse totalmente sano en vez de totalmente satisfecho.

Deberían, pero aquella idea futura le causaba una amargura extrema en la boca. Por lo que quiso cambiar el conjugar de aquella palabra a una más dulce, quizás "Debieron". Sí, sin duda lo hacía sentir menos culpable y más liviano de culpas.

La verdad es, que su papi omega cocinaba demasiado apetitoso, aunque dirigía su propio restaurante, no era de sorprenderse, Byun BaekHyun siempre había amado con toda su alma mezclar condimentos y alimentos para degustar.

Puede que JiMin, físicamente comparta en el 90% unas similitudes con el Omega mayor. Pero esta casi seguro de que lo demás era su padre alfa. Porque Park ChanYeol disfrutaba tanto como él de tragar cada cosa que se ponga en su mesa ¿Quien dijo que la comida no enamora?

Tanto el pequeño Omega de cabello rubio como aquel alfa de piel levemente bronceada estaban sumamente perdidos en un éxtasis infligido por lo que había creado el Omega de cabello castaño. Quizás sus manos eran mágicas. Ninguno de los dos lo dudaría.

Debería detenerse y hacer quizás, una dieta que lo haga bajar rápido unas libras de aquellas que cargaba sobre sus pequeños pies.

Muy probablemente caminar más podría estar en sus planes.

Puede que con eso, sus compañeros dejen de causarle problemas.

Porque su brazo dolía un poco desde la caída que le habían ocasionado con todas las intenciones palpables.

JiMin estaba más que claro de que no era la persona favorita de nadie. ¿No pueden simplemente juzgarlo más allá de la grasa que cubre su cuerpo?

Parece una tarea de vida o muerte para la población educativa de su universidad.

Tampoco ayudaba el hecho de que sus progenitores le dijeran a diario que se veía hermoso y que era el Omega más lindo de todos.

El rubio sabe que aquello era una vil mentira. Sabía que habían muchísimos omegas que podrían aparentar ser una deidad entre los mortales.

Él mismo conocía a uno que robaba suspiros de cualquier cosa viviente.

Entonces no entendía porque le mienten.

No entendía porqué no podía bajar de peso y ser como normalmente eran los demás jóvenes de su rango de edad.

Bueno, quizás descubriría la respuesta luego de Devorar aquellas rebanadas de tarta.

















Un Omega De Talla Grande [PJM+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora