CAP 51 Saldado

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Poseidón

El desespero se estaba apoderando de todo mi ser y es que por más que intentaba recuperar el control de mis extremidades o de mi poder, era tarea imposible. Traté de llamar la atención de mis hermanos. Sin embargo, esto solo me sirvió para darme cuenta que estos estaban peor que yo, ya que era como si el mismísimo tiempo se hubiese congelado dejándome la posibilidad de ser testigo de lo que ocurría.

Primero sentí la ráfaga del viendo en mi rostro, después el sonido inconfundible del aleteo de un par de grandes Alas y por último la fragancia inconfundible de aquella que creí pérdida para la eternidad.
Mágica, pero ni siquiera esa palabra podía describir lo que era ella, es que aún no fué inventado aquello que pudiera describir lo magnífica que se veía. Su esbelta figura aterrizó solo unos pasos atrás de mi contrincante olvidado. No me perdí detalle de su ser, me embriagué de su imagen por si esto tan solo se trataba de mi castigo por haberla engañado, por si esto solo era la imagen innegable del paraíso perdido antes de tener que ir a parar al infierno y ser atormentado para siempre. Porque esto no podía ser real, tal vez, yo había muerto en batalla y mi condena eterna empezaría mostrándome lo que yo tanto añoraba, lo que hasta ahora amaba en demasía y había perdido a causa de mi estupidez.

-Deja esa cara Poseidón, parece que hubieras visto un fantasma.

La voz cantarina de Jade se sintió como un auténtico golpe en la boca del estómago, todo el aire se vacío de mi interior dejando en su lugar el conocimiento de que la profecía estaba cumplida y que en efecto el ángel de la resurrección se había levantado.

-Jade. _Pude decir su nombre y cuando lo dejé salir fue como recuperar el aire de nuevo, ahí estaba ella bañada con todo el poder y conocimiento conocido. Sin embargo, esa emoción, esa satisfacción de haber logrado lo que tanto deseé brilló por su ausencia, ahora sólo quedaba la terrible angustia de saber que ella jamás iba a perdonarme y que todo lo que hice carecía de sentido, porque ahora me quedaba claro que por más desesperado que hubiese estado ella nunca debió pagar por mis crímenes.

-No perderé el tiempo explicando lo que ya sabes y te niegas a ver, así que acabemos con esto, el tiempo apremia y aquí hay mucho que arreglar.

No me perdí ninguna de las palabras que salían de sus labios, esos labios que tanto besé, esos labios que tanto me moría por besar de nuevo.

Poco a poco empecé a sentir de nuevo el control de mis músculos, yo sabía a qué venía ella. Sin embargo, me sentía nervioso y ansioso al mismo tiempo, luchaban contra el irrefrenable deseo de abrazarla y luego besarla hasta el cansancio, aunque al mismo tiempo me quedaba claro que aunque pasaran eones yo jamás podría cansarme de amarla.

-Te veo dudar dios de lo mares, ahora es demasiado tarde para la duda, lo hecho hecho está y lo que ha de ser debe cumplirse.

Con un movimiento de su mano, fuimos trasladados al lugar que siempre fué tan íntimo,ese sitio donde por eones me permití caer de rodillas y lamentarme por todo lo perdido. En el pasado culpé a tantos de mi propia desdicha que no me di cuenta que yo fuí gran protagonista en todo ello, me dejé cargar por la ira que llega tras una gran tradición, me dejé gobernar por el odio y la sed de venganza una y otra vez. El resultado fué siempre el mismo pues solo pagaron inocentes.

El ángel de la resurrección sabía exactamente a qué venía pues la profecía era clara, "quién fuese artífice en su levantamiento podría pedir un favor y el ángel tendría que cumplirlo, así estaba escrito".
Jade nunca lo supo, yo no tuve la valentía de contarle la verdad, no fuí capaz de mostrarle las consecuencias de mis errores. Ante ella siempre me mostré como quise, primero como un egolatra soberbio, después como el dios que se ganaría su corazón para así cumplir la profecia. Sin embargo, en el camino a quedarme con su amor ella también se quedó con el mío, pero mientras el de ella era puro él mio estaba manchado con mentiras y engaños. Ella era mi víctima, una víctima obligada a resarcir mis mierdas.

JADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora