Cap 32 Herencia

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Me había entregado a él y no me arrepentía de nada pues ahora aceptaba mis sentimientos con humildad. Yo no era netamente consciente en que momento la aversión que experimentaba por él se había convertido en un profundo sentimiento de amor y entrega, pero si de algo estaba convencida era que contra viento y marea quería dejar atrás tanta amargura y pensamientos negativos para pasar la a eternidad a su lado.

Me sentía tan tonta, luego de haberme entregado a él no podía evitar las constantes imágenes de él y yo juntos por toda la eternidad, es que hasta  me permití imaginar como sería traer sus hijos al mundo. Cómo sería una pequeña diosa de profundos ojos azules y cabellos rubios. Anhelo, ansia de vivir intensamente todo lo bueno que nuestro amor pudiera ofrecernos.

No es que fuera estúpida para creer que Poseidon había cambiado por el solo hecho de que ahora sí podíamos ser una pareja de verdad. Sin embargo, confiaba en qué esa amargura y las sombras del pasado oscuro que lo rodeaba pudiera ser sanado por mí como él me estaba sanando a mí. La anterior era una promesa, un juramento. Yo me daría a él en cuerpo y esencia para que el dios de los mares recuperara su felicidad y porque no, apostar a que algún día la relación con mi padre pudiera mejorar.

Luego de que me llevó a ese maravilloso lugar donde pasé uno de los mejores momentos de mi existencia él se alejó, no se lo reproché y tampoco lo haría porque algo me decía que esa profunda conexión y ese sentimiento subrealista que ahora me embargaba él de seguro también lo sintió. Entonces le daría el tiempo que necesitara y de ese modo yo también podría hacerme a la idea de que a pesar de mi juventud encontré lo que tanto envidié de la relación de mis padres, el poder encontrar la mitad de mi alma.

***

Tina.

Abrí los ojos y me encontré en un lugar que en definitiva no era mi casa, el cuerpo me dolía como si hubiese corrido un maraton. Sabía donde estaba solo que no tenía idea de cómo o cuando había regresado a este lugar.
Salí de la gran habitación con la intención de encontrar a alguno de mis amigos y afortunadamente me encontré con Jade quién se veía un poco distraída, ya que, solo reparó en mi presencia cuando le llamé.

-Tina por fin has despertado, ¿Cómo te sientes?. _Dijo ella mirándome a conciencia con una arruga de preocupación en su frente.

-Mmm se que te aparecerá extraño pero nos fuimos de fiesta o algo así. _Dije con la firme intensión de aclarar de una vez por todas la nube negra que no me permitía ser dueña de los últimos acontecimientos de mi vida y mucho menos cómo fué que llegue a este lugar si se suponía que ante Jade yo no debía recordar nada.

-No recuerdas nada. _Afirmó Jade mientras me guiaba de nuevo a la habitación en la que desperté. - Estuviste extraña y muy enferma, creo que Poseidon te curó.

-No lo recuerdo, pensé que había pescado una buena borrachera. _Dije mientras me esforzaba en recordar algo que me revelara que pasaba, pero nada llegó.

-Tenías mucha fiebre y no veía como podía pararla. _Explicó Jade contrariada.

-Entonces creo que fué gripe o algo así. _Respondí restándole importancia. - Por otro lado quiero pedirte perdón por ya sabes....

-No pasa nada, por favor disculpame por haber querido borrar tu memoria ahora veo que fue un error. _Dijo Jade con humildad y ese gesto me hizo quererla mucho más, la chica si que era una buena amiga.

En ese momento una profunda tristeza y preocupación se apoderó de mí, era tan profunda que no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas al ver a mi mejor amiga. En definitiva me estaba enloqueciendo o eran las hormonas.

***

Jade.

No podíamos retrazar más nuestro regreso al mundo humano, ya habían pasado varios días en su tiempo y si no apareciamos pronto esto podría generar algún tipo de sospecha entre los conocidos y familiares de nuestra amiga. Tina seguía muy extraña y por más que Poseidon me hubiese dicho que todo andaba bien, seguía sintiendo en mi interior que había algo más, por ello decidí acudir a alguíen que sin duda me ayudaría a descifrar que secretos guardaba Tina.
Llegué al local donde sabía la encontraría, me sentía nerviosa porque últimamente no me había portado bien con ella y temía que me mandara muy a la Mierda si le pedía algo.

La encontré concentrada limpiando una de las vitrinas de su local de tatuajes, lucía bastante concentrada en la tarea aunque yo sabía que era consciente de mi presencia aunque quisiera fingir.
Me acerqué a ella y sin más preámbulos fuí al grano.

-Sé que he sido una perra contigo, pero necesito que me ayudes. _Géminis conectó su verde mirada con la mía y sin decir nada me tomó de la mano y me guió aun lugar más privado.

-Sabes que te debo mucho Jade, haré lo que sea que necesites.

La declaración de Géminis me hizo sentir culpable por la forma en que la había tratado. Sin embargo, aún no me sentía lista para tener esa conversación con ella, entonces ignorando por completo el pinchazo que sentí en mi interior asentí y procedí a narrar mis sospechas y lo que necesitaba que hiciera por mí. A cada momento odiaba más el hecho de no tener mis dones, pero gracias a Poseidon y la promesa de que me ayudaría a recuperarlos lograba aguantar mi frustración.

-Traela aquí, yo sabré si mi padre reside en ella con solo mirarla de cerca.

Sin perder tiempo llamé a Tina para encontrarnos en el lugar de Géminis, no quería dar más largas a ese asunto. El hecho de que siquiera hubiese una pequeña posibilidad de que mi mejor amiga fuese Jápeto dolía demasiado, ya que sabía perfectamente que debía hacer si todo resultaba ser cierto.

***

Géminis.

Tenía claro que lo mejor era avisar a Fénix de las sospechas de Jade, pero también sabía que si lo hacía terminaría de aniquilar la poca confianza que Jade tenía en mí. Por lo anterior así me ganara una buena pelea con Fénix debía callar por lo menos hasta estar segura de lo que estaba sucediendo.

La joven a simple vista parecía humana y mortal. Casi estuve a punto de indicarle a Jade que sus sospechas era erradas hasta que algo en su mirada llamó por completo mi atención.

-Entonces quería presentarte a Géminis, ella es la compañera de mi hermano. _Dijo Jade a la chica llamada Tina.

-Es un gusto conocerte Tina. _Extendí la mano en un gesto muy humano con la intensión de tener contacto con la chica.

Y allí lo sentí Tina era humana y mortal, todo en ella gritaba humanidad, pero no era una humana cualquiera en su interior residía una herencia antigua que pensé se había extinto en nuestro mundo o por lo menos eso databa la historia. No me cabía duda Tina era un Oráculo. Esa era su herencia, en su sangre residían restigios de sangre de vidente. Sin embargo, hubo algo más que llamó mi atención, me sorprendió el hecho de que alguíen poderoso selló su ojo y el rastro de poderío era claro para mí.

***

Jade.

Fué sólo encontrar mi mirada con la de Géminis para saber que en definitiva descubrió algo, ansiaba saberlo y rogaba porque no fuera lo que tanto estaba temiendo. Sin embargo, si ese algo significaba peligro no podíamos permitir que Tina fuera consiente de ello. Así que valiendome de más mentiras me despedí de mi cuñada con la intensión de dejar a Tina en su casa y regresar a develar de una vez por todas el misterio que sabía ella guardaba en su interior.

***

Helia.

Estaba cansada de seguir a la zorrita de Poseidon por todas partes, necesitaba que estuviera sola pues no podía arriesgarme a que pudieran quedar testigos de las órdenes de mi señor. Ahora que sabía que él la poseyó un odio irreflenable se apoderó de mi interior, ella le afectó de la forma en que yo siempre quise afectarle. Sin embargo, eso no importaba ya porque después de todo su historia de amor  terminaría mucho antes de haber empezado.

Tenía que ser paciente, debía esperar el momento exacto así nada saldría mal y mi señor estaría a gusto con el resultado.

**Mucha espera lo sé, pero esto comienza ahora, por fin las cartas se levantan y sabremos quién es quién.
Pd. Desliza que hay otro cap**

JADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora