Cap 46 Voluntad

1.8K 284 40
                                    

Tánatos.

Escuché con atención lo que Afrodita tenía por revelar, dejé que narrara sin asombrarme en absoluto por sus palabras.

-¿Crees que la chica este mintiendo? _Indagó la hermana de Hades, mirándome con algo de Impaciencia.

-En lo absoluto. _Respondí mientras servía dos buenas copas del vino de Dionisio.

-¿Que debemos hacer?, Jade pide ayuda, su madre está desaparecida, su padre  y hermano han perdido la razón. Solo quedamos nosotros tenemos que hacer algo.

Me quedé mirando sus ojos impacientes, le quedaba poco para perder la paciencia en mi presencia y yo no podía culparlo, incluso podría adivinar que sino me ha lanzado un buen golpe es por ser quien yo era.

-¡Pero que Mierda les pasa a ustedes, vengo a decir que Jade clama por ayuda y te quedas ahí bebiendo ambrosía como si te valiera una Mierda!

-Afrodita. _Le llamé a la calma.

-Espera un momento, tú ya lo sabias verdad. _Dijo mientras uno de sus labios temblaba a causa de la ira. Que perceptiva era esta diosa, poderosa como ella sola y una fuerza interna que hasta ella misma desconocía.

-Si y no. _Contesté con simpleza.

***

Perséfone.

Todos reunidos esperando con Impaciencia mi decisión, decisión que tenía clara pero que de igual forma quise procesar durante toda la noche. Era verdad, una oportunidad así jamás se volvería a presentar y es que parecía que todo al fin se estaba poniendo en su lugar, que la espera valió la pena y que con prontitud cada uno de mis enemigos pagaría con creces cada una de sus ofensas.

-¿Cuál es tu decisión?_Preguntó mi más reciente aliado con Impaciencia.

Su Impaciencia me dotaba de diversión, teniendo en cuenta que este pobre sujeto se encontraba tan ávido de poder que tan solo no se daba cuenta que sus servicios ya no eran necesarios. Sin embargo, permitía que llegara hasta las últimas consecuencias sólo para ver la cara de idiotas de los Olímpicos al darse cuenta que casi durmieron con su enemigo. Dicho pensamiento me hizo sonreír, esto me llenaba de placer, un negro placer que hace muchos años no experimentaba.

-Vamos por todo. _Dije con diversion.

Todos nuestros aliados dieron un grito de victoria, aquellas criaturas desagradables chillaron llenos de emoción y en cada uno de los ojos de aquellos que nos acompañaban vi lo mismo que veía cada que admiraba mi rostro en un espejo, deseo de sangre, sed de la más cruda de las venganzas.

***

Tina.

Desde que Afrodita desapareció llena de determinación para encontrarse con aquel que nos ayudaría a traer a Jade de vuelta, me la pasé escondida en uno de los laberintos del Jardín, aquello me daba una falsa seguridad aunque en el fondo sabía que si era su deseo encontrarme Zeus daría conmigo en menos de lo que digo mami.

Por eso cuando la rubia se materializó pegué un brinco y no porque me hubiese sorprendido sino porque la ansiedad estaba a punto de acabar conmigo.

-Dime por favor que ya sabes como podemos traerla. _Dije sin rodeos.

La rubia se quedó mirándome con cara de circunstancia y pude notar que no traía buenas noticias, que en efecto no logró lo que ambas deseábamos.

-Esto es una auténtica Mierda. Él solo dijo que ella no estaba perdida, ni encerrada, dijo que sólo estaba ausente. No quiso venir a verte, dijo que él no podía hacer nada para traerla, que nadie podía hacer nada. _Escuché maldecir a la diosa, luego todo en mi interior se contrajo en pura decepción y sin poder evitarlo las lágrimas de frustración que venía reteniendo desde que saqué lo que tan celosamente ocultaba, empezaron a rodar por mis mejillas.

JADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora