Capítulo I

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Tessa

Un nuevo día y una nueva escuela en Rockport, Texas, la cuidad natal de mi madre y donde actualmente vive mi abuela materna.

Es mi último año de instituto, que debía ser el mejor junto a mis amigos, pero la vida no siempre nos da lo que queremos y nos tuvimos que mudar, porque mi abuela sufrió un derrame cerebral hace un mes, que la dejó con algunas secuelas y, al ser mi madre su única hija, decidió que lo mejor era que viviéramos con ella mientras hacía su rehabilitación.

No me quejaba, amaba a mi abuela, pero quería vivir mi último y épico año de instituto junto a Landon y Trevor, mis mejores amigos. No es que fuera una chica popular, sobre todo entre mis compañeras, ya que era más bien la nerd de la clase, la chica que leía novelas y que sacaba sobresalientes, pero era la capitana del equipo de literatura avanzada y este año era el concurso regional, donde se supone que yo representaría a mi instituto. Solo por eso estaba triste y por dejar a mis confidentes a miles de kilómetros de distancia.

—Tessa, ¿Estás lista? —preguntó mi mamá desde la planta baja.

—Sí, bajo en un minuto —contesté arreglando mi vestido de flores y cogiendo mi chaqueta de jeans.

—Te ves hermosa Tessi —murmuró mi abuela desde su silla de ruedas.

—Muchas gracias abuelita —respondí besando su mejilla —Ya me voy o llegaré tarde —agregué cogiendo mis llaves.

—Ten cuidado Tessa —dijo mi madre despidiéndome en la puerta —¿Recuerdas cómo llegar? —agregó enarcando una ceja.

—Sí mamá, hicimos el recorrido muchas veces como para olvidarlo —respondí sonriendo —Nos vemos, te quiero —agregué y me subí a su auto. Ella quería ir a dejarme al instituto, pero no podíamos dejar sola a mi abuela, aunque tuviera mil enfermeras encima.

Unas vez que aparqué el auto frente al East Rockport High School, hice varios ejercicios de respiración para infundirme valor. No era muy sociable y estaba claro que al llegar al último año de instituto no sería fácil unirme a algún grupo o al menos eso pensé.

—Tú puedes Tessa, tú puedes —susurré para mi misma mientras me bajada del auto.

Comencé a caminar en dirección a la entrada del instituto y sentía que no encajaba ahí, sobre todo al sentirme observada por un grupo de adolescentes pijos que cuchicheaban entre ellos. Llegué a pensar que me había manchado con pasta dental la ropa o que me había venido el periodo, pero al mirarme disimuladamente me di cuenta que no era así.

Solo esperaba que esos chicos no fueran de mi clase, aunque a juzgar por sus miradas curiosas, ya sabían que era la "chica nueva" del East Rockport High. No era difícil identificar quienes pertenecían y quienes no, como yo.

Dejando a un lado las miradas curiosas, seguí caminando en dirección a la secretaria para recoger mi horario y un mapa del instituto, además de ver la posibilidad de apuntarme a algún taller extracurricular.

Iba en camino a mi primera clase, cuando por segunda vez me sentí observada, pero esta vez no tuve tiempo de reaccionar, ya que de un momento a otro tenía a un chico alto besando mis labios. Como acto reflejo me separé y le propiné una gran cachetada en su mejilla izquierda.

— ¡¿Qué mierda te pasa?! —vociferó el desconocido, claramente molesto y sobando su mejilla.

—¡Qué te pasa a ti! ¡Cómo se te ocurre besarme! —grité poniéndome roja de cólera.

—¡Eso nunca te ha molestado antes! —gritó en respuesta.

—¿Disculpa? —pregunté confundida —Ni siquiera te conozco —agregué al tiempo que me daba cuenta del escándalo que estábamos montando frente a todo el instituto.

—¿Es una especie de broma? ¿Un juego de roles? Tu vestida así —dijo apuntando mi ropa —Con esas alpargatas viejas y esa coleta baja... ¿Quieres jugar a la chica virgen come libros o qué? —agregó —Cariño, eso dejémoslo para la intimidad, que el papel de santurrona no te queda —susurró acercándose nuevamente a mi y soltando mi coleta.

—Aléjate de mí o te juro que voy con el director ahora mismo —musité a la defensiva mientras el chico se acercaba más y más a mi cuerpo.

—Cuando se te pase esta crisis de identidad, avísame nena, que no estoy de ánimo para lidiar con esta mierda ahora —dijo y se marchó, dejándome ahí en medio de pasillo bajo la atenta mirada de cientos de estudiantes curiosos y entrometidos.

Menudo primer día y ni siquiera había comenzado. Me sentía vulnerada por el beso que aquel chico me robó y sobre todo porque había sentido cosas bajo su presencia. No había besado a nadie desde mi ex novio Noah, con quien solo duré un mes saliendo porque me di cuenta que no teníamos nada en común, a excepción del club de ajedrez. Mamá puso el grito en el cielo, porque según ella era el chico ideal para mí, pero al final acabó entendiendo que mis prioridades eran otras por ahora.

Gracias al incidente del pasillo, llegué unos minutos tarde a mi primera clase, pero al ser nueva, el profesor me lo dejó pasar, no sin antes presentarme frente a toda la clase, como si fuera una alumna de primer grado. Todos me miraban curiosos, incluyendo el profesor y varias veces estuve tentada a decir ¡tengo un tercer ojo que me miran tanto! Pero me contuve y traté de poner atención a la clase de matemáticas.

Luego de cuatro clases más, por fin podía irme a casa. Lo único que quería era salir de ahí y llamar por teléfono a Landon para contarle que tan malo había sido mi primer día. Ambos apostamos que sería terrible, pero nunca pensé que tanto y mucho menos que un chico me besaría nada más entrar.

—¡Emma! ¡Emma! Detente —escuché que decían a lo lejos, pero como yo no era Emma seguí caminado en dirección a donde había aparcado el auto de mamá.

—Emma, ¿estás sorda o qué? —preguntó la chica llegando a mi lado y la miré con un signo de interrogación en mi cara —Todo el mundo está hablando de tu cambio de look y de la cachetada que le diste a Scott ¿Qué rayos te pasa hoy? —preguntó.

—¿Me hablas a mi? —pregunté mirando hacia todos lados.

—¡Ni siquiera fuiste al entrenamiento hoy! —chilló.

—Creo que te confundiste, soy Tessa, Tessa Young —dije y su cara pareció perder el color.

—Mierda —vociferó y salió corriendo.

¡Que tiene en la cabeza todo el instituto el día de hoy! -grité para mi y me subí al auto.

ZWILLINGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora