—¡JeNo! Creí que llegarías más tarde.
YoonA sonreía con dulzura mientras hablaba, sorprendida de que el muchacho hubiese llegado antes de lo previsto. Se limpió las manos mojadas en la falda de su vestido, y tomó más platos del juego de vajillas azules para acomodarlos con simetría en la mesa.
¿Por qué él... ? ¿Por qué está aquí?
—Lávate las manos para almorzar —continuó la mujer.
JeNo agachó la cabeza en una reverencia rápida antes de contestar: —Comeré después.
Lucía tan sereno como de costumbre. Su voz se oía en calma y su expresión no variaba, ni siquiera parecía tensarse. Era como si fuese ajeno al desconcierto de la situación. ¿Cabía la posibilidad de que no fuese de su interés? ¿O es que simplemente había dominado el arte de ocultar las emociones con tal éxito que resultaba imposible identificar algún atisbo de confusión en su rostro?
Cuando el muchacho se aproximó a la escalera, la mano de JaeMin se aferró con fuerza a la baranda. Estaba nervioso y, al mismo tiempo, se sentía perdido. Ver a JeNo en la casa de SungChan lo había dejado con la mente en otro planeta. Sus rodillas no respondían y tenía los pies tan pegados al escalón que creía que, de hacer un movimiento, caería de rostro contra el suelo.
—No, no —lo detuvo la mujer, tomándole del brazo—. Siéntate con nosotros. No está bien que almuerces a deshora.
Había sopa de tofu en su plato, estaba caliente y olía muy bien. JaeMin la hubiese devorado con gusto de no ser porque JeNo estaba sentado en frente de él.
Aún no terminaba de procesar el hecho de que el muchacho del que estaba enamorado vivía en esa casa, y ahora se encontraban almorzando en la misma mesa. ¿Cómo era posible eso?
—¡Ah! —exclamó YoonA, llamando la atención de los tres estudiantes—. No se han presentado adecuadamente. JeNo, él es JaeMin, un amigo de SungChan. JaeMin, él es JeNo, mi sobrino.
... ¿Sobrino? ¿¡Qué!?
—Este año empezaste a estudiar en Yulyeong, ¿verdad? —le preguntó la mujer.
JaeMin parecía haberse quedado dormido con los ojos abiertos. SungChan, a su lado, tuvo que darle un suave codazo para instarle a reaccionar.
—... Sí —contestó, agachando la cabeza y observando su sopa que, por desgracia, comenzaba a enfriarse.
¿JeNo y SungChan son primos? ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo... ?
—Entonces, es normal que no conozcas a JeNo aunque vayan a la misma escuela.
—Sí nos conocemos... —murmuró sin pensar.
Las cejas de YoonA se elevaron en sorpresa.
—¿De verdad?
JaeMin asintió lentamente, todavía con la mente perdida.
—Es cierto —confirmó SungChan, rascándose la nuca y sonriendo avergonzado—. Van en la misma aula... Acabo de caer en cuenta.
—¿Es así? —la mujer miró a JaeMin con curiosidad—. Creí que estarías en la misma clase que SungChan. Pero, entonces, ¿cómo se conocieron?
—En la biblioteca...
—Sí —confirmó el alto muchacho—. Coincidíamos mucho en la biblioteca.
—Oh, ¡eso es muy lindo! A mi primer enamorado también lo conocí en la biblioteca.
JaeMin, quien comenzaba a reponerse de la sorpresa, al escuchar esto, se atoró con la sopa. Empezó a toser y parte del líquido tibio cayó sobre su camisa blanca, manchándola.
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El niño que podía ver fantasmas (Nomin)
FanfictionDe cabellos castaños naturalmente desordenados, ojos redondos y una brillante sonrisa que no sabe que tiene, Na JaeMin posee el particular don de ver fantasmas. Temeroso de su extraña habilidad, está acostumbrado a huir cada vez que es atormentado...