Capítulo 2

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Hundido en su asiento y escondiendo parte de su rostro tras un libro del que ignoraba todo contenido, se encontraba Na JaeMin con la mirada fija en cierto estudiante. Parecía hipnotizado.

El muchacho sentado al frente del aula lucía como una flor de invierno. Su piel era tan blanca y tersa que parecía nieve pura; su cabello negro caía como cascada sobre su frente, cubriendo ligeramente aquellos ojos rasgados; y tenía la nariz perfilada y los labios delgados como una escultura. Su rostro inexpresivo, aunque intimidante, transmitía cierta calma.

Sin embargo, pese a su indiscutible atractivo, JaeMin no lo observaba debido a eso. Él era el muchacho que había visto su novela. Era una situación embarazosa desde cualquier perspectiva: Estudiante nuevo sin amigos, con la mochila abierta y sus gustos más vergonzosos expuestos en el primer día de clases. Pensó que, de encontrar una excusa adecuada y convincente, no tendría que volver a poner un pie en la escuela, al menos, hasta que el incidente hubiese pasado al olvido. Para su mala suerte, engañar a su madre no era sencillo.

Si el muchacho le contaba a los demás sobre su novela...

—Lee JeNo.

JaeMin se sobresaltó. Era esa chica una vez más.

YuNa soltó una risita. —El chico que estás espiando se llama Lee JeNo.

¿Lee JeNo? Es un nombre un poco... Espera, no lo estoy espiando.

—Es muy guapo, ¿no? Luce como un príncipe y también es inalcanzable como uno. ¡Es casi imposible sacarle tema de conversación! Solo tiene tres amigos en toda la escuela.

¿Solo tres amigos? Eso es más de lo que yo podría tener en toda mi vida.

YuNa señaló el asiento al lado de JeNo. —Él es Lee Haechan, uno de sus mejores amigos —luego, indicó el lugar detrás del nombrado. —Él es Lee Mark, su otro mejor amigo —finalmente, el pupitre detrás de JeNo. —Y ella es Lee Chaeryeong, la única chica con la que cruza más de dos oraciones. ¡Oh! Ahora que lo pienso, los tres son Lee.

¿Chaeryeong? ¡Es la chica que me ayudó ayer!

Entonces, volvió a recordar el incidente de su mochila y quiso lanzarse por la ventana.

—Me distraje hablando de JeNo, pero, en realidad, vine a disculparme —YuNa hizo una reverencia exagerada. —Lo siento mucho. Ayer estaba emocionada porque nadie nunca antes me había visto y yo estoy segura de que tú sí lo haces, así que... ¿Podrías dejar de comportarte como si yo fuese invisible?

JaeMin se sintió culpable, pues, de alguna forma, se parecía a ella. Ambos eran invisibles para los demás y, ya que eran los únicos que se notaban mutuamente, no había problema en hacerse compañía.

—Está bien —aceptó en un murmuro.

—¿De verdad? ¡Eso es genial! ¡Siempre quise tener un amigo!

JaeMin tomó su celular del bolsillo de su chaqueta azul y fingió atender una llamada. Intentó reprimir la suave sonrisa que amenazó con dibujarse en su rostro al escuchar la palabra "amigo", pero no pudo. Al igual que ella, él siempre quiso un amigo.

—Solo podemos hablar de esta manera o pensarán que estoy loco...

YuNa asintió efusivamente. —Entiendo. ¡Ah! Cuando estés en clases, puedes escribir en una esquina de tu cuaderno y yo lo leeré.

JaeMin asintió. —Dijiste que tu nombre es YuNa... ¿verdad?

—¡Sí! ¿Y el tuyo?

El niño que podía ver fantasmas (Nomin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora