Cuatro: Un verdadero interés.

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Abrí los ojos abruptamente, miré el techo y medité unos segundos tratando de averiguar dónde estoy, donde me encuentro y quien soy, si, si, a veces tengo la costumbre de hacerlo, digamos que es por algunas experiencias paranormales, bueno creo que ese nombre ya es muy exagerado, en fin, después de divagar en mis pensamientos caigo en cuenta de que efectivamente no estoy en un lugar que conozco, sip, definitivamente no lo conozco, esas cortinas azul oscuro definitivamente yo nos las usaría, tampoco me gusta el color rojo brillante, y menos aquellas mantas blancas, okey no vamos a entrar en pánico...

¡¿Dónde diablos estoy?!.. espera, ¡¿acaso fui secuestrada?! ¡Carajo, no! ¡Tiene que ser una broma! ¡¿Ahora quién diablos pagará las facturas?! ¡Y la matrícula de mi universidad! ¡Tengo que pagarla el mes siguiente! ¡Tengo que entregarle mi parte del proyecto a Karin! ¡Y dejé mi ropa en la secadora! ¡¿Quién regará las plantas de la terraza?!.. Sakura, tú no tienes plantas en la terraza... ah, es cierto supongo que me puse demasiado alterada, ahora si, ¿Dónde estoy? Definitivamente la casa de Ino no es... entoces solo me queda una opción, una que quiero, sea incorrecta, Itachi Uchiha...

—Buenos días, Sakura.— y ahí lo tenía la peor forma de despertar era que la persona más odiosa para mí sea el primer rostro que vea, y no lo digo porque sea feo de hecho todo lo contrarío, en otra ocasión habría estado deleitada al ver semejante atractivo a estas horas de la mañana, pero ahora solo quería lanzarle la lámpara de luz que estaba en la mesa de noche.

—Serían buenos si no hubieras aparecido.— hablé malhumorada mientras me quejaba internamente, además tenía un profundo dolor de cabeza que quería arrancarla para dejar de sentirme tan aturdida.

Itachi traía consigo una bandeja con lo que parecía ser desayuno y bueno jamás esperé que el magnate Itachi Uchiha fuera capaz de traerme el desayuno hasta la habitación, y no, no iba a simpatizar con él solo por ese simple acto de bondad.

—Vamos, no seas tan amable que me sorprendo.— habló con notable sarcasmo, fruncí mi entrecejo, él sonrió cínicamente dejando la bandeja en la mesa de noche y me miró —. Ten, toma un poco de agua y una aspirina para el dolor de cabeza.— me tendió un vaso y la pequeña pastilla, sin pensarlo mucho la tomé, definitivamente necesitaba acabar con la resaca que me estaba jodiendo demasiado el día, y apenas empezaba.

—No pienses que por ser amable voy a simpatizar contigo.— hablé cruzándome de brazos después de ingerir la pastilla.

—Lo se, pero quiero ser amable.— fue su respuesta mientras me tendía la bandeja, me sentí ligeramente culpable por ser tan mala con él aún cuando era tan bueno conmigo... ¿Qué demonios?.. Por dios Sakura, tomar la pastilla te revolucionó el cerebro o que, como si este Uchiha se mereciera nuestro buen trato, que se vaya por un tubo antes.

—Amabilidad a medias.— murmuré, comenzando a comer el desayuno, porque vamos aunque no me cayera bien Itachi no moriría de hambre, eso si que no, primero estaba mi salud.

Nos quedamos en silencio mientras yo comía, Itachi me miraba atentamente lo que me ponía incómoda, pero decidí ignorarlo y traté de restarle importancia al hormigueo que sus profundos ojos ónix me provocaban.

—Sakura-chan, ¿me odias?— su repentina pregunta me tomó por sorpresa, apreté el tenedor en mi mamo antes de atravesar un pedazo de manzana picada con fuerza.

—Si, lo hago.— fue mi respuesta, no tenía razones para negarlo pero tampoco me ponía cómoda admitirlo.

—¿Porqué?— preguntó, aquello parecía ir para largo.

—Simplemente te odio y ya — hablé antes de llevarme el trozo de manzana a la boca, lo escuché suspirar.

De pronto sentí como su mano tomaba mi barbilla con suavidad y me hacía mirarlo directamente a los ojos, acercando nuestro rostro al punto del roce, y aunque realmente no quería caer bajo el hechizo que sus ojos ocasionaban de alguna manera me perdí en ellos nuevamente.

—Es así, bueno entonces haré de todo para que me ames.— aquello fue una declaración, su voz profunda me aturdió a tal punto que me dejó deseando más incluso después de que soltará mi rostro... Espera, ¿Qué diablos?, ¿Yo, Sakura Haruno, esperé ser besada por Itachi Uchiha? Debía de estar enloqueciendo.

—Ah... ¿Ah, sí?, bueno no será nada fácil Uchiha.— hablé muy segura de mi misma, apresurandome a prestarle atención a mi comida, en lugar de perder mi tiempo con el azabache.

Narrador omnisciente.

Itachi sonrió al ver las mejillas teñidas de rojizo en el rostro de la chica, si bien hasta hace unos momentos le había sorprendido la frialdad con la que dijo que lo odiaba justo en ese momento se divertía al ver lo transparente que llegaba a ser la pelirosa, estaba sumamente entretenido con aquella chica muy inusual.

Decía odiarlo sin razón aparente, amaba los dulces que tal vez por ellos sería capaz de dar la vida, y tenía una fuerte tolerancia al alcohol aunque después de diez copas tomaba una actitud mandona y altanera, era sumamente tierna para él, además sentía que si no tenía cuidado la chica podría romperse en sus brazos, era tan ligera como una pluma y su figura era muy deseosa.

Aquella era la primera vez que estaba tan cautivado por una mujer, no solo en el tema físico sino que la actitud rebelde que Sakura tenía lograba interesarle a tal punto de no querer dejarla ir y esperaba que en ese año en lo que duraba el contrato ella llegará a amarlo y él esperaba sentir por la chica más que interés, porque si de algo estaba seguro es que no quería dejar a Sakura Haruno.

Pero en el trascurso habría varios inconvenientes, aún estaba el misterio del odio de la chica hacia él y su hermano interviniendo diciéndole que desistiera con Sakura, estaba claro que Itachi no lo haría, pero aún así, comenzaba a causarle curiosidad el repentino interés de su hermano por impedir aquel compromiso de un año si antes le daba igual, o Sasuke estaba interesado en Sakura, o había algo más y aunque fuera la idea número uno, Itachi no se la dejaría a él, no después de encontrar algo que realmente le interesará, estaba dispuesto a luchar contra la marea si era necesario, pero Sakura sería solo de él, y haría que la chica lo amará aún si tomaba más tiempo del esperado, ella debía amarlo, y ya encontraría la forma de lograrlo.

—Llévame a mi casa.— habló la pelirosa sacándolo de sus pensamientos, Itachi sonrió mirando atentamente el estado de la chica.

—Claro no tengo ninguna objeción, pero estas segura de que quieres ir así.— comentó el azabache refiriéndose al aspecto mañanero de la pelirosa quién se miró a si misma por inercia.

Llevaba el vestido de la noche anterior el cual estaba terriblemente desaliñado, por si eso no fuera poco su cabello estaba enredado y parecía un nido de pájaros metafóricamente hablando, bueno no estaba tan mal a comparación de otras veces, aún así la joven armó un escándalo.

—Tú... ¡¿cómo fuiste capaz de verme así durante todo este tiempo?! ¡¿Te diviertes con mi aspecto?! ¡¿Te parece gracioso?!— comenzó a reclamar cubriéndose con una sábana, Itachi cubrió su boca para hacer menos obvia la sonrisa que asomaba en la comisura de sus labios.

—No, claro que no, solo no quería molestarte con eso.— se excusó desviando la mirada para no reírse.

—A sí, ¡pues no te creo! ¡Tú solo querías algo para avergonzarme!— acusó la chica mientras el sonrojo de vergüenza en sus mejillas se hacía incluso más obvio.

—Puedes tomar una ducha si gustas, pediré ropa para ti.— habló Itachi apunto de soltar carcajadas al imaginarse a la pelirrosa como un gatito furioso.

—¿Porqué debería aceptar tus palabras?— cuestionó obviamente negándose, Itachi soltó un suspiro antes de hablar tranquilizando su mente.

—Por mi no hay problema si quieres salir así, de igual forma mi familia le restaría importancia aunque quien sabe que piensen después.— habló Itachi, Sakura palidecio al imaginarse ser vista así por todos los Uchiha, eso si sería humillante.

—Bien, bien, ya entendí, tomaré una ducha y si consigues ropa para mi de preferencia que sean unos pantalones holgados y una sudadera.— pidió la pelirrosa ocultándose tras la puerta que llevaba al baño, Itachi salió de la habitación mientras ahí se permitía sonreír abiertamente recordando la escena que la chica había formado, sin duda se divertiría demasiado en ese año.

Nota: dos capítulos esta noche están de suerte, disfruten, nuevamente gracias por sus lecturas:)

Un Año Para Enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora