Cap.4- No lo soportaremos

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Todos bajaron de la camioneta de Johnny rápido, hacia muchísimo calor adentro y sus cuerpos estaban dormidos, nadie sabía como habían entrado todos, nadie pudo negarse ante la petición del sensei, todos irían en la camioneta aunque el destino estuviera cerca del dojo.

De los chicos, Miguel y Sam fueron los que mejor pasaron el camino, pues Sam iba en las piernas del moreno, no como el resto de los menores, quienes estaban forcejeando y buscando mejores posiciones.

Miguel seguía preocupado, su sensei había dicho que iban a destruir autos "será una venganza al señor  LaRusso?"  ya abajo reconoció el lugar, cuando eran parte  de Cobra Kai ya habían ido ahí, autos abandonados y listos para demoler, en ese momento sintió que se libero su alma.

- Estoy listo para los perros - dijo seguro Hawk, quien en la primera vez, un perro lo había mordido por no ser lo suficiente rápido.

- Esta vez no habrá perros - dijo Johnny sonriendo por acordarse de esa vez - LaRusso!!! deja el celular.

Todos voltearon a ver a Sam, quien le estaba mandando un mensaje a su padre, sin poder mandar el último viendo como el rubio la miraba realmente enojado. Colocó su celular en la bolsa del pantalón y se disculpó con la mirada. A Sam no le agradaba mucho que Johnny fuera su sensei y sentía que a su padre tampoco "Es rudo, terco y no es paciente, todo lo contrario al señor Miyagi" pensaba mientras el rubio estaba dando indicaciones.

- Todos a sus puestos- dijo Johnny mirando fijamente a la hija de LaRusso quien obviamente no le esta prestando atención.

La mitad de los chicos se subieron a los autos y empezaron a dar patadas al aire, procurando no perder el equilibrio, la otra mitad estaban acomodando llantas para poder saltar sobre ellas. Sam no sabia que hacer, vio a Miguel ir con Dimitri por más llantas y los empezó a seguir.

LaRusso, ven - dijo el rubio - usted tendrá que aprender algo que su padre le ha tratado de enseñar desde que eras bebe.

Sam lo miró algo enojada, era obvio que los dos sensei estaban enojados y para suerte de ella, el rubio parecía estar feliz haciéndola sufrir.

-Debe hacer lo mismo que Hawk, pero allá- Johnny señaló un contenedor con vidrios rotos y partes de auto en el interior, tenia una tabla de madera arriba, algo corta pero resistente.

- Es peligroso, no creo que...

- Silencio!!!! Aprenderás que el karate no debe ser solo para poder defenderte, si no para triunfar en la vida- interrumpió el rubio a la menor, dejándola sin opciones subiendo a ese contenedor.

Así pasó la mayor parte del entrenamiento, el resto la pasó haciendo actividades en grupo, destruyendo carros, saltando llantas y lanzando puños al aire, aunque Sam no lo quisiera admitir, esta clase aparte de diferente le había resultado divertida y cuando se habia acabado escuchó algo que la dejó sorprendida.

- Bien hecho LaRusso, buen trabajo a todos, vamos al dojo a tomar agua y comer algo, tal vez una pizza- dijo el rubio sonriendo a todos los alumnos, quienes lo miraban contentos y cansados.

- De nuevo a la camioneta? - preguntó Dimitri - No podemos pedir un taxi? Después del entrenamiento, Ir incómodos en la camioneta? no-no lo soportaremos.

De todos los chicos Dimitri era el que más se quejada de todo, y quien se cansaba más rápido, algo que cansaba la paciencia que tenia el sensei.

- Bien, ustedes tomarán una llanta y la llevarán rodando  al dojo, yo iré en la camioneta y pediré la comida allá.

Todos respiraron cansados, gracias a Dimitri tendrán que caminar hasta el dojo con el sol en sus caras, aunque no eran las mejores técnicas, sin duda este entrenamiento los haría más fuertes.

Todos respiraron cansados, gracias a Dimitri tendrán que caminar hasta el dojo con el sol en sus caras, aunque no eran las mejores técnicas, sin duda este entrenamiento los haría más fuertes

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Daniel estaba perdido en su celular, su hija no le había respondido desde hace horas, "le habrá pasado algo a Sam?"  pensó el pelinegro, podía llamar a Johnny pero el orgullo era más fuerte que cualquier cosa en ese momento. Estaba en el concesionario pero su mente estaba en otro lugar, esperaba que los clientes no notaran eso pues debía seguir con esa imagen de Daniel tranquilo y con la vida perfecta.

Vida que ya no era perfecta, no desde que volvió Cobra Kai, no paraba de pensar en que de seguro Johnny había abandonado a los chicos en un lugar lejos del dojo, dejándolos a su suerte mientras que él iba a un bar a tomar unos tragos.

Este pensamiento lo sacó de su asiento, tomando las llaves del auto, caminando rápido hacia la salida del edificio, primero vería que los chicos estuvieran bien y después Johnny, "por que me importa él?"  interrumpió sus pasos para poder concentrarse en su plan.

- Daniel?- dijo Amanda atrás suyo.

- Hola cariño!- lanzó una sonrisa nerviosa el pelinegro.

- A donde vas? Todavía no es la hora del almuerzo- dijo mientras se cruzaba de manos.

- Iba a salir a un restaurante y pedir algo para llevar.

- Bueno, sabes que se puede pedir desde aquí, no necesitas salir- Amanda sabía adonde realmente quería ir su esposo, el dojo, pero le dolía que él no quisiera decírselo.

- Quieres que te traiga algo?- preguntó triste Daniel.

- No, voy a salir a almorzar con unas amigas- respondió enojada Amanda.

- Ok, diviértete con tus amigas - dijo el pelinegro quien se acercaba a su esposa para darle un beso, pero ella movió su rostro haciendo que fuera en la mejilla.

LaRusso sabía que estaba haciendo las cosas mal, amaba a su esposa pero ya no era como antes, y sinceramente no sabía como reparar su relación. Tenia tantos proyectos el karate, el concesionario, las fundaciones que había creado.

- Daniel, si vuelves a perder el equilibrio, nosotros- "refiriendose al concesionario y a ella"- no lo soportaremos.

Esas últimas palabras por parte de su esposa, hicieron que se sintiera obligado a quedarse dejando de lado el karate, a Johnny, y a toda su preocupación por los chicos, debía cumplir como buen esposo, Amanda se merecía eso al menos de parte de él.








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