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Después de todo, la muerte solo es un síntoma de la vida.
Mario Benedetti.

En la mañana se nos informó que iríamos de compras ya que precisabamos atuendos actuales. Debido a que no cabíamos todos en el auto de los padres de Jacob, iríamos en dos turnos. En el primer viaje iríamos Emma, Millard, Victor, yo, y por supuesto, Jacob.

Nos apretujamos en el interior del auto, y al poco rato estábamos serpenteando por la carretera . Grandes casas iban quedando por detrás de nosotros a medida que avanzábamos . Las vistas eran más que hermosas y resultaba increíble poder presenciar todo aquello. Dejamos el cayo atrás y nos elevamos en un puente sobre la reluciente bahía para descender hacia el continente, un archipiélago de pequeños centros comerciales y zonas de tiendas.

- Que paisaje tan raro - dijo Victor rompiendo el silencio - ¿ Por qué Abe quiso vivir aquí, pudiendo elegir cualquier parte de Estados Unidos?

- Los peculiares consideraban Florida una zona ideal para esconderse - informó Millard - Los circos se refugiaban en estos lares en invierno. Dicen que cualquiera, por muy peculiar que fuera, podía pasar desapercibido.

Jacob redujo la velocidad y pareció sorprendido.

- ¡ No es por aquí ! - exclamó para dar marcha atrás.

- ¿ No es aquí donde vivía Abe ? - preguntó Emma .

- Sí, es aquí - respondió - Me he desviado sin querer. He pasado tantas veces por aquí que ha sido un reflejo.

- Me gustaría ver su cada - pidió Victor - ¿ Podemos echar un vistazo ?

- Lo siento, hoy no tenemos tiempo - se disculpó el ojiazul.

- Me gustaría ir - declaró Emma .

- ¿ De verdad ? - preguntó Jacob.

- ¿ Estás segura ? - dijo Millard .

- Si - dijo con el ceño fruncido - No me miréis así.

- ¿ Cómo ? - quise saber .

- Con cara de que no podré soportarlo.

- Nadie ha dicho eso - protesté.

- Pero lo pensáis .

- ¿ Qué pasa con las compras ? - intervino Jacob.

- Creo que presentarle nuestros respetos a Abe es mucho más importante que la ropa - replicó Emma.

- Vale - accedió - Pero sólo un momento.

El auto se volvió a poner en marcha y todos quedamos bajo un silencio sepulcral . Debía de ser difícil para Jacob haberse enamorado de la chica de la cual había estado enamorado su abuelo, de la chica que había amado a su abuelo durante demasiados años. Pero así era el amor. Uno nunca elige de quién se enamora .

- Aquí es - dijo Jacob mientras aparcaba el auto.

Era una casa muy humilde. Estaba al final de una calle sin salida. Ofrecía un aspecto abandonado, deslucida y desconchada.

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