El anaranjado del atardecer provocaba una sensación cálida, mientras el sol apenas visible daba sus últimos rayos de luz del día; Gojo juraría que todo el escenario hacia ver al pelirosa el ser más dulce e inocente que había visto en su vida.
-¿Seguro estas bien niño?-el sarcasmo era notable en la voz del albino.
-¡Yuuji!- respondió animado el chico.
-¿Eh?
-Yuuji, me llamo Yuuji Itadori no niño y si estoy bien ya te mostré- Nuevamente el pequeño muestra sus manos, tenían leves raspones pero nada del otro mundo, pero Gojo lejos de impórtale las pequeñas heridas le prestó atención al nombre. Tal parece que Sukuna conocía el nombre del cuerpo que tomo para renacer y lo usaba para su beneficio...Asqueroso -¿Cuál es tu nombre?- pregunto el más joven.
-Gojo Satoru- no le molestaba decir su nombre a las maldiciones ya que es su mayoría no tenían raciocinio o el habla presente, solo mataban indiscriminadamente, y las pocas que podía entablar conversaciones eran las más entretenidas- Soy un hechicero- lo dijo con una sonrisa juguetona incitando al recipiente a temerle, pero nuevamente la reacción del niño estuvo fuera de sus expectativas.
-¡Genial! ¿Eso significa que puedes sacar una paloma de un sombrero?-los ojos avellanas y brillosos de Itadori lo veían con expectativa y una gran sonrisa apareció en su cara, de nuevo el adulto quería reír por las acciones del pequeño.
-No, eso es un mago- vio la desilusión en el rostro del contrario, se sintió un poco mal por eso- Yo exorcizo maldiciones- el niño se quedó en silencio como si tratara de comprender las palabras de Gojo. Itadori siguió preguntando acerca de la profesión del adulto, las preguntas eran tan raras y sacadas de contexto que le ocasionaban algunas pequeñas carcajadas, llego al punto que el albino olvido con quien estaba hablando.
En esos momentos solo eran un joven adulto y un niño hablando y riendo.
Aun luego de explicarle a Yuuji acerca de la hechicería la duda perduraba en sus gestos, el albino revolvió la corta melena rosa de manera juguetona haciendo que el más bajo lo volteara a ver- Salvo a las personas de las maldiciones.
El rostro del pequeño se ensombreció como si esa frase hubiera calado en el fondo de su corazón
-¿Puedes salvar a todos?- susurro Yuuji. La pregunta lo tomo desprevenido.
El recipiente estaba jugando de manera cobarde con él, seguramente sabía la respuesta
Gojo Satoru era el hechicero más fuerte del mundo, podía exorcizar a cualquier maldición que se cruzara en su camino, se jactaba del poder y bendición con la que había nacido.
Entonces ¿Por qué no podía salvar a todos?
Salvo más vidas de las que perdió; pero ahí estaban, cada una de la muertes que no pudo evitar manchaban su manos de sangre.
Las veces que llego tarde y la maldición habían asesinado a la víctima.
Las veces que perdió compañeros porque eran débiles y no los pudo apoyar.
Las veces que tuvo que sacrificar gente por un bien mayor.
Incluso el niño que tenía de frente era una muestra de sus fallos.
Ardió en ira por la impotencia de recordar esos escenarios; ya no seguiría con el teatro de niño inocente que comenzó Sukuna.
Mataría a ese recipiente, aunque fuera la ultimo que haga.
Alzo su brazo dispuesto a empezar si ritual maldito, pero antes de terminar su acción su manga fue jalada por una de las manos del pelirosa
-Lo siento, pregunte algo que no debía- el niño no le veía sin embargo sabía que estaba llorando, veía el leve temblor en su hombros junto con el característico sonido de alguien gimoteando.
La ira se esfumo inmediatamente y por un momento se sintió culpable.
Es un recipiente
Es una maldición
Es Ryomen Sukuna
Ya no existe Yuuji Itadori
Gojo observaba a la persona que tenia de frente, estaba completamente seguro que se trataba del recipiente de Sukuna, por más que quisiera era imposible ocultar esa enorme cantidad de energía maldita, pero parte de él creía que Yuuji existía aun en ese cuerpo.
Cuando un humano ingiere un objeto maldito solo existen dos opciones; la primera es que este muera al no soportar la energía, la segunda y la menos probable era convertirse en el nuevo cuerpo de la maldición. Yuuji era parte del escaso número de persona que se había vuelto un recipiente ¿Acaso era posible que Itadori siguiese viviendo?
-Yuuji- el pelirosa lo miro con los ojos acuosos, se enterneció y tomo la mejilla del niño de manera serena, involuntariamente había desactivado su técnica de infinito y sentía perfectamente la cálida y suave piel del pequeño-¿Conoces a Sukuna?- lo dijo directo y conciso, pero con una sonrisa triste aceptando la posibilidad de jamás volver la inocencia reflejada en ese ojos avellana.
El niño se acurruco por unos segundo en la gran mano del adulto, como si disfrutara del leve toque, entonces asintió con la cabeza al cuestionamiento y Satoru sintió la desilusión.
-Pero solo serán 30 segundos- Eso sorprendió al albino antes de que pudiera agregar algo; Yuuji busco la mano de Gojo, la quito de su mejilla y cerró los ojos.
La energía constante que salía del cuerpo del pequeño se volvió más intensa, aparecieron tatuajes alrededor de la cara y brazos; al abrir sus ojos ya no eran avellana si no un rojo carmín con una mirada cruel y sanguinaria.
Satoru inevitablemente se sintió feliz.
Inexplicablemente Itadori Yuuji si existía en ese cuerpo y era capaz de contener el alma del rey de las maldiciones.
Sigues vivo
Capitulo sacado de la cola por qué me bloqueé JAJAJA. Gracias por leer! Y perdón por las cosas ilógicas.
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Sweet & Bitter [Goyuu]
FanfictionÉl era un niño que había condenado su vida al convertirse en el recipiente de Sukuna. Él era un hombre que había sido elegido para ser el verdugo de el recipiente de Sukuna. Pero; el amor es la maldición más retorcida de todas... ___________________...