IX

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  Stefano Russo


Llevaba colgado varias horas, las manos no las sentía y las piernas me chorreaban de sangre. Había agarrado de bolsa de boxeo después de que dijera que no diría nada del paradero de mi mujer.

Iban a matarla, y al pequeño lo venderán al mercado negro. No dejaría que me sacaran una palabra. La sangre manchaba toda mi camisa, me desmayaría en cualquier momento .

Me había dando un balazo cuando intenté defender a Enzo. Me había desmayado y me había despertado atado a un gancho en el techo.

_¡HABLA¡_ me volvió a golpear la cara y se sacudió la mano. Sonreí y solté una carcajada._ ¡Acaso te parece divertido!_ dijo con sarcasmo. Me volvió a golpear el pecho y eso provocó que mas sangre votará de mi herida.

_¡NO DIRÉ NADA!_ grite con fuerza. Me mordí la  mejilla cuando volvió a golpearme.

_ Acaso quieres que le saquemos los órganos a tu hijo sin anestesia, eh?_ levantó mi cabeza tirando de mi cabello. Mi expresión cambió y me puse serio_ lo ves las cosas hablando se resuelven. Mientras lo piensas iré por un café.

La puerta quedó abierta y comencé a moverme de adelante a atrás. El gancho estaba cediendo cuando alguien me detiene.

Es....

Alessandra.

_ay dios, estas vivo_ dice mientras me toca la cara.me quejó y ella deja de hacerlo_ lo siento mucho, lo siento mucho. Yo.... Yo....

_ey, ey_ le llamé la atención y ella levanto la mirada_ estoy vivo, mírame si? Tal vez me duela todo el cuerpo pero estoy vivo.

_ si, si. Bien_ se dió la vuelta y me bajó del jancho_ a ver, déjame desatar esto.

Me soltó las sogas de las piernas y de las manos. Moví las manos pero cuando intenté mover las piernas estas no respondían. Alessa estaba viendo la puerta mientras trataba de levantarme. Llamé su atención cuando luego de poder pararme me caí.

_carajo._ insultó en voz baja.

_vocabulario_ le reproche. Ella solo me dió una mirada y marcó el teléfono. Lo único que dijo fue "Lo encontré, ven rápido"

A los minutos, todos mis muchachos estaba en la habitación ayudándome a levantarme. Todos me felicitan por estar vivo, un completó halago.

_no sabe nada, jefe_ me dijo James en el oído. Alessandra iba adelante liberando los pasillos, sus cabellos se balanceaban y sus nalgas se veían muy bien_ jefe!

_¿Que?_ me giró hacía el sacando mi atención de Alessa.

_ella hizo ésto_ mirá de reojo a Alessandra_ mandó a llamar a todos por Enzo, estaba destrozada por su muerte, señor.

_ es cierto_ afirmó Marc_ creo que le dolió mucho. Cuando vió su alcoba llena de sangre su expresión se cambió completamente de una de dolor a enojó y luego a tristeza.

_ella creyó que usted esta muerto_ susurró James mientras doblamos.

_!Ya dejen de susurrar!_ nos regaño Aless. Nos dió una mirada a los tres y siguió caminando.

Mis piernas todavía no respondían y no me podía mover solo. Salimos del edificio y los chicos me subieron a una camioneta. Mi hijo está allí.

_¡Papa!_ me sonrió y se me tiró encima. Me abrazo  mientras esperábamos a su madre.

Ella estaba parada enfrente de otra camioneta hablando con el conductor. Indicó cosas que no entendí y la camioneta salió en dirección contraría a la casa. Acompañada por otras dos camionetas más.

Se subió al asiento de copiloto y se dió la vuelta besando a su hijo y a mí. Pero me sorprendió que fuera en los labios.

_¡Mama y papá se besan, Mama y papá se besan!_ el pequeño fue cantando y riendo todo el camino. Mientras Alessandra está pegada a mí sin soltarme.

Al llegar a la mansión mis piernas habían tomado un poco mas de movilidad y pude caminar a la habitación. Me acosté en la cama y mi pequeño vino a dormir conmigo.

La puerta se abrió como a las 2 de la madrugada y mire de reojo mientras tenía al pequeño en mi pecho acostado. Ella me miró a los ojos y luego se metió a la cama.

Se recostó en mi pecho y me acarició. Aún tenía heridas abiertas. Nuestras miradas se comentaron y ella me besó.

Un beso tierno y cariñoso, sin furia o enojo. Solo amor.

_ No vuelvas a haceme eso. ¡Entendido!_ dijo en mi oído y asentí. Ella sonrió conformé y acarició la cabeza de nuestro hijo._ creí que habías muerto. Que me habías dejado sola. Que no volvería a verte. Que...

La interrumpí.

_ jamás voy a morir, al menos no antes de tí. No te dejare sola. Vas a seguir viéndome por muchos años. Y no voy a dejar que tú te hagas cargo de ésto_ acaricié su mejilla y la besé._ lo recuerdas, eres mi mujer y voy a protegerte.

_ aunque eso signifique morir_ yo asentí y ella soltó algunas lágrimas.

Le acaricié ma cabeza y la espalda calmando sus sollozos. Sus lágrimas mojaba mi remera y sus manos se apretaban sobre ella. Luego de unos minutos se calmó y durmió sobre mi.

Ella tenía miedo y la entendía, no dejaría que se hiciera cargo de la mafia si yo estaba allí, vivito y coleando. Y a mi hijo lo entrenaría tan bien que nadie le faltaría el respeto o le pasaría por encima.

A mi mujer no le faltaría nada ni nadie, me aseguraría que no le faltará nada porque ella se merece todo incluso a mi. Pero ambos sabemos que eso es muy peligroso.

Por ahora ambos no hemos hablado sobre la fiesta de presentación de Enzo. Mi pequeño en este mundo mi mundo. Para éso ella está aquí, para que mi hijo ni yo nos hablemos ni nos vallamos por el mal camino en este mundo podrido.

Por eso ahora y siempre la amaré sin importar nada.

Te amo Alessandra Ricci.

   Bueno, hasta aquí el capítulo

Espero les haya gustado

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Besos y abrazos

La mujer de un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora