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A veces es mejor estar solo. Nadie puede herirte".

Amber era una extraña sensación de emociones, pero el dolor sobresalía. Le costaba entender lo que acababa de suceder con Isaac. Pensaba en que había algo de razón en sus palabras. Sí, ella había sido la culpable de ilusionarlo con una relación, porque pensaba que eso si iba a suceder, daba por hecho en verse junto a Isaac. Le parecía imposible el no estar juntos, su vida había sido mucho más fácil desde su llegada. Desde sus pensamientos era un poco egoísta, pues Amber solamente pensaba desde su única perspectiva: Ella. Eso no quiere decir que buscara hacerle daño a él, por eso buscaba que las cosas fueran un poco más lentas, no sobre acelerar lo que estaba naciendo, pues sabía que terminaría cediendo y que algo surgirá entre ellos. Era lo que solía hacer con los demás chicos, pero Isaac no era cualquier persona, era su amigo antes que otra cosa. ¿Qué si las cosas serían cómo antes entre ellos dos? Por supuesto que no, era imposible. Isaac no veía a Amber como una amiga, y no sabía cómo deshacerse de esos sentimientos. Pues, claramente no había un control emocional. O lo era todo o no era nada.

¿Cúal había sido el problema? Era muy claro, Diana sabía la respuesta, pues su mejor amiga confundió la amistad con una relación. Tenían tan poco común, pero las ganas de él por conocerla eran monumentales, cada día intentaba comprender un poco a Amber, fingía hacerlo, porque jamás había existido esa conexión entre ellos dos. Tal vez se trataba de tiempo para que Amber decidiera abrirse frente a Isaac, pero seguía huyendo de su realidad. Porque era más fácil hablar por teléfono sobre cosas que no tenían nada que ver con ella, era más fácil solo tener que verlo 2 veces a la semana, y no porque no fuera de su agrado su cercanía, pero prefería estar a la distancia, porque se reducía a que todo era más fácil; No tener que dar explicaciones que no le nacían dar. No quería hablar de su mamá, ni de su abuela, mucho menos de su papá, de lo sola que se sentía la mayor parte del tiempo, no le nacía hacerlo con él. En repetidas ocasiones Amber se preguntaba por qué hacía lo que hacía. Sabía que tenía miedo a estar sola, que necesitaba a alguien para sentir que algo estaba un poco bien en su vida. Nunca había habido algo real con todos los chicos con los que había salido. Isaac era especial, sí, pero no a tal nivel de poder entregarse ciegamente. Desconfiaba de todos, y como mecanismo de defensa sus barreras subían sin ella notarlo; Siempre le veía un error a algo o alguien, la mayor parte del tiempo se les veía a ella misma. El "problema" radicaba en las inseguridades de ella, porque era un patrón que seguía desde temprana edad, y que la seguía persiguiendo. Amber tendía a autosabotearse ella sola, creando escenarios donde todo salía rotundamente mal. Tal vez se debía a la realidad que había vivido, pero muy en el fondo atesoraba cada uno de sus recuerdos con su mamá, y era esa sensación de amor y esperanza la que le hacían creer en que no todo podía ser tan malo, que existía la posibilidad de que todo esas malas sensación serían pasajeras con la persona correcta. Lo que ella no terminaba de entender es que jamás se encontraría ante los ojos de nadie más, dependía de ella y solo de ella, porque una relación no bastaba, no cuando tenía que empezar con un trabajo interno. Y por supuesto que aquí no pondremos en discusión el tema del amor propio, porque no se trataba de eso, se trataba de que era hora de empezar con ella misma, de hacerle frente de lo que constantemente huía.

Los ojos de Landon se abrieron más de lo normal, no contaba con presenciar a una Amber así de descompuesta. Se paralizó ante esos ojos rojos e hinchados. Amber limpiaba sus lágrimas con la manga de su sudadera tratando de ahogar esos sollozos que gritaban por salir. Dejó de observar, se veía demasiado vulnerable. Estaba a la espera de alguna reacción de la rubia, porque lo que más necesitaba en ese momento era un abrazo caluroso. Guardó su teléfono, sintiendo una extraña sensación de ira e impotencia. Cautelosamente se acercó a ella, pudo notar el temblor en su cuerpo, tragó ese nudo que le había dejado un sabor amargo. No sabía qué hacer; Si abrazarla, si preguntarle por que lloraba, si había sido culpa de Isaac, o si susurrarle que todo iba a estar bien. Que ella se encargaría de que se sintiera mejor, porque pensaba estar ahí siempre que Amber la necesitara. El pequeño cuerpo de Amber se estrelló con torpeza entre los brazos de Landon. No tardó en abrazarla fuertemente, mientras acariciaba su cabello. No sabía como actuar, no sabía ni que decir, pero sí sabía una sola cosa; Estaría ahí para ella. Amber se empezó a desmoronar entre sus brazos, se permitió llorar y sentir, se sentía tan vulnerable, pero agradecia tenerla ahí en ese mismo momento, porque la hacía sentir segura, no sabía cómo lo había conseguido, tampoco se preguntaba el cómo, simplemente se estaba dejando llevar ante la serenidad que desprendían esos ojos azules. Dejaba suaves caricias en su cabello, la sujetaba con fuerza, pero sin llegar a lo brusco, no la quería soltar.

PALABRAS QUE NUNCA TE DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora