Capítulo 29: Perdidas

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-Narra Enfermera Ann.

El sueño no es un lugar para personas como yo; compuesta de diversas partes humanas, casi sin que me quede lo que en un inicio era parte de mi ser, mayormente permanecía alerta. Un olor a madera quemada acompañado de un humo grisáceo se escabulló por debajo de la rejilla de la puerta. 

¿Qué se esta quemando?

Zero tuvo que cubrir la mitad de su rostro con ayuda de su bufanda entre una tos seca.

—¿Mmm?—Zero se acercó con intenciones de girar la manilla de la puerta, al tocarlo dejo escapar un quejido, mientras agitaba la mano—Esta demasiado caliente Ann, no estorbes. Derribaré la puerta.

Fueron las ultimas palabras de su orden cuando decidió agarrar su martillo y acabar por derribar la puerta de madera al instante. Nos encontramos con el desagradable escenario de la planta de abajo vuelta en llamas. 

La madera estaba siendo carcomida por el fuego quien a su vez iluminaba el lugar.

—Buscaré a Sally y a Ben.—Zero parecía no tener miedo en lo absoluto de ser consumida por las llamas, mostraba firmeza y valentía.

Sin embargo, acabé por sujetar su brazo apartándola—iré yo. Después de todo soy un cadáver.—le indiqué.

—No es momento de que nos decid....—Zero hizo uso de sus reflejos para esquivar un cuchillo quien iba a su dirección cortando nuestra conversación. Esa arma provenía de la puerta principal, y su dueño era nada mas que Eyeless Jack.

Traidor de mierd..

—Vaya. ¿Alguien decidió cambiarse de bando a último momento?—Zero dejó escapar una risilla, haciéndome señas de espalda con la zurda, preparando su cuerpo para el combate—Búscalos, yo me encargaré. Corre.

Ahí estábamos ella y yo planeando un plan a último momento, no podía responder a su orden con palabras, por lo tanto una vez ella corrió a la dirección de Jack decidí subir con prisa los débiles escalones de madera de la segunda planta que rechinaban.

Mis ojos rodaron con prisa a la recamara de Bloody, estaba vacía, parecía no haber nadie en las habitaciones a excepción de Ben y Sally, quienes se hallaban abrazados..

Tal parece que el miedo que sentía la pequeña era tan grande que Ben decidió quedarse con ella abrazándole.

Cuando me hice presente frente a ellos parecí ser una especie de heroína para Sally, su mirada era una iluminada y se apagó cuando la madera que sostenía nuestros cuerpos crujió hasta reventarse. 

Mis manos fueron modo automático a tomar las suyas, ejerciendo tanta fuerza como podía hasta obligarme a cambiar de lugar con ellos para que pudiesen liberarse.

—Deben huir ustedes dos....Moriré aquí..—hablé vagamente al ejercer tanta fuerza por evitar el impacto—No se queden a luchar, huyan...

Aquellos dos lograron ponerse de pie firmemente en un pedazo de madera recto que por un segundo crujió e hizo que abandonaran mi cuerpo lo antes posible. Las llamas acariciaban mis piernas, movía mi mano cada que Sally y Ben volteaban a mi con arrepentimiento. 

Una positiva decisión que tomaron, porque justo cuando los perdí de vista un grueso escombro cayó sobre mi, dificultandome moverme, aunque me arrepintiera de mi decisión ya era demasiado tarde para huir.

Siempre he huido de la vida, ahora solo me queda contemplarla. Cerré mis ojos con fuerza, admirando el sonido del fuego consumiendo la madera y mi propia piel.

No, no sentía dolor, después de todo era algo que había esperado por tanto tiempo, descansar..

¿Esto se siente morir? ¿podré descansar?

Con mis ojos cerrados me imaginé como hubiese sido mi vida si mi comprometido no fuera responsable de lo que he tenido que pasar.

Pudimos tener la casa de ensueño que ambos deseamos, tener una gran familia, e incluso el perro que tanto queríamos adoptar. Sonreí aferrándome a esa ilusión. 

-Narra Zero.

Cada que intentaba acercarme a la puerta principal para salir era bloqueada por mi molesto oponente, de hecho clavó sus uñas como un animal rabioso en mi abdomen. 

En el acto me empujó hacía atrás cayendo al suelo, y el saliendo como alma que lleva el diablo.

Así es, el maldito no quería morir quemado.

Me apoyé con el maso de mi martillo sintiendo como si mi piel se derritiera, literalmente estaba en una especie de horno después de todo, salí tras él.

Un fuerte estruendo me hizo perder el seguimiento de Jack, era la madera crujiendo hasta caerse, volviendo la cabaña vuelta añicos. 

Ann...Ann...No...

Una ira recorría por mis venas, descuidandome perdiendo de vista a mi contrincante debido al extenso humo grisáceo, para cuando el ambiente de aclaró Jack me derribó clavando su cuchillo en mi abdomen traspasando mi piel ansioso.

En cuestión de segundos logró hacerme daño por un descuido, y en otros segundos se apartó de mi para bailar, baile que parecía ser contra su voluntad.

—¡¿QUÉ MIERD..?!—Jack estaba justo en mi posición, desconcertado. 

Me afinqué con ayuda de mi martillo, entrecerrando los ojos observando unos hilos dorados sosteniendo el cuerpo de Eyeles Jack, no puede ser..

—Cariño, por poco y te quedo viudo.—The puppeter se hizo presente arriba a de un árbol bromista, moviendo sus dedos—Lamento llegar tarde.

—Eres un completo imbécil.—le insulté enfurecida al ver su entrada, dándole un golpe fuertemente a Jack proporcionado por mi martillo.

—Polos opuesto se atraen, es un hecho.—The puppeter se bajó del árbol, dejando de controlar con los hilos a Jack, y ambos nos pegamos de la espalda del otro.

—Busca a los demás.—le ordene mientras esquivaba a Jack quien estaba actuando como un absurdo animal—Busca a Ann.

—No te preocupes, ya están ocupados.—me respondió al instante—Lamento decirte que no vi salir a Ann..

Maldita sea, Ann. Debí ir yo en ves de mandarla...

Por si fuera poco nos veíamos invadidos en un campo de batalla con nuevos oponentes..

-Narra Helen Otis/Bloody Painter.

Tuve que arrojarme desde la ventana junto a Jessica, pegada a mi podía sentir como nuestros cuerpos ardían desesperadamente, no por el obvio calor del lugar, sino porque algo grande estaba por comenzar, lo precise cuando alce mi vista  y choque con el solitario cielo que resaltaba una luna rojiza, el eclipse lunar en su última fase.

Maldición, no hay tiempo que perder. Necesito llevarme a Jessica lo más lejos posible.

Entre los gritos de agonía por parte de Jessica se volvieron cada más ruidosos, Judge arrastró su espada en el césped con una risa histérica. 

—Ya es hora..Mmm..Mmh..—tartamudeó una canción.

Jamás sabré que canción es. Sin embargo, tenía que pensar en como tolerar el dolor de mi cuerpo y disimularlo, si dejaba mi debilidad a flote se aferraría como sanguijuela.

Jessica abrió sus feroces ojos, colocándose de pie, como si nada hubiese pasado con la diferencia de que su cabellera ya no era teñida, era una azabache. 

—Al fin.—susurró con notable emoción.

Sacó un cuchillo dedicándonos una sonrisa traviesa haciendo un corte profundo recto ubicado en la palma de su mano.

Numerosas gotas de sangre fueron recorriendo su piel hasta ser derramadas en el césped. La complexión delgada de su cuerpo cambio hasta aumentar altura, grosor, volviéndose tan solo una masa de carne sin forma humana.

Una criatura jamás vista sin ojos, orejas, ni nariz, solo poseía una enorme boca con afilados dientes.

¿Con esa mierda me acosté?

Era inevitable no pensar en ello. Judge pareció sorprenderse mucho más que yo, quedando petrificada sin moverse. 

No tenía ni la más mínimo idea del porque su cuerpo permaneció quieto, pero por algún motivo descifre que aquella bestia solo se movía por el tacto.

Extrañamente mi cuerpo no sentía aquella pesadez ¿Jessica perdió su batalla?


El Pintor y El Demonio [Creepypasta] [Bloody Painter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora