17-Trío de pasión

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Ha pasado un tiempo y no lo olvido, su aroma sigue vivo dentro de mi piel, su cuerpo suave y delgado, tallado por Ángeles.

He estado tan ocupado en el Instituto que no he tenido tiempo de verla, cada vez que llegaba a mi departamento, me recostaba en el sofá, llegaba exhausta, mi cuerpo de desvanecía. Solo podía oler el aroma de su cuerpo sobre el mío. Sentía que una mano se deslizaba sobre mi cuerpo, sobre mi pecho, sobre mi cuello y mi rostro pero siempre despierto sola, deseando su presencia.

Faltaba muy poco para terminar el primer año de la “carrera”, estaba llegando el verano, tendría más tiempo para pasar con ella. Pero ya paso otro mes desde que fui al hospital y tengo que volver.

Esto me está cansando, ir al hospital no me gusta. no me gusta ese aroma a medicamentos que tiene.

—¡Ah! Señorita Simone ya ha vuelto ¿a caso ya paso un mes? Entre por favor.

—Gracias Doctora, me alegra volver—Dije entre risas.

—Eso fue sarcasmo ¿No? Bueno comencemos, siéntese en la camilla

—Sí, he no va a pasar lo mismo ¿No?—estaba tan nerviosa

—¿Lo mismo? Ah te refieres a eso ¡No te preocupes! Voy a ir lento. A ver mírame fijamente a los ojos por favor. — me alumbro con una linterna que me cegó.

—Tus ojos se ven distintos Doc. ¿Te ha pasado algo, te sientes bien?—la miro pero me esquiva la mirada.

—No nada, solo que no he dormido bien, he estado en cirugía por 14hs y de guardia—podía ver la verdad detrás de esa mentira, había algo más importante detrás de esos ojos oscuros y dominantes. Pero no insistí, no me debería de importarme, ya que no es nada mío.

Ella se sentó en el escritorio y lleno mi historia clínica, me miraba de reojo y apenas una mueca en sus labios. No sé por qué me sentía incomoda y nerviosa, el ambiente era tenso. Comencé a sentir como su pie subía por mi pierna, debajo del escritorio, se me erizaba la piel, mordía su labio provocándome, se detuvo.

—¡Listo señorita Simone! Al parecer no fue nada importante lo que sucedió. Si quiere le puede reservar un turno cada 3 meses, para verme. —sonreía y me miraba expectante.

—¡Eh! ¿O sea que ya no tengo que volver a verla para el seguimiento? ¡Solo quieres que venga a verla!—digo mientras me pongo de pie.

—¡Pues sí!—me acorrala en la puerta con sus brazos. Sus ojos me dominan, me aterran, como si estuviera entrando en un agujero negro sin salida. —¡Sabes, me divorcie! Me di cuenta que Amo a alguien más. La relación ya se había terminado hace mucho—se acerca cada vez más a mis labios. Respiro su aroma, siento su aliento sobre ellos.

—¿Y qué quieres que te diga?—mis piernas temblaban, no puedo sostener el peso de mi cuerpo.

—¡Que hay un poquito de esperanza!

Mis labios tiemblan.

—¿Tú  crees que hay esperanza?—digo con mirada amenazante.

—¡Siempre hay un rayo de esperanza! —me besa, pero ese beso no fue como el que me dio la primera vez. Este fue un beso dulce, con sabor a amor, sus manos se deslizaban lentamente por mi espalda hacia mi cintura. Me paralice. Quería alejarme pero mi cuerpo no se movía. Deslizó sus suaves dedos por mi rostro y a aparto mis labios de los suyos.

—¡Te recuerdo que Amo a Valerine! No se sí podría amar a otra mujer. —se aparta lentamente, su aroma se va desvaneciendo de mis sentidos.

—Es cierto ¡Espero que nos encontremos en otra vida juntas!—en que está pensando, ¿Esa fue una despedida? Pensé en lo peor que podría hacer, pero no creo que sea capaz de dejar esta vida.

Acaricie su rostro, la mire fijamente a los ojos. —¡Lo siento! Espero que algún día encuentres a esa persona que te amé como nadie llego a amarte y seas muy feliz. Adiós ¡Gracias por todo Doc!—le di un beso en la mejilla y me marche sin nada más que decir.

Salí del instituto a las 8:30 pm y busque mi celular, lo encendí.

Mensaje de Valerine

—Amor ¿Podrías comprar un vino de camino? Estoy preparando la cena, tenemos visita. — ¿Qué visita? ¿Quién podrá, ser sus padres? Pienso mientras me pongo nerviosa y ansiosa a la vez.

—¡Sí claro Amor! ¿Algo más que necesites?—pregunto

—¡Si! Tus besos y tus caricias—responde.

—¡Te mando desde acá Amor! Tengo que seguir besos. En un rato llegó. —respondo caminando en la vereda con los faroles encendidos y la gente que caminan aliviadas.

—¡No te distraigas por ahí! Si no me pondré celosa—me dice mandándome unos emoticones de besos.

—¡No! Tranquila amor, solo pienso  en ti y solo en ti. —respondo.

Camino por el centro y entro a una panadería y compro unos chocolates para ser amable con la persona que está en nuestro departamento. Voy a un súper y compro un buen vino.

Llego al departamento y apenas ingreso, el aroma de la comida cacera invade mis fosas nasales y me hacen respirar profundamente, hasta invadir mis pulmones de ese ese delicioso aroma. La espera de “la visita” se me hizo eterna, así que después de ducharme destapó la botella de vino y comencé a beber, la ansiedad y los nervios me estaban matando. Jamás me había sentido tan nerviosa.

Hasta que sonó el timbre, me levante del sofá y con la copa de vino en la mano abrí la puerta y se asomaba la persona que venía a cenar con una botella de vino fino, como obsequio y helado.

Frente a mis ojos estaba la mujer que no quería ver, la que me hace temblar, la que impide mi bienestar, la que me hace dudar, y la que hace unos meses estaba dispuesta a “enamorarme y atarme” La Doctora Saroyan ¿Pero que hace acá? Con una minifalda (negra) y una camisa (blanca), abierta hasta los pechos, y un sacó (negro)…

⎯Buenas noches ¿Piensas dejarme entrar? ⎯Me pregunta mientras yo estoy algo atontada y sorprendida por su visita. ⎯Veo que ya empezaste a beber sin mí.

⎯¡Ah! si pasa, lo siento es que no te esperaba a ti “particularmente”

Entra y me da un beso de sorpresa en los labios ⎯¡Estas hermosa! ⎯Me susurra y me hace derramar vino en la camisa que tenía puesta, obligándome a cambiármela.

⎯¿Qué crees que haces?

⎯Lo que yo quiera⎯ dice y aparece Valerine y se saludan mutuamente.

⎯Buenas noches Doctora Saroyan, la estábamos esperando.

⎯Por favor llámeme Penélope ¿Si?

⎯¡Si claro! Oye Simone ¿Qué te pasó? ¿Ya estas ebria que te manchaste la camisa?

⎯¡No! Mejor me voy a cambiar. ⎯me dirijo a la habitación y Valerine la guía a Penélope a la sala.

Se escucha que ya han empezado a beber y a charlar con simpatía ¿Cómo podría arruinar esa simpática atmósfera que se está creando? Tardo un poco más de lo debido, estando en el baño y mirándome al espejo, pensando en ¿Qué es lo que debería hacer?

*

…Estoy en la cama siendo de vestida por estas dos hermosas mujeres. Me besan los labios, el cuello, los pechos, mi vientre. Estoy ebria y no estoy en mi sano juicio como para poder detener esto. Toman mis manos y la llevan hacia sus pechos, meten mis dedos en sus bocas y la van bajando hasta rozar sus partes íntimas, ya totalmente mojadas y calientes. Al rozarlas siento una corriente eléctrica en todo mi cuerpo y me doy vuelta dejando mi cuerpo sobre los suyos, rozando con cada muslo sus partes mojadas. Miro sus rostros totalmente sonrojados y excitados, su respiración agitada activa mis alarmas de la necesidad que tienen de ser poseídas por mi…son cuatro manos contra dos, claramente ellas tienen más poder sobre mí. Me abren la camisa dejando al descubierto mis pechos sin brassier y sus manos rozan todas las partes de mi cuerpo, excitado e impaciente de hacerlas mías.

Mientras beso el cuello de Valerine, con mi mano acaricio los pechos de la Doc. Y el borde de su pubis, haciéndola desear más y más.

*

Sólo Su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora