18-¿Un error? ¿Una pasión?

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Siento mi cuerpo pesado, como si no tuviera control de él, trato de moverme y no logro nada. Poco a poco mi conciencia despierta y separo mis párpados dejando al descubiertas mis pupilas. Mi olfato y mi tacto despiertan, mi piel siente el contacto de otra piel suave, y siento un aroma dulce y embriagador.

No puedo mover mis brazos y mis piernas. Mis ojos se abren enormemente al ver a dos hermosas mujeres durmiendo a cada lado, sobre mi pecho, abrazándome y enredándome las piernas con las suyas. ¡Con razón mi cuerpo no se puede mover! Suspiro, trato de zafarme pero me es inútil.

Siento de pronto la caricia de una mano subiendo por debajo de mi remera, tocando mi vientre, mis costillas y mi pecho derecho. La mano de la bella doctora Penélope me acariciaba lenta y minuciosamente mientras asomaba sus pupilas a través de sus pestañas, mirándome con esa mirada picara y sensual.

⎯¡Shh! No digas nada disfruta el momento⎯ su mano rozaba mis labios tratando de silenciar las palabras que se asomaban por ellos.

El sol se asomaba por la rendija de la cortina de la habitación y da justo en el rostro a Valerine, quien duerme plácidamente sobre mi costado derecho, obligándola a abrirlos y frotárselos.

⎯¡Buen Día Amor! ⎯ su sonrisa y sus ojos brillan como un sinfín de estrellas iluminando mi mañana.

⎯¡Buen día mi bella Dama! ⎯ como si de complicidad se tratase, bajó su mano lentamente por mi vientre y se adentró en mi shorts, haciéndome palpitar y subiéndome la temperatura.

⎯Espera, ¿Qué hace la Doctora durmiendo acá? ⎯ mi mente estaba en blanco no recordaba nada, me sentía fatigada y con ¿resaca? ⎯¿Paso algo anoche?

⎯¿No te acuerdas? ¡Sí que bebiste de más!—ese “no te acuerdas”, me mata porque no tengo idea de que paso anoche y tengo miedo de lo que pude haber hecho, y que nuestra relación se dañe. ⎯Ayer Penélope ceno con nosotras y después charlamos y bebimos unas cuantas botellas de vinos, pero quien se bebió casi dos botellas fuiste vos...te dormiste en el sofá y ella te trajo a la cama, y yo la invite a quedarse a dormir porque estaba muy cansada y hoy tenía franco, le preste tu piyama, pero durmió en el sofá ¡no sé cómo llego a nuestra cama!

⎯¡Qué alivio! ⎯digo entre suspiro, pensando en que podía haber sido peor.

⎯¿Qué alivio por qué? ⎯me pregunta con cara de sorpresa.

⎯ ¡Mhh! no por nada, es que tal vez era muy tarde y que si se hubiera ido a esa hora de la noche sería peligroso, más para una mujer como ella.

Maldición no paro de pensar en lo atractiva y salvaje que puede ser.

⎯¡Tienes razón! Por eso y más Te Amo. Bueno me parece que me voy a levantar, tengo clases que dar.

—Pe…ro, pero ¿y ella? ⎯ mi voz temblorosa me hace sentir escalofríos tan solo pensar en quedarme con ella solas.

⎯ Ella dijo que tenía franco, así que cuando te levantes para ir al instituto despiértala, yo te dejo el café preparado. Es temprano así que seguí durmiendo mi amor. ⎯ sus caricias y sus besos me complacían y me tranquilizaban.

Eran 6:30 y el sueño que tengo me obliga a cerrar los ojos y conciliar tan pronto el sueño que solo puedo oír su voz a lo lejos “Me voy mi amor, nos vemos después” siento una briza agradable y me doy vuelta sintiendo un espacio vacío del lado derecho, enseguida siento una intranquilidad seguida de una sensación de placer y un abrazo confortable desde atrás y me quedo dormida plácidamente.

⎯ “Te amo” ⎯logro oír aún dormida y pienso que estoy soñando pero lo oigo otra vez seguida de un fuerte abrazo y me despierto exaltada.

⎯ ¿Qué haces acá? En mi cama ⎯pregunto corriéndome al borde de la cama mientras ella se sienta en su lugar y bosteza. ⎯ ¿Estás loca?

Sólo Su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora