Capitulo XI

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Viernes 14 De Agosto Del 2020
                                                  11:45am
Tamara

No se que es lo que pasa por su cabeza, no se el por que me observaba de esa manera pero lo que si se es que es inquietante su penetrante mirada, me miraba como si fuera alguien interesante cuando lo cierto es que no tengo nada que defina esa palabra.

Varias veces eh lo eh atrapado mirándome de esa manera tan poco explícita, sus ojos solo reflejan oscuridad y curiosidad, tal ves eso es lo que me inquieta, ¿por que me ve?,
¿acaso es demaciada su molestia por que sea amiga de su hermana? Por que no tengo otra posible explicación además de esa.

Se que nunca le eh agradado a Matthew más sin embargo nunca eh hecho nada para molestarle.

—Señorita Tamara, ¿Está prestando atención a la clase?—la vos de la profesora desmoronó mis pensamientos. No se que fue lo que dijo así que no le veo caso ah responderle cuando ella ya sabe la respuesta. No no tengo idea de lo que sea que aya dicho. —Mi clase es para que todos aquí presten atención y como veo que usted está demaciado distraída le alegraré un poco su día. — hablo de manera dulce pero fingida — Salga de mi clase. — puntualizó, mientras sus tacones resonaban en el asfalto de el salón de clase mientras contorneaba sus caderas y habría la puerta para que yo saliera. Podría quedarme a discutir con la maestra, de que era injusto lo que hacía pero la verdad es que ánimos no tenía y ganas de pelear menos, así que tome mis libros eh ignorando la bulla de algunos alumnos abandoné el aula de clases.

Con mi ánimo por los suelos, con mi mente hecha un lío de pensamientos y emociones cruze los pasillos del instituto y me acerqué a los estantes de loquers para tomar mis pertenencias restantes. Es mejor que me vaya a casa ya que estoy demaciado distraída para siquiera prestar atención en las clases, créanme los profesores me lo agradecerán después, no quiero ser la causante de las migrañas que imagino deveran de tener diariamente los pobres, si yo que no doy las clases salgo de aquí con la cabeza a punto de estallar me los imagino a ellos y uff.

—No me digas...¡¿te echaron de la clase?!, eso es nuevo listilla. —Su vos me puso los nervios de punta, mi corazón se aceleró al igual que mi respiración y mis pensamientos se desconectaron por completo. Matthew se encuentra recargado en el umbral de uno de los loquers reparandome con mucho detenimiento. ¿Esque acaso me estaba hablando a mí? ¿A miii? ¿Estará drogado?. Es lo más seguro y probable también.

—¿Me estas hablando a mi? —le pregunté con más sorpresa de la que hubiese querido preguntar, pero es comprendan, el chico que yo creía que me odiaba estaba entablando una especie de conversación y eso amerita mi sorpresa.

Él me sonrió de medio lado mientras mordía su labio inferior provocando una sensación de nerviosismo dentro de mi pecho, ¡pero que sonrisa!, sus ojos estaban fijos en mi, tanto que no puede soportar su penetrante mirada y la aparte de inmediato.

—Si Tamara, —Saboreó mi nombre en sus labios y la sensación de hace apenas unos segundos se intensificó, este es un día de locos, enserio. — O bueno, no veo a otra persona con la cual hablar. — volvió a sonreír y yo ya me estaba derritiendo como mantequilla. Sin duda este chico provoca este efecto en todas las mujeres y yo no soy la excepción. Su manera tan hábil de desconectarte del mundo con una mirada, de ponerte a temblar con una sonrisa, de mandar tus neuronas de vacaciones solo con una simple palabra no es normal, más sin embargo este es el don que Matthew heredo: mojar las bragas de toda chica que se le atraviese. Nunca pensé que esa chica podía ser yo, eso es nuevo.

—Lo que pasa es que nunca me habías hablado, al menos no para una conversación. —le puse el candado al casillero y acomode mi mochila en el hombro con la intención de salir ya de la escuela eh irme a casa.

—¿Te vas?— Creí escuchar en su pregunta algo de decepción, pero no estaba muy segura así que solo asenti con la cabeza.

—¿A donde irás?— pregunto nuevamente.

—Pues a casa, no me apetece estar aquí la verdad. — Matthew asintió, y comenzó a buscar algo en su bolsillo trasero, cuando lo encontró en sus dedos brillaron las llaves de coche.

—Pues vamos entonces, yo también ya me voy así que te puedo llevar.— me quede en blanco,  literal. Él me estaba invitando a subirme a su coche con él, o sea el tipo más arrogante que he conocido estaba siendo amable conmigo. ¿Por qué? Ni idea, solo se que tenía que responder a su pregunta y las palabras se habían estancado en mi garganta negándose a cooperar en la situación. — Vamos Tamara, que no voy a matarte o sea lo que sea que tu chiflada cabeza se esté imaginando, solo me estoy ofreciendo a llevarte quita esa cara de susto. —dijo esto último entre carcajadas que aliviaron un poco mis nervios y ya que no tenía ánimos de caminar y al parecer el hermano de Ellie estaba de buen humor pues tendría que aprovechar la situación. Además tal vea sea buena idea hacerle unas cuantas preguntas.

—Esta bien, vamos. —Ambos nos encaminamos al campus de la escuela y a la distancia logre visualizar su coche.

Hoy enserio era un día de locos, ¡Matthew siendo amable conmigo!, seguía sin creerlo.

Una ves dentro de su auto le hice la pregunta que me estaba carcomiendo el alma. No me culpen, pero enserio necesito respuestas y el es el único capas de darme una respuesta al menos.

—¿Por que haces esto Matthew?—le solte sin rodeos y pose mi vista en su rostro observando con detenimiento sus exuberantes pupilas ya dilatadas. Me sentía extraña al lado de él, el simple hecho de estar entablando una conversación con el chico que es considerado el Adonis de la escuela me sacaba de órbita, no se si intenta llevarse bien conmigo por que tal ves Ellie se lo aya pedido o que simplemente y por estadísticas de la vida el lo quiera de ese modo. El chico es demasiado atractivo y más cuando sonríe de el modo en el que lo está haciendo ahora, la sonrisa de sus labios se puede persivir como jugetona, coqueta y audas. Eso no ayuda para nada en mi interior ya que en cuestión de segundos las palmas de mis manos comienzan a sudar y el calor de mis mejillas me aclara lo sonrojada que devo de encontrarme.

—Eres más interesante de lo que aparentas, Tamara. —con esa simple frase salió del estacionamiento de la escuela y sin abandonar la sonrisa continuó con el camino por carretera. ¿Y ahora como le digo que yo vivo por el lado contrario?

En algo de lo que dijo tenía mucha razón, vivo de apariencias, al igual que todos, más sin embargo no me siento orgullosa de eso, me gustaría ser tal cual soy pero no puedo y tal ves nunca pueda. 

Un Enredo de Mentiras & SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora