Capítulo uno, parte cuatro

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Alcé la vista para ver una gran casa tradicional, con una gran puerta. Tuve problemas para cerrar mi boca. Las luces de la ciudad continuaban a lo largo del pasillo, y las barreras blancas se extendían lejos.

¿Todavía quedaban casas como esa? En ese caso, era la casa más grande que jamás había visto. Miré a Kirigiri con ojos llenos de envidia. Era definitivamente una dama.

"Mi hora límite ya ha pasado" comentó Kirigiri. "Afortunadamente no eres hombre, porque incluso para un detective, hubiera estado muy enfadado."

Kirigiri parecía un poco incómoda.

"Si tenías una hora límite, tenías que habérmelo dicho. Hubiéramos salido antes," mencioné.

"Llego tarde porque estuve hablando contigo," respondió Kirigiri, con una mirada fría.

"Sí, es porque he hablado demasiado, lo siento. Pero tenía que estar absolutamente segura de lo que discutimos."

"Si tú lo dices."

Kirigiri caminó por una gran verja antes de parar. La verja estaba hecha de madera, y solo pude imaginar las astillas que podrían ser atrapadas al tocarla. No había señales, solo un intercomunicador.

"¿No vienes a casa?"

Los enormes árboles plantados en el otro lado no me dejaban ver detrás de la verja. Era difícil ver la majestuosa residencia, pero era imposible ver una presencia humana. Para alguien que no sabía sobre el lugar, la residencia era un total misterio.

"¿Vives con tu abuelo o sola?"

"Depende, pero hay tres sirvientas. Una persona está siempre aquí."

"¿Sirvientas? ¿Vas en serio?"

Ya que la escuela a la que fuimos estaba llena de chicas jóvenes, no era difícil escuchar que algunas familias contratan sirvientes a pero dejar a sus hijas solas. Una de estas familias era la de Kyouko. No tenía ni a su padre ni a su madre. No tenía los detalles, así que no entendía bien la situación, pero entendí rápidamente que no debía preguntar más.

"Por cierto, ¿no viviste en el extranjero por un tiempo?"

"Sí, con mi abuelo. Me quedé allí por cinco años. Entonces tuve que volver a esta escuela, ya que estaba registrada aquí," dijo Kirigiri. "Tenía que pasar en cualquier momento. Hay una pequeña entrada que permite el acceso fácil."

"Mi vida es muy diferente a la tuya."

"¿En serio?" respondió Kirigiri estoicamente.

Caminamos a lo largo de la cerca por un rato, hasta que Kirigiri apuntó a un lugar específico. Había una diminuta verja para hacer más fácil entrar. Tomó la llave de su bolsillo, la insertó y la giró. La verja se abrió rápidamente, pero se volvió a cerrar de forma inmediata después.

"¿Quieres que hable con tu abuelo?"

"Sí, sería una gran ayuda" exclamó Kirigiri.

"¿Qué debería hacer?" pregunté.

"Espera, lo voy a llamar."

"Vale, esperaré."

"Estaré de vuelta pronto."

"Oh, ¡espera un minuto!"

"¿Qué?"

"¿No sería mejor si te quitaras ese gorro de tu cabeza?" respondí, señalando el gorro de Santa.

Ella lo empujó un poco. Lo vi caerse en mis pies.

"¿Qué es?"

"¿No te has dado cuenta?" Cogí el gorro y animé a Kirigiri. "Hey, será mejor que vayas."

"Oh, sí." Kirigiri caminó hacia la puerta de la casa. Una vez que Kirigiri estaba fuera de vista, puse mis manos en los bolsillos y me apoyé en la verja. Era inusual para Kirigiri sentir pánico. Quizá su abuelo daba miedo. O puede que lo amase mucho. Tendría que haber sido eso. Para ella, que no tenía padres, tiene que haber sido difícil. Miré hacia el cielo, observando las farolas. De repente, una pequeña arena blanca empezó a caer desde el cielo. ¿Una blanca Navidad? En Nochebuena suelo estar sola, preguntándome qué haré el año que viene y mi ansiedad me agobia. Pero este año, conocí a una chica llamada Kyouko Kirigiri. Su presencia realmente me ayudó. Ya no tengo este sentimiento de soledad y vacío. Las dos somos también detectives. ¿Estará ella otra vez el próximo año? Estaba imaginando nuestro futuro: dos detectives siempre juntas. No quería un futuro oscuro. ¿Pero no era eso el destino de un detective?

"Yui-oneesama." Escuché una voz. Vi que la gran cancela estaba abierta. Me di la vuelta para ver a Kirigiri, mirándome con preocupación.

¿Dónde está tu abuelo?"

Me alejé de las barreras blancas volviendo a hacer el botón de mi abrigo. Me acerqué a Kirigiri mirando detrás de ella, pero no había nadie allí.

"¡Eres el hombre que quiere seducir a mi Kyouko!"

La voz vino por encima de mi cabeza. Un hombre mayor llevando una gran chaqueta estaba en la pared. ¿Solo me di cuenta de ello ahora? Di un paso hacia atrás antes de que me tiraran hacia adelante de nuevo y me pusieran en el suelo. Poco antes, estaba tranquilamente contemplando el cielo. Era inquietante ver una hombre mayor saltando de una pared tan alta. El bastón del hombre me mantenía en el suelo. ¿Era de verdad tan fuerte? Lo levantó y golpeó mi cabeza.

"Espera, ¡no es ella! ¡Es una mujer!"

"¿Qué?"

Él apartó su bastón, me levantó y agarró mi pecho.

"¡¿Qué estás haciendo?!" grité, quitando la mano del hombre. Salté lejos.

"Es Yui-oneesama, la detective que va al mismo colegio que yo."

Danganronpa Kirigiri (Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora