Capítulo tres, parte uno

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Las tan esperadas 18 horas estaban cerca. Estaba pasando el tiempo leyendo un libro al lado de Kirigiri. Trataba acerca de un grupo de amigos encerrados en pabellón, cada uno asesinado de uno en uno por un asesino misterioso. Una novela policíaca, de hecho. Mientras, podía sentir la tranquilidad del aire llenándose con una ligera tensión. La historia de estudiantes normales siendo asesinados era ya suficiente para hacer latir a mi corazón a toda velocidad. Me sentía frustrada, mi mente estaba casi congelada. Suisei se encontraba sentado en una silla, con las piernas cruzadas. No movió ni un músculo. Había cuatro personas: Seiunsai, Yuzen, Akio y Meruko, quienes estaban jugando a las cartas haciendo mucho ruido. El millonario parecía muy feliz. Mikado estaba leyendo un libro cuyo tema ni siquiera me molesté en entender, ya que parecía demasiado complicado para mí. Sin embargo, estaba calmado y parecía no tener ninguna dificultad en comprender lo que estaba leyendo. Casi pude sentir la profundidad de su inteligencia. Sae todavía estaba tumbada en el sofá, envuelta en su manta, pareciendo que estaba dormida. De vez en cuando podía escucharla murmurar cosas incomprensibles. Mientras tanto, Teahime se estaba moviendo alrededor, cumpliendo su rol como sirvienta. Me sorprendió conocerla como detective.

Suisei miró su reloj otra vez. Por mi parte, nerviosa, eché un vistazo al tiempo en mi teléfono. Solo quedaban cinco minutos. Seiunsai, quien todavía seguía jugando a las cartas, empezó a estar inquieto.

"Casi es la hora" le susurré a Kirigiri. Se enderezó un poco, pero seguía siendo bastante pequeña. Justo sobre las 6 p. m., un extraño ruido hizo eco en la habitación. Los demás lo habían escuchado también al parecer. Estiré mi cuello y miré alrededor.

"Una puerta se ha abierto en algún lado" dijo Suisei mientras se levantaba. "Seguidme".

Se dirigió a la dirección donde provenía el ruido. A este punto, había una puerta de madera gruesa. Nos aligeramos para unirnos a él. Suisei puso una mano sobre la puerta.

"No tengo la llave". Todavía agarraba el picaporte. Lo inclinó vigorosamente y la abrió. Estaba empezando por fin. La habitación delante de nosotros era como un comedor. Había una mesa grande cubierta con un mantel blanco y cinco pares de sillas sobre la mesa con cubiertos en frente de cada una. El techo de la habitación era alto, pero parecía haber un balcón alrededor de todo el lugar y ofrecía una vista desde arriba. Todas las ventanas estaban bloqueadas. La habitación estaba iluminada por las luces del techo. No estaba vacía, al menos. Nos reunimos en la nueva sala y miramos alrededor. Había dos cosas muy extrañas que me sorprendieron. En la esquina izquierda estaba una pizarra electrónica, y había números rojos en ella. En ese momento, los números eran 111:57:48, con el 48 descendiendo a 47, 46... y seguía disminuyendo. Entendí inmediatamente que este era el tiempo que quedaba para el Duelo Negro. Justo al lado del cuadro se encontraba una cabina del mismo tamaño que una cabina de teléfono. Como el frente era una puerta, parecía posible meterse dentro.

"¿Qué es esto?"

"Podría ser peligroso, no lo toques" le advertí a Minase.

Se encogió de hombros y se fue de allí. Al lado había una chimenea con un fuego ya encendido. No obstante, dado el tamaño de la habitación, no debería ser la fuente de calor.

"Hola, aquellos de ustedes que se han reunido aquí" dijo de repente una voz robótica. Parecía estar grabada en algún lado del hotel.

"¡¿Quién eres?!" dije, mirando a las esquinas, pero no había nadie más.

"Estoy justo aquí" respondió la voz. La podía escuchar perfectamente, pero era incapaz de localizarla. ¿Quizá estaba pre-registrada? "Mira hacia arriba..." Elevé la vista al balcón y no vi nada, excepto un retrato, donde estaba dibujado un hombre caucásico con el pelo castaño. La manera en la que estaba pintado parecía un chico de campo. Mirando más de cerca... Sí, ¡eso es! ¡La boca del hombre del retrato se estaba moviendo!

"¡Ah!" grité. "Mira Kyoko, su boca se está moviendo," dije, sacudiendo un poco a Kirigiri. Como todos dirigieron sus ojos hacia el retrato, empezó a hablar otra vez.

"Hey, soy Norman. Soy un asesino en serie que murió hace un poco más de 50 años".

Danganronpa Kirigiri (Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora