Capitulo VIII.

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P.O.V ALBA.

[Flashback]

Dos años atrás...

Había un punto de morbo en mi situación, volver cada vez menos y menos estables a cada hombre que te mire escasos segundos, tentador.

Las medias cubrían cada vez menos mis muslos y sabia que eso les gustaba, mi corset no me dejaba amplitud en mis movimientos, pero sabia perfectamente como deslizarme suave en la barra atrayendo la atención de todos.

Me llovían los billetes, podía contar miles en mi escote, el escenario estaba completamente lleno de dinero derrochado mas algún otro que atrevía a coger con la boca en un tono coqueto directamente de la mano de los espectadores. Todos estaban atentos a mi, dispuestos a dejar sus sueldos ante mis tacones, me sentía algo poderosa en toda esta miseria.

Claro que eso fue el principio. No había golpes, no había llantos, siempre los primeros días suelen darte un buen trato para que te confies y poder jugar contigo lo suficiente hasta que un día te hacen desaparecer de un trabajo lleno de dinero para aparecer en el mundo de la trata de blancas. Era tan ilusa, sentía el calor del infierno y no era capaz de percibirlo. No negare la cierta excitación que me causaba saber que dominaba a la multitud ante mi y siquiera permitirles rozarme. Mandaba yo, al menos antes de ser vendida.

Repentinamente el dinero se multiplicó, trataba de ignorarlo y de seguir con la función pero era cada vez mas. Me giré sin olvidar la elegancia de mis pasos y ahí estaba él.

Unos ojos capaz de hacerle el amor a mi mente, unos labios deseosos de besar o de un simple susurro a través de ellos, unos hombros anchos que mostraban el cuerpo definido que debía tener a pesar de sus caras prendas. Tan imponente pero atractivo como ahora.

–¿Se puede saber que necesitas?- No debía mostrar debilidad, siquiera si me atraía-

Aquel semidios, me respondió con una expresión fría, intimidante, me hizo perder parte de mi compostura, pero no era momento de mostrar nada, le ignoré a los pocos segundos, tratando de no tropezar en mi nerviosismo.

Fin del show.

Tras entrar en mi camerino sintiendo la mirada fría pero penetrante de aquel chico sin embargo, yo solo pensaba en guardar la mayor cantidad de billetes en mi bolso.

Me quité las plataformas con rapidez para sentir alivio.

Fabrizzio llegó a mi camerino escasos minutos después, observando mi figura semidesnuda en el espejo.

–Creo que tenemos que hablar. -comentó sin más con su característico olor a puro.-

– Ya acabó el espectáculo, me iba a ir ya a casa.

–Antes hablaste de una forma...-tosió antes de continuar.-...desagradable a uno de mis mejores clientes, ¿te iras sin compensarlo?

Ese tono de voz frío y duro, me dejaba en claro que no era una propuesta, era una condenada orden.

– Creo que nos hemos entendido. -dijo sin más, sabiendo el poder que tenía.-

Tendría que salir a bailar para él y no podría negarme a nada de lo que me pidiese, todo para compensar mi "mala educación".

La idea no me parecía tan mala, era un chico atractivo pero me fastidiaba tener que obedecer a alguien. Asi que no había mas, como siempre ante las órdenes me cegaba de alcohol.

Y ahí estaba yo, derrochando gran cantidad de alcohol en adornar mi piel, en mostrar más lujuria ante tantas bocas sedientas.

Todo mi cuerpo, absolutamente todo, tenia alcohol deslizándose libremente en mí, pero quería mas, le quería a él.

Tras beber unas copas seguidas, me subí a la barra de bebidas dispuesta a cumplir mi cometido.

Sin dejar de soltar alcohol en mi escote y de bailar con mi uniforme de striptease, escaso en tela, le busque a él entre la multitud.

No me costo distinguir a semejante hombre entre tanta gente, su presencia te hacía llegar a él quieras o no.

No quería saber más de alcohol o multitudes lujuriosas, ya tenía a una presa en el punto de mira, aunque en el fondo sabía que la apresada era yo.

Gateando lentamente llegué a él. Se encontraba al final de la barra, bebiendo sin pecado dejando que yo me acerque.

Nos miramos uniendo deseos al instante, ambos sabíamos que iba a pasar y ambos estabamos impacientes por ello.

Me agarró del cuello, dejándome ver su venoso brazo. No pude evitar jadear ante aquel casi perfecto hombre, su mirada te sometía y me gustaba no saber la razón de semejante sumisión que me causaba. Cada vez estaba más cerca de él y me parecía larga la distancia entre nuestros labios, solo necesitaba que empezara la acción, me daba igual si me follaba ahí mismo, sobre los restos de alcohol que dejó mi show, solo necesitaba un buen polvo y notaba que él no era de los que iban lento y suave.

Sorpresas de la vida oburlas del destino, pero no sabía que pasó, de un segundo a otro salió del antro, sin comentar nada al respecto, dejándome desorientada.

Se notaba lo que él quería casi tanto como yo, por la hinchazón de su pantalón y la manera en la que miraba mi boca.

No esperaba volverle a ver, lo tomaba como otro hombre de imponente belleza pero fugaz.

Me alegraba profundamente de saber que me equivocaba.

Contaba los días que iba a verme con suma ilusión, me sorprendía el hecho de que me buscase solo para verme a mí. Nada sexual, ni siquiera un baile de peticiones ilimitadas a solas.

No sabía si estaba enamorandome, era una joven inexperta, que deseaba a su principe azul.

No obstante, no tardó mucho en durar el efímero sueño de que alguien me quisiera en su vida mas allá de razones pecaminosas, mucho menos alguien como él.

Se terminó mi supuesto principe azul, había sido vendida a mi verdugo de nombre "David" al día 14 de ver a aquel chico por ultima vez, siquiera pude saber su nombre.

Ese día salí de un sueño para dar comienzo al azote de mi mayor pesadilla, era un cordero llegando al matadero y lo sabía perfectamente.

[Fin del flashback.]

VÍCTOR [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora