Esa terrible sensación en mi estomago, batiéndose en duelo contra mis nervios para no devorarse a sí mismo frente a un bombardeo de tensión.
Pues eso era una diminuta parte de lo que llegué a sentir en ese momento y sospechaba que Marc, el implacable ruso, no estaba muy alejado de mi sentimiento.
Me atreví a levantar la mirada y preferí haber permanecido observando el suelo antes que eso...
Víctor, un chico cuyos celos eran una mecha delgada que prendían el infierno que llevaba dentro, soltando suspiros de llamas a todo aquel que pisara a su alrededor/ estaba frente a la puerte, con su traje impoluto, cualquiera diría que acababa de matar a toda una pandilla de hombres armados hasta el filo de sus bocas, utilizando un simple arma de fuego medianamente cargado.
- Víctor, ¿me vas a dejar explicarlo o...
- Cierra la puta boca. –me ordenó al borde de perder el control.–
- ¡No me hables así! –le grité en vano.–
No me hizo ningún caso, ya estaba acostumbrado a que sea desobediente, se limitó simplemente a agarrar mi brazo y tras una mirada llena de navajas que apuntaban hacía mi conciencia, comenzó a arrastrarme junto a él.
Era muy fuerte, no estaba utilizando ni una pequeña parte de su fuerza pero yo notaba como estaba marcando mi piel con pequeños moratones debido al agarre.
Llegamos a su despacho, tras escuchar un portazo tras de mí, sabia que estaba apunto de iniciar una pelea.
- Con la cara de niña buena que tienes... –comenzó Víctor a hablar con rudeza.– Y eres una completa zorra.
Me acababa de insultar sin mas y yo no dudé en dejarle la marca de mi mano en su mejilla izquierda, sin miedo, sin una pizca de intimidación, le mantenía firme la mirada, me daba exactamente igual las consecuencias, hoy no me apetecía ser una niña asustada.
Se comenzó a reír, rompiendo todos mis esquemas. La bomba estaba en su cuenta atrás.
- Zorra...–dijo acorralandome contra la mesa de su despacho.– ¿No te gusta que te llame así?
Estaba peligrosamente cerca de mi cuello, haciendo que poco a poco deje de pensar, sus facciones casi perfectas rozando la piel desnuda de mis hombros, me hacían distraerme.
Enfado y pasión, se escriben en una misma linea, y parece ser que él la quería cruzar.
- Siempre con la ropa mas puesta... –dijo acariciando mi vestido sin abrochar.– parece que buscas que te la arranque.
Y eso hizo, en cuestión de segundos, me habia dejado en ropa interior. Nunca me habian deborado con tanta lujuria en la mirada, cada vez el ambiente estaba mas agitado, mas peligroso, y eso le gustaba.
Víctor con decisión, sin apartar sus labios de mi cuello, me agarró de las caderas, poniendo el gran bulto de su pantalón contra mi intimidad.
Comenzaba a lamer mi cuello, mientras notaba como comenzaba a mojarme pensando en como seria lamer apartar esos pantalones y lamer la dureza que le he causado.
Pero no podia dejarme seducir tan fácil, me acababa de llamar zorra y no estaba en posicion de darle la razón.
Comencé a tratar de apartarme, sin embargo, Víctor, agarró mi cabello, tirando bruscamente de él, dejándome a escasos centímetros de sus labios.
Me había demostrado quién mandaba ahí y yo por primera vez, obedecí.
- Buena chica...–susurró al mismo instante en el que desabrochó mi sostén.–
Antes de poder decir mas, agarró sin ninguna delicadeza mi rostro y comenzo a besarme haciendo que me rinda completamente ante él.
Estaba bajo las ordenes de un hombre que con la respiración agitaba y las venas cada vez mas marcadas, no dudaría en follarme sobre la mesa de su despacho y yo estaba deseosa de que lo hiciera de una vez.
Comenzó a desabrocharse su camiseta dejandome ver tanto tatuajes como heridas decorando su marcados abdominales, dejo su ropa perdida junto a mi vestido, no dude en comenzar a tocar su cuerpo, bajando lentamente a su pantalón, haciendo que él me detuviera agarrando bruscamente mi cuello, extrañada le miré.
- De rodillas. –Me ordenó con su cinturón en la mano.–
Obedecí sin dejar de mirar a los ojos al dios griego que tenía delante.
Posó su mano en mi cabeza, recogiendo mi cabello en una coleta hecha por su mano, sin embargo, fue en vano, el ruido de la puerta interrumpió aquel momento de hipnosis, Víctor gruñó ante la idea de tener que contestar.
- Tapate, no quiero que vean de mas. –dijo tan celoso como molesto dirigiendose a la puerta.–
La abrió lo suficiente como para poder ver sin necesidad de hacer pasar a nadie al despacho.
- Más vale que sea importante.
- Daniel...
Logré escuchar únicamente el nombre de la voz de aquel desconocido.
- ¿Qué? –se notaba la preocupación en mis palabras y eso le ardía a Víctor.–
Nadie me respondió, Víctor únicamente cerró la puerta, e ignoró mi pregunta.
- ¿Que pasa con Daniel?
Repetí sin éxito.
- Te he hecho una pregunta.
Noté como marcaba su mandíbula del enfado, no le gustaba mi buena relación con Daniel, asi que simplemente me lo soltó, con la voz grave e intimidante de siempre.
- Daniel esta casi sin vida en el hospital, así que deja de preocuparte por un futuro muerto.
Note en su voz la indiferencia que le causaba, pero yo no cabía en mi del shock, no logre pronunciar palabra.
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VÍCTOR [+18]
RomansaEl infierno personificado en un cuerpo por el que rezan los ángeles, una voz grave capaz de jugar con tu cordura y un nombre que era su única huella de mortal, Víctor.