- ¿Josh? Llévame a mi instituto. Ya vale de bromear. Josh... ¡Josh!
El chico me sacó del coche, me cogió de las piernas y me colgó de su hombro como si fuera un saco, cabeza abajo.
- ¡Suéltame ahora mismo, esto no tiene ninguna gracia! ¡Llévame al instituto!Disminuyó la fuerza con la que me sujetaba, haciéndome vacilar en el aire.
Muerta de miedo, comencé a chillar y a patalear. Pero no sirvió de mucho.
- No te voy a soltar si no paras.
Dejé de mover las piernas y los brazos. Quizá así me dejaba en paz.
Poco a poco, fue colocando sus manos más arriba por mis piernas.
¿Pretendía tocármelo todo? Menuda decepción. Resulta que iba a ser igual que todos...
Pero me equivocaba. Al llegar a las nalgas, el chico me elevó por la cintura y me apoyó contra su vientre. Quedé justo encima suyo, con las piernas entrecruzadas aferrándome a él.
Cuando lo miré, sentí como todo dejó de tener sentido.
Sus ojos color miel me atrapaban en un laberinto sin salida.
O quizá sí que la tuviera.
Observé como separó los labios poco a poco, provocándome.
Me miraba fijamente.
Durante unos instantes, una lucha entre el deseo y la razón se apoderó de mi interior. En estos casos siempre gana el instinto, pero ni si quiera me dio tiempo a reaccionar.
Fue él quien acercó sus gruesos labios a los míos, pálidos y temblorosos.
Me agarré con más fuerza aún a su vientre, pues soltó de mis piernas sus musculosos brazos para colocarlos suavemente sobre mi pelo liso.
Sus dedos se entrelazaban entre cada mechón mientras me besaba.
Y en ese instante no existía nada más.
Una pena que, unos metros más a la izquierda, mis compañeros de clase chapotearan entre el agua sucia de la piscina.
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Historia de amor, o algo parecido
أدب المراهقينRealmente las historias de amor no eran mi punto fuerte. Los odiaba a todos y a cada uno de ellos. Jamás había tenido una relación. Me dedicaba a sobrellevar mi desastre de vida y mi loca familia, llevando algo bien los estudios y engañándome un poc...