El día que una de mis cadenas fue liberada

113 19 6
                                    

—¿Y a ti qué te ocurre?

Johnny se encogió de hombros mientras continuaba su lectura, recostado sobre mi cama. Taeyong y yo nos evitábamos mutuamente, y para que ninguno de nuestros amigos pregunte nada, me encerraba en mi habitación en los ratos libres. Y siempre era acompañado por Johnny, que por alguna razón evitaba a todos. A todos excepto a mí, aunque estaba cada vez más seguro de que solo era para poder usar mi cuarto.

—Sabes que respeto tu privacidad, pero llevas tres días en mi habitación, como mínimo me gustaría saber por qué.

—Mañana regresaré a la mía.

—No te estoy echando, simplemente quiero saber qué sucedió.

—Estoy evitando gente. Así como tú evitas a Taeyong y no parece que quieras contarme esa historia.

Touché. Entonces continuaré con lo mío.

Aunque parecía que estaba ocupado con mi tarea, en realidad mi mente divagaba una y otra vez a la noche de la pelea. La mirada desorbitada y perdida de Taeyong perforaba mi pecho y me arrepentía del poco tacto de mis palabras.

Él no tenía la culpa de lo que ocurría entre Doyoung y yo, tampoco era responsable de mi falta de decisión o sentimientos negativos. Sin embargo sufría las consecuencias.

...

Cuando regresé a mi habitación después de clases, me arrojé a mi cama y me cubrí los ojos. Estaba cansado de todo esto, y parecía que mi intento de ignorar a Taeyong había sido descubierto. Las llamadas y mensajes de Doyoung no dejaban de llegar, pero no estaba preparado para enfrentarlo.

Unos golpes en la puerta me obligaron a levantarme. Estaba seguro que Johnny no iba a venir, pero tal vez necesitaba esconderse más tiempo.

Al abrir la puerta, mis piernas comenzaron a temblar. Doyoung estaba frente a mí, aunque su mirada estaba fija en el pasillo con el ceño fruncido. La curiosidad me ganó y observé en la misma dirección, pero no había más que un lugar vacío.

—¿Está todo bien?

—Johnny acaba de salir corriendo de su habitación y creí ver a Yuta dentro antes de que la puerta se cerrara.

Sus palabras me confundieron un momento, el tiempo exacto para que él lograra colarse en mi habitación. Mi mente regresó a la realidad y el terror me hizo temblar. Me quedé estático en el lugar, analizando si era peor quedarme con él o escapar.

—Si escapas, te encontraré y te asesinaré. Así que es mejor que cierres la puerta y tomes asiento, debo hablar contigo.

Obedecí, sin más opción. Me senté frente a él, evitando su mirada penetrante. Estaba de brazos cruzados, con una ceja levantada y el músculo de su mandíbula marcado.

—¿Por qué no contestas mis llamadas o mensajes?

—Estaba ocupado.

—¿Haciendo qué? Estuve llamándote toda la mañana, ¿no tuviste un descanso ni en el almuerzo?

—Estoy ocupado planificando los proyectos de la clase, apenas tenía tiempo de ver la hora —no era del todo una mentira.

—Como sea —murmuró, mientras rodaba sus ojos—. ¿Por qué le dijiste a Taeyong sobre lo nuestro?

—Lo dije en un momento de enojo, no fue intencional, lo lamento...

—Eres un idiota —sus palabras me hicieron empequeñecer aún más—. Soy su amigo, por lo tanto siempre me hablaba de ti, ¿sabes lo culpable que se sintió cuando lo supo?

—Lo siento, yo-

—No te disculpes conmigo. Debes disculparte con él por mentirle —levanté la mirada, extrañado, mirándolo por primera vez a los ojos—. Le dijiste que tengo sentimientos por ti y es mentira. Te amé, mucho tiempo, sí. Pero ya no, hace mucho que te veo solo como un amigo.

La sorpresa se apoderó de mí e inmediatamente un gran peso desapareció de mi pecho.

—Te dije mil veces que te olvides del pasado y seas feliz. Yo lo hice y era el que tenía sentimientos más profundos.

—Creí que lo decías por simple amabilidad o-

—¿Amabilidad? ¿¡Yo!?

—Eres más amable y dulce de lo que quieres aparentar.

—Sí, sí, como sea —hizo un gesto con la mano, intentando dejar atrás esa conversación—. Es momento de que ambos seamos felices. Soy feliz, estoy saliendo con Jungwoo y él se encarga de hacerme aún más feliz cada segundo. También mereces serlo y sé que Taeyong es el indicado para ti.

Doyoung tomó mis manos, observándome con una ternura que ablandaba mi corazón.

—Muchas veces tuve que verte sufrir con el corazón roto, y ahora te lástimas a ti mismo. Tae va a cuidarte porque eres muy preciado para él.

—Gracias por hablar conmigo. No sabía cómo te sentías y esto es un gran alivio para mí.

—Eres un idiota por no creer mi palabra todas las veces anteriores.

—Aún así...

—¿Qué? ¿Tienes otro problema?

—Conoces a su ex, ¿verdad? No puedo competir con él y no estoy seguro si Tae realmente lo superó. Además-

Mis palabras se vieron interrumpidas por las carcajadas de mi amigo. Rió un largo rato, sujetándose el estómago y limpiándose las lágrimas. Cuando volvió a verme, la sorpresa se hizo presente en su rostro y se detuvo.

—Oh, Dios, ¿lo dices en serio?

—Sí, no entiendo por qué te ríes tanto.

—No puedo creerlo... Deberías hablar de esto con Taeyong, él te dirá si aún siente algo por Baek o no.

Por alguna razón, Doyoung aun intentaba contener la risa y me hacía sentir algo ofendido por su burla.

—Voy a hablar con Taeyong lo antes posible, pero deja de reír.

—Lo siento, es que... No importa. Sé que está en su habitación, ¿vas a verlo ahora?

Dudé un momento, pero me armé de valor y salimos juntos de mi habitación. Doyoung hablaba de tonterías mientras mi estómago se volvía una bola de nervios.

Una vez dentro del edificio, Doyoung me abandonó a mi merced. Caminé despacio hacia la habitación de Taeyong. Sentía que las paredes se movían y mis piernas pisaban el aire.

Sin notarlo, ya estaba frente a su puerta y mis piernas seguían temblando como gelatina. Levanté el puño pero pasaron varios segundos y respiraciones profundas antes de golpear la puerta.

Mi Excepción (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora