El día que entendí la realidad

115 21 4
                                    

Quien me conociera, amigos, familiares, compañeros, me veían como una persona segura, y realmente lo era. Excepto en las relaciones amorosas.

Estaba acostumbrado a que rompieran mi corazón, pero después de los errores con Taeyong donde yo le hice daño, el miedo a lastimarlo nuevamente me atormentaba. Por esa razón intentaba pensar todo lo que hacía o decía.

Desde que él se graduó y comenzó a trabajar, apenas nos veíamos algunos fines de semana, y con mucha suerte, seguidos. Entre su ocupado horario y mis estudios, nos hablábamos un poco casi todos los días por teléfono. Pero no quería molestar, tampoco insistir o exigirle tiempo.

Pero lo peor era cuando tenía que hacer sus viajes de negocios, estaba más ocupado de lo habitual por lo que casi no hablábamos. No sabía nada de él por varios días y Xiaojun me avisaba cualquier noticia que tuviera de su hermano, pero nunca me decía nada nuevo.

Pero sentía que algo no iba bien en una ocasión que me encontré a mi cuñado y parecía esquivar mi mirada y mis preguntas. Y el miedo no hacía más que crecer cuando recibí una llamada de Taeyong a mitad de semana, pidiendo que nos viéramos esa tarde.

Mis piernas parecían flaquear a cada paso más cerca de la cafetería donde nos reuniríamos. En mi mente intentaba encontrar una razón de esa reunión tan repentina. ¿Había hecho algo mal? ¿Tendría que haber insistido más sobre hablar o pasar tiempo juntos? ¿O exigir incluso menos?

Lo divisé rápidamente, con ese traje que tan bien le quedaba y el cabello peinado hacia atrás. Se veía tan hermoso como siempre, y me enamoraba cada vez más. Pero entonces un nuevo temor se instaló en mi mente e hizo doler mi pecho. Recordé las palabras de Doyoung sobre ser yo mismo, y el arrepentimiento comenzó a quemarme. Me preocupé tanto en no lastimarlo que arruiné nuestra relación y ahora sería yo quien tendría el corazón roto.

Me golpeé mentalmente, saliendo de mi ensimismamiento y me dirigí hacia la mesa donde me esperaba Taeyong. Me sonrió con amor, y un poco de confianza regresó a mí, pero su ojitos expresaban duda y tristeza. Todo iba mal.

—¿Cómo has estado? Ha pasado un mes desde la última vez que nos vimos.

—Mes y medio —corregí, más brusco de lo que quería—. Si quieres terminar conmigo, no lo hagas más largo de lo que es y solo dilo.

Taeyong me observó con los labios levemente entreabiertos y mirada preocupada. Una pequeña parte de mí estaba convencida de que se reiría y diría que no era eso. Pero sus palabras me rompieron por completo.

—No es tan simple —murmuró y bajó la mirada. Sus palabras fueron suaves, pero las sentí como gritos en mi interior.

—No debería ser tan difícil —mi voz se mantuvo firme aunque todo mi cuerpo temblaba.

—No quiero terminar contigo —sus ojos se clavaron en los míos y el miedo en su mirada logró confundirme un instante—, pero tampoco quiero atarte a mí —tomó aire y exhaló todo antes de decir las palabras que tanto parecía querer contener—. Voy a ser trasladado como gerente a una sucursal al sur del país.

Tragué en seco y sentí que mi alrededor desaparecía. En mi mente intentaba formular alguna oración coherente, sin éxito. Regresé a la realidad cuando un empleado se acercó para dejar las bebidas y unos pasteles.

—Te pedí lo de siempre, espero que no te moleste —su mueca se torció, intentando darme una sonrisa. Simplemente asentí, esperando que continuara su discurso—. Debo mudarme por completo la próxima semana. Estás cerca de graduarte así que toda tu atención debe enfocarse en los estudios. Nos podremos vernos durante meses, por esa razón necesito hablar sobre nuestra relación.

Mi Excepción (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora