El día que casi agoté todos los latidos de mi corazón

124 21 6
                                    

Doyoung, Xiaojun y Hendery ayudaron los últimos días a la preparación para la fiesta de Taeyong. Yo preferí mantener la distancia. Pero el día de la fiesta fui temprano a pedido de él.

Una suave música inundaba toda la casa mientras íbamos y veníamos del sótano a la sala para llevar todo el alcohol hacia la barra. El barista que Tae había contratado ya estaba acomodando su lugar de trabajo.

Cuando terminamos con las bebidas, fuimos a la cocina a preparar la comida.

—Cada bandeja tiene un sabor distinto, mezcla un poco de cada uno en los platos.

Asentí mientras agarraba algunos sándwiches y los acomodaba. Prefería obedecer sus órdenes sin dudar y dar toda mi atención a su extraña actitud para entender qué le ocurría.

Y lo descubrí mientras colocábamos los platos ya armados sobre la mesa del salón, cuando un olor particular, proveniente de Taeyong, me hizo preocupar.

En cuanto volvimos a la cocina, me apresuré a detenerlo agarrándolo del brazo y lo atraje hacia mí. Tomé su rostro entre mis manos y acerqué nuestras narices a una distancia peligrosa para mi corazón, pero eso no era lo importante.

—¿Qué...? —sus ojos se abrieron completamente, sorprendido por mi repentina acción y la cercanía entre nosotros.

—¿Estuviste bebiendo?

El rubor de su rostro desapareció en ese instante y su mirada se veía asustada. El olor del alcohol era bastante notorio, y aunque sus ojos se veían algo perdidos, su forma de caminar y su voz eran seguras y sus respuestas rápidas. Eso solo me indicaba una cosa: estaba acostumbrado a esto.

—No deberías hacer algo que odies y te genere nervios hasta el punto de tener que emborracharte para ignorar cómo te sientes.

Sus ojos comenzaron a cristalizarse y entendí la agresividad de mis palabras. Sin esperar a ver sus lágrimas deslizarse por sus mejillas, coloqué su rostro en mi pecho y lo abracé con fuerza.

—Déjame cuidarte... —Sentí sus manos envolver mi cintura y por un momento creí que lo escucharía llorar, pero simplemente me susurró un «estoy bien» mientras se apartaba con una sonrisa.

El sonido del timbre nos sacó de nuestra pequeña burbuja y lo vi alejarse hacia la puerta. Hendery y Xiaojun entraron rápidamente a la casa seguidos de Yuta y Doyoung. Más gente, desconocida para mí -y probablemente para Tae también-, empezó a llenar la casa. Yo ayudaba como un anfitrión a indicarle dónde estaba la comida, la barra o el baño.

El timbre no dejaba de sonar y más personas seguían entrando. Ya había visto a Tae tomarse dos vasos más de alcohol pero poco podía hacer más que verlo de lejos y seguir atendiendo gente.

Estaba en la cocina buscando más platos de comida cuando Tae apareció, seguido de algunos de sus compañeros de la academia y Jungwoo.

—¡Jae! ¿Podrías llevar a los chicos con los demás? Y preséntalos, yo me encargo de la comida.

Asentí, intentando ignorar el vaso medio vacío en su mano —no estaba seguro si era el tercero o el cuarto de la última hora— y guié a los chicos con los demás. Sé que Yuta y Doyoung se volverían locos si vieran a Taeyong así de alcoholizado, ya habían hecho gestos apenas llegaron pero ahora estaba muchísimo peor.

Saludé al resto de mis amigos que no había visto y presenté a los que me seguían desde atrás. En cuanto mencioné que Taeyong me había enviado para presentarlos, Doyoung comenzó a hacer caras de molestia. No estaba seguro si había entendido que su amigo evitó presentarlos por el estado en el que se encontraba o si era por la presencia de Jungwoo. Según Taeyong, ellos no se hablaban desde el día de las compras para la fiesta, pero nadie sabía por qué.

Mi Excepción (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora