Capítulo veinticinco - "Míster Bloqueo Mental"

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(Por claras razones voy a hacer los diálogos en español no en francés, porque me da paja, im sorry)


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24 de mayo, 2020

-¡Jerome ven!

El sol se acaba de poner, aun pudiendo apreciarse un poco de luz que venía de detrás de las cabañas, por suerte tenían pequeñas lucecitas por todo el lugar, pareciendo luciérnagas.

El llamado bajó al suelo al pequeño de cabello blanco, que se quedó junto a su hijo jugando, para poder salir a ver a su pareja.

-Dime.- dijo poniéndose a su lado, ella lo miró preocupada. -¿Sientes algo?

Giró la cabeza para poder ver a todos los que estaban afuera, cosa que el hombre imitó. Había un par de niños corriendo y jugando alrededor de la fogata, un hombre y una joven los miraban con una sonrisa sentados a unos metros.

Se detuvieron al mismo tiempo en la niña a lo lejos, con Génesis como compañía que le enseñaba como podía manipular el agua del arroyo, haciéndola bailar alrededor de la pequeña Lune.

Los dos adultos se volvieron a ver.

-¿Qué sucede?

-Será hoy.- anunció mirando a su pareja, quien la miró, rodeó sus hombros y le dejó un beso en la cabeza.

-¿Segura quieres que la predicción se cumpla?- preguntó y Annette asintió.

-¿Recuerdas todo lo que debes hacer?- se apartó un poco para poder verlo bien. –Lo del bloqueo, Bastian...

-Lo recuerdo.

-Todo saldrá bien.- dijo con voz dulce, tomando su rostro con ambas manos, el hombre cerró los ojos para poder sentir aún mejor el tacto de su pareja. –Es por ellos...- cabeceó señalando la cabaña y luego hacia donde estaba Lune.

-Pero tú...

-Volveremos a vernos.- le intervino, acariciando su mejilla con el pulgar. –Tú solo debes hacer las cosas que te pida.

-Los niños están adentro ¿cierto?- preguntó Génesis, cuando asintieron señaló a la niña. –Iremos a dar una vuelta, le diré a los niños si quieren ir.

-Está bien.- respondió la mujer dándole una sonrisa.

La mujer se metió a la casa, y en el momento que cerró la puerta pudieron escuchar a alguien aproximándose.

-¿Segura?- insistió mientras su pareja apartaba las manos, poniéndose de frente al bosque.

-Puedes hacerlo.

Un muchacho apareció entre los arboles corriendo, con su ballesta en la mano, y cuando lo vieron los dos cerca de los niños se acercaron como para atacarlo, pero Annette les dijo que no se preocuparan.

El muchacho se plantó frente a Annette, quien lo recibió con una sonrisa, pero él se veía destruido, desesperado.

-Tienen que irse...- dijo agitado por correr. –No quiero herirlos...

Annette lo miró con lastima, le dio una mirada rápida a su pareja y luego volvió al joven.

-Nunca quisiste.- respondió con tono suave, el muchacho solo alzó la cabeza, negando.

-No, no, deben irse.

-Adrien... no es tu culpa.- agregó haciéndole una seña con la mano a Jerome para que retrocediera, cosa que dudó por un momento pero obedeció.

The Raeken Dunbar /// Heartbeats secuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora