Capítulo cuatro

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Comenzó a despuntar el nuevo día con un cielo límpido a excepción de fugitivos retazos de nubes que pasaban casi desapercibidos; la inmensa bóveda celestial presentaba ese inmaculado azul marino, dando la certera impresión de que sobre el planeta se extendíera un diáfano y puro océano.

El redoblar de las campanas de la iglesia católica más cercana, mas el murmullo de las bocinas de la calle y el sol alto que se colaba por la ventana le despertaron. Asustado se restrego los ojos y se puso de pie, la noche anterior olvidó por completo activar el despertador.

Detuvo el auto frente al templo evangélico, casi era la hora de empezar los servicios de adoración, al ingresar a la iglesia todos le saludaron cordialmente. Saul Robles se convirtió en la atracción del lugar, todos estaban impresionados por su éxito literario y además era notorio que capturaba la atención de las muchachas, algunas incluso intentaron ligarlo sentimentalmente con citas y coqueteos.

Localizó a su padre conversando amenamente con una pareja de jóvenes a los que no reconoció porqué le daban la espalda, cuando se acercó los identificó : Roxana y Oscar.

-Hola Saul -. Saludó el anciano.

-Papá -. Respondió sonriente pero sintiendo cierta contrariedad por la presencia de Óscar, luego dirigiendo su mirada a Roxana le dijo :«¿Es que va a asistir a un servicio protestante?»

Ella iva a responder cuando Oscar se interpuso saludandole, este entornando los ojos asintió con desaire. El pastor observaba la escena callado. Ella no supo qué decir buscando con la mirada su ayuda, quien rompió el hielo diciendo :

-Saul creo necesario presentarlos.

-Ya nos conocemos -. Replicó con mirada iracunda y haciendo ademán de retirarse.

-Espera hijo, Oscar es...

-Oscar es mi hermano -. Interrumpió ella con claro gesto de indignación. El muchacho que recién comprendió lo que pasaba no pudo contenerse y se echó a reír. En cambio Saul se ruborizo poniéndose rojo como una amapola.

-Roxana perdóneme por favor, me siento muy apenado -. Luego se disculpó de Oscar.

-Por favor mi amigo, te juzgue mal.

-No es nada, es de humanos equivocarse -. Respondió amablemente. -Además mi hermana está soltera y sin compromiso.

Ella le miró con una fingida seriedad, el joven escritor, casi un mito entre los narradores de su generación parecía un niño asustado; por fin todos comenzaron a reírse por lo insólito de la situación.

Mucho después de concluido el servicio los cuatro salieron juntos y a manera de disculpas Saul les invitó a almorzar, aceptaron de modo que se subieron al vehículo. Saul al volante junto a su padre, atrás Roxana y su hermano todos contentos que casi hablaban al mismo tiempo. Comieron sabroso disfrutando del local en cuyo interior el murmullo de los comenzales parecía un enjambre de abejas. Ella en la sobremesa conversaba con el pastor sobre el culto de adoración riendo de muy buena gana, Saul prometió a Oscar revisar sus cuentos y enviarlos a su representante para una posible publicación, es que se sentía feliz, todas sus dudas sobre ella terminaron, pensó que tenía el camino libre y no dejaba de mirarla disimuladamente con tanta insistencia que era ovbio...

La sobremesa se prolongó bastante, pronto regresaron a la iglesia, los relojes de la ciudad dieron las tres de la tarde, Oscar se retiró aduciendo razones de trabajo, el pastor se quedó en la iglesia y Saul invitó a Roxana a tomar café en las cabañas del río Pirai.

Las cabañas del río Pirai se caracterizan por ser exclusivamente eso, cabañas hechas con troncos de cuchi y techadas con las hojas de la palmera de motacú, se llaman así porque están ubicadas a pocos metros de las riveras del mismo río.

En vísperas de la muerte de un gran amor (completo) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora