5.- La familia Nishimura (2)

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Mis ojos se abrieron como plato por la repentina noticia. Acción que pareció divertir a mi nuevo y misterioso conocido.

Yakuza, así es como se le llama a la mafia japonesa. Es un grupo de personas que desafían al gobierno y hacen las cosas a su manera, hacen cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Incluso si eso significa asesinar a alguien.

Mi boca hablo antes de que pudiese controlar lo que fuese a salir de ella.

-¿Van a matarme?

-¿Matarte?-Se carcajeó y eso no hizo mas que alterarme.-Si quisiera matarte no te habría salvado en primer lugar. ¿No lo crees?

Mis mejillas se calentaron al darme cuenta que tenia razón y que mi pregunta había sido descortés y estúpida. Avergonzada desvíe la mirada.

-Lo siento.

-Descuida, cualquiera se alteraría si se enterara que acaba de conocer a los hijos de un yakuza y que ademas esta en casa de uno. Pero tranquila, somos de los buenos.-Me guiñó un ojo en forma juguetona para aligerar la tensión.

Por suerte funciono y me relaje un poco.

-¿Entonces no matan personas?

Su sonrisa se amplió y simplemente me miro sin decir nada. Volvió su vista hacia el frente dando por sentado el tema. Una vez mas mi cuerpo se tensó. Su silencio fue una respuesta mas que suficiente.

'¿Me metí en la boca del lobo?'

Nos adentramos en la hermosa casa y solo pude admirar todo a mi alrededor. Me maravilla como al entrar automáticamente sientes que haz viajado en el tiempo. Y también me asusta el hecho de que este lugar es completamente ajeno a lo que esta sucediendo fuera de estos muros, como si en realidad nada estuviese pasando.

-Nana, ¿puedes encargarte de ella?-La voz de Yuriko me sobresalto y millones de malos escenarios pasaron por mi mente.

-Por supuesto.-La amable mujer se acerco a mi y me indico un pasillo.-Por aquí señorita.

Aprete el mango de mi katana y me mantuve en mi sitio por unos largos segundos antes de seguir el camino indicado. Como toda una histérica, durante todo el camino solo mire los alrededores buscando cualquier posible ruta de escape en caso de que la necesitase mas adelante.

Supe que habíamos llegado a nuestro destino cuando la anciana se detuvo frente a una puerta corrediza y la abrió para mi. Del otro lado había una habitación mas acogedora de lo que pude haber imaginado. Era sencilla pero elegante, aunque sin perder ese hermoso toque del Japón antiguo.

-Adelante señorita.-La anciana prácticamente me empujo dentro y cerro la puerta tras de nosotras-Descuide, esta en buenas manos.

Otra puerta corrediza fue abierta y de ella aparecieron otras tres chicas que parecían también trabajar aquí.

-Amm, disculpe ¿que es lo que...?-Mi pregunta quedo en el aire cuando todas las mujeres se acercaron a mi y sentí la katana ser arrebatada de mi mano.

-Cuidare de esto por usted-Dijo la nana sonriendo. Por alguna razón ahora su dulce sonrisa se ve algo maliciosa.-Por favor disfrute su baño.

-¿Mi que?

Las mujeres prácticamente me arrastraron hacia la nueva puerta y al entrar pude ver que era un baño. Sentí como empezaron a tirar de mi ropa y automáticamente tape mi cuerpo con mis brazos.

-¿Q-que están haciendo?

-Tranquila señorita, no le haremos daño. Solo le ayudaremos a curarse y darse un baño.

-P-puedo hacerlo sola, gracias.

-No tiene de que preocuparse, este es nuestro trabajo.-Dijo otra de las mujeres.

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