El hermoso color blanco y naranja de los Koi se veía aun mas majestuoso gracias a la cristalina y brillante agua del estanque. Apenas salí de la casa lo primero que hice fue sentarme al lado de él y perderme en mis pensamientos. Estaba feliz porque había llegado a un lugar que por el momento era seguro, pero a la vez no pude evitar sentirme culpable al pensar en lo que los demás estaban viviendo allá afuera. Sobretodo me sentía mal al pensar en lo que Liam podría estar viviendo en este momento.
'¿Estará a salvo?, ¿el sitio donde está es seguro o los monstruos ya lograron entrar?...¿Estará...?'
Una mano en mi hombro me sobresaltó. Voltee asustada encontrándome con un atractivo rostro. Uno que si no estuviese en esta situación me habría puesto terriblemente nerviosa.
-Él estará bien.
-¿eh?-Pregunté desconcertada aun intentando conectar mi mente al mundo real.
-Estas pensando en tu hermano. Se nota en todo tu rostro.
Se sentó a mi lado y miró a un pequeño pez que se había acercado a la orilla.
-Lo siento.
-Ya lo había pensado antes pero ¿porque te disculpas todo el tiempo?
-N-no lo hago.
-Sí, lo haces. Y también tartamudeas mucho.-Acercó su mano a la superficie del agua y al hacerlo apareció una onda que ahuyentó al pez.
-L-lo sient...
-Deja de hacerlo.-Me interrumpió y se volvió para verme.-Es molesto. No tienes porque disculparte por todo, mucho menos cuando no haz hecho nada malo.
Me sentí avergonzada por sus palabras y su mirada tan seria e intensa. Abracé aun mas fuerte mis rodillas y hundí mi rostro entre ellas. Lo sabía, ya sabia que no tenia que disculparme por todo, pero a lo largo de mi vida fui acostumbrándome a hacerlo. Solía evitarme muchos problemas.-Es fácil para ti decirlo. La gente les teme y respeta. Nunca han tenido la necesidad de disculparse.
Hubo un breve silencio.
-¿Y crees que eso es bueno?-El tono de su voz se había vuelto sorprendentemente frío causándome un escalofrío.- Siempre estamos cambiándonos de escuela. Hemos conseguido amigos, personas que a las que les agradamos incluso personas que nos aman. Pero una vez que ellos descubren nuestro origen se alejan por miedo a que les hagamos daño. Ellos no nos respetan porque quieran hacerlo, lo hacen porque piensan que tienen que hacerlo. Al igual que tu.
Me mordí el labio y fruncí el ceño. Agradecí que no pudiese ver mi rostro ya que no podia negar lo que había dicho. Soltó un suspiro.
-Nuestra familia es muy orgullosa. Desde que nacemos se nos enseña a no cometer errores para no tener que pedir disculpas, y si tienes que hacerlo entonces es considerado como una vergüenza.-Tu padre se disculpó muy a la ligera-Dije recordando el momento en el que me gasto aquella molesta y pesada broma para probarme.
-Ah, eso.-Escuche una risa amarga salir de su garganta.-Mi familia es distinta al resto. Para nosotros, lo mas importante es la familia...pero para el resto de nuestros familiares, sobre todo para mi abuelo, lo mas importante siempre ha sido nuestro linaje. Incluso nos mandaron aquí por eso.
Lentamente levante mi rostro para verlo y al hacerlo lo vi con una expresión vacía y fría. Completamente distinto a como era su personalidad.
-¿Qué tiene eso de malo?
-Somos Yakuzas Aisha, somos parte de la mafia japonesa.-Volteó a verme enfadado. No por mi pregunta, sino por el tema en sí.- Sin embargo, prácticamente fuimos exiliados de Japón. A diferencia de lo que dicen en las peliculas, es algo deshonroso ser un Yakuza y ni siquiera poder ejercer tu poder en tu país de origen.
-¿No debería de ser algo bueno? Después de todo, se expanden por el mundo.
A una parte de mi le sorprende que pueda llevar una conversación como esta como si estuviésemos hablando de algo de la escuela en lugar de algo tan grande como la mafia. Pero a la otra parte realmente no le podría importar menos.
-Los verdaderos e importantes negocios suceden en Japón. El resto son solo un juego de niños.
Le sostuve la mirada unos segundos antes de volver a ver el fabuloso estanque.
-Pero...¿no es mejor así? Si estuviesen realmente involucrados toda tu familia estaría en peligro. El deshonor no importa siempre y cuando mis seres queridos estén a salvo.
-Y mira a donde nos llevó eso.
Sabía a lo que se refería. Pero aun así no pensaba retractarme de mis palabras. Quiero decir ¿quien hubiera pensado en la probabilidad de que apareciesen monstruos de la nada? Si yo fuese su padre habría elegido venir aquí.
Makoto gruñó.
-Mira, no planeaba decir todo esto para hacerte sentir mal ni nada por el estilo.-Rascó su nuca y sus mejillas se encendieron, notablemente apenado.-Yo solo...quería decir que seas fuerte. Eso es todo.
-¿Fuerte?
-Te disculpas por todo y das las cosas por sentado. Tienes que ser fuerte. Pelea, mantén la cabeza en alto y nunca te rindas.-El sonrojo desapareció y pude ver una chispa en sus ojos que no pude descifrar. Haciéndolo lucir mas maduro.-Si aun puedes levantarte pelea, sentarse a pensar en lo que podría o no suceder solo te destruirá mentalmente.
Las tenues luces que iluminaban el jardín se reflejaban en su rostro haciéndolo lucir aun mas apuesto y genial. Ese pequeño discurso ademas de alentarme hizo que se sumara otro punto a las razones por las que Makoto era tan popular con las chicas.
-¿Otra cosa que te enseño tu familia?-Pregunte con cierto toque de burla en la voz.
-A-Algo bueno tenia que aprender de ellos ¿no es así?-Frunció el ceño y evito mi mirada sonrojándose una vez mas.
Mis labios se curvaron en una leve sonrisa, divertida y agradecida por sus palabras.
-Ah, realmente eres malo Makoto. Nos separaremos mañana ¿que harás si la chica se enamora de ti?-La voz de Yuriko nos desconcertó a ambos.
-¡Y-Yuri...!-Exclame mientras me levantaba de un salto pero di un mal paso y sentí mi pie resbalar.
Antes de que pudiese entender lo que estaba sucediendo, un brazo envolvió mi cintura atrayendome a un cálido pecho. Al hacer contacto con sus ojos miel mi corazón empezó a latir desbocado. Me miró con ojos astutos y me sonrió.
-¿Estas bien pequeña?-Aparte mi rostro al escuchar la voz de Yuriko tan cerca de mi.
-S-si, estoy bien. Gracias.-Me apresure a incorporarme y alejar el brazo de la pelirroja de mi cuerpo.
Makoto aun seguía sorprendido por lo rápido que sucedió todo y yo solo quería enterrar la cabeza en algún agujero por lo penoso de la situación. De pronto, las carcajadas de Yuriko retumbaron en el lugar.
-Lo siento hermanito, se que robe tu momento para ser genial con Aisha, pero no puedo dejar que seas el principe azul de una chica que probablemente nunca volveremos a ver.
-¿P-principe...? ¡Yo no...!
-No era tu intensión. Si, si. Eso solo lo hace peor hermanito.
La expresión de Makoto mostraba completa confusion pero mi instinto femenino entendió de inmediato a lo que se refería. Y solo pude estar de acuerdo con ella.
'Los hombres que son encantadores y no lo saben son una bendición y una maldicion. Un peligro para mi inexperto corazón.'
-Como sea, ya tuviste tu momento con ella. Ahora me toca a mi así que te la robare por un rato ¿okey?
Antes de que pudiese opinar al respecto, la pelirroja me tomó de la muñeca y me guió a travez del verde jardín. No me soltó sino hasta que perdimos de vista a Makoto. Ahora que estábamos lejos del ruido del estanque, el sitio estaba escalofriantemente silencioso. Y digo escalofriante ya que con lo que sucede fuera algo como el silencio debería de ser mas que imposible. Lo único que producía un poco de sonido eran nuestros pies al pisar las piedresillas del camino.
-No fraternices demasiado.-Yuriko se detuvo obligándome a hacer lo mismo.
'¿Fraternizar?'
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Real world
Teen FictionAisha Jenn era una persona como cualquier otra, intentando sobrevivir en un mundo cruel. Pero todo se complica un dia cuando, tras sufrir un accidente, despierta y su mundo esta lleno de monstruos, entre ellos, siete monstruos de gran poder a los cu...