★El ladrón de crustáceos★

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Era otro bonito día soleado de mediados de verano en la playa de Emerald Town, Emerald Beach (nombre poco creativo, ¿Cierto?).

En ella podían oirse a las gaviotas graznar y verse volar por el claro y despejado cielo azul, dando paso libre al sol cálido y sus rayos veraniegos. El viento soplaba suavemente, con ese exquisito olor a océano que tanto lo distinguía y ese regusto salado que relajaba hasta los huesos del más estresado. Oh, y el sonido suave de las olas. Era la cereza del pastel de tal hermoso paisaje en estas horas tempranas.

Sin duda muy encantador y maravilloso. Cualquiera que viera tal vista se quedaría a vivir aquí si pudiera. Era ciertamente imposible que alguien fuera capaz de enojarse estando en un lugar así de bonito y relajante. No por nada era un sitio turístico muy popular.

Aunque…

En un muelle en particular, sobre las tablas de madera de una de las muchas plataformas que se regaban por la playa, una joven (T/E) miraba atentamente un grupo de jaulas de metal que yacían puestas a sus pies en el suelo. Todas y cada una recién sacadas de sus lugares en el fondo del agua salada para poder apreciar la captura de ciertas criaturas.

Parecía ser una captura exitosa para la chica, pues en todas las jaulas, grandes y saludables crustáceos de diferentes tipos se retorcían entre sus pequeñas rejas, anhelando poder salir y conseguir un poco de espacio personal, pero no pudiendo lograr nada por sus apretadas condiciones. Todas estaban cargadas de estos animales, y era algo por lo que sentir orgullo.

O eso quería sentir, pero no podía. Un rastro de molestia se arrastró por sus facciones normalmente tranquilas al ver las trampas.

Frunció el ceño.

La muchacha era una pescadora experta que vivía en una casa-tienda allí mismo en Emerald Beach. Como a muchos, ella adoraba el paisaje playero y el basto océano, por lo que pasar su vida allí era todo un privilegio. En especial por su negocio. La pesca era su trabajo y su más grande pasión, por lo que no pasaba casi un día en el que no pescara algo aunque fuera por deporte.

Sin embargo, recientemente ella se había centrado en la captura de cangrejos. Era algo que se relacionaba con la pesca, aunque no era tan interesante como esta última. No obstante, había notado una anomalía. Normalmente no sería algo a lo que la chica le diera demasiada importancia, ya que no todos los días se podía ganar.

Pero esto había estado pasando mucho últimamente…

Todo empezó hace alrededor de un mes. Por alguna razón, una de sus seis trampas para cangrejos que siempre mantenía en esta parte de la playa había estado amaneciendo completamente vacía y sin nada. Ni siquiera basura. Lo cual le resultó extraño. Al principio no le preocupó en absoluto, pero a medida que esto se volvió extrañamente frecuente, comenzó a pensar.

La jaula que siempre amanecía vacía siempre variaba. A veces era la uno, otras veces la cuatro, pero siempre había una completamente solitaria. No tardó en sospechar que algo andaba mal. No era posible que solo una, solo una, de todas sus trampas quedara así. Hubiera aceptado dos o tres, porque así creería que simplemente no había tenido tanta suerte.

Pero una única jaula…

Aquí estaba pasando algo. Algo raro y sospechoso. Mientras miraba sus trampas llenas (y vacía) secarse al sol de la mañana, cosas pasaron por su mente.

La (T/E) teorizó que este fenómeno podría ser casualidad. Pura casualidad… pero la casualidad no era tan frecuente y todos lo sabían. Otra cosa que podría ser era que de algún modo misterioso los cangrejos estaban logrando escapar por cuenta propia, pero eso era imposible, porque entonces, ¿Por qué los demás cangrejos en las otras jaulas no se iban también?

One-shots De SSS y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora