Capítulo 32.

631 38 10
                                    

Los meses pasaban y exactamente diez fueron los que habían transcurrido, ambos por diferentes caminos y con menos dolor en su corazón pero sin poder verse porque no querían hacerse daño mutuamente, el daño era grande.

—Hola baby.—Saludó Roxana llegando a mi casa, le sonreí.

Una simple fanática se convirtió en mi amiga y consejera en estos momentos de soledad y tormento.

—Hola beba. ¿Y eso que me pediste que me asicalara?

—Hoy te voy a casar de aquí, ya casi no te dejas ver.—Ella sonreía sin mostrar su dentadura.

—¿Cómo que no? Si nos vemos casi todos los días baby.—Reí. Ella siempre iba a verme al Studio preguntándome como me sentía, me llevaba comida en las tardes y era linda conmigo, se preocupaba por mí.

Ella me sonreía, se acercaba a mí tomando mis manos entrelazandolas.

—Sabes a lo que me refiero.—Lamió sus labios con una pequeña sonrisa, miré nuestras manos entrelazadas y esto ya se me hacía muy empalagoso.—Ya no sales con los chicos.

Ella se dio cuenta de mi incomodidad y soltó sus manos de las mías.

—Solo me enfoco en lo mío beba, es todo.

Me senté en un sillón de mi sala, ella soltó un suspiro llegando a mi lado mirándome con preocupación.

—¿Sigues enamorado de ella?

Ella se veía... ¿decepcionada? Era raro, no lo sabía. Su mirada era una mezcla de preocupación con tristeza.

—¿Porqué la pregunta?

Ella se arrimó un poco más cerca de mí mirando a la nada con nervios, me miró y eso me dio más nervios. Esa mirada no me estaba gustando.

—Quiero decirte algo que me ha estado pasando este tiempo, Noel.

—¿Que cosa?

Sus labios se estamparon contra los míos rápidamente colocando sus manos en mis mejillas, yo estaba impresionado y mi corazón latía con fuerza de la impresión.

Se separó de mí, ella estaba un poco sonrojada.

—Lo siento pero, me gustas Noel, me gustas desde esa noche en el club.

Parpadeaba sin poder creerlo.

—Nena, en verdad yo...

—No, esta bien. Sé que quizás tú no estás listo y lo entiendo.

—No estoy listo para tener una relación con alguien y no quiero herirte dándote falsas ilusiones...—Tomé sus manos con suavidad mirándola a los ojos, ella tenía ganas de llorar.—Eres una muy buena mujer, increíble de hecho. Pero no puedo tener algo contigo ahora Rox.

Ella suspiró decaída.

—¿Sabes...? Lo entiendo, yo sólo... Necesitaba decírtelo, eso era todo.

Roxana se levantó para irse de mi casa con pocos ánimos y unas grandes ganas de llorar, me levanté para abrazarla. Sabía lo que dolía un gran rechazo amoroso, lo sé. Yo más que nadie lo sabía.

—Perdóname pero primero debo sanar para volver a amar.—Le hablé con sinceridad. No quería hacerle ningún tipo de daño, la apreciaba.

Ella se separó de mí viendo a la nada con unas lágrimas en su rostro y soltó y suspiro, me miró y me sonrió acercándose a besar mi mejilla con amor.

—Lo sé. Y eso esta muy bien, tienes razón... Debes sanar primero tú.

Narra Pauleth.

No Love. [Noriel Danger] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora