Aquellos ojos de la joven que huía no se separaban del chico que recientemente estaba llegando donde ella, con el ceño fruncido. Helena solo podía pensar en cuánto tiempo tuvo que hacer ejercicio para tener tan marcado su cuerpo.
-¿Qué haces aquí? —Una tela, que estaba al lado de la joven, fue volando hasta posarse en los hombros de aquel ser tan serio.—
-Yo... Me perdí —Señala el lugar de donde viene.— Vine de paseo con mi familia y me separe de más, así que aquí me quede, que triste
Tenía que encontrar una manera de alejarse más de ahí, tal vez aquel joven podría llevársela lejos. Las orbes ámbar del contrario parecieron oscurecerse un poco más, acompañado de un ceño más marcado.
-Está prohibido mentir —Se acerca lentamente a Helena.— También está prohibido vigilar a alguien cuando está en el rio, has roto dos reglas
"¿Qué está pasando?" Era la pregunta que se repetía una y otra vez en la cabeza de la joven.
Claramente no sabía de qué reglas hablaba, probablemente serán las de aquel lugar del río. Era bien sabido que había gente pervertida que espiaba a las personas mientras se divertían ¡Pero ella no lo estaba vigilando!
-Disculpe pero no me tome como una enferma —Cruza sus brazos.— Simplemente me perdí y llegué á este rio, que usted apareciera así por aquí no es mi culpa
Un poco de sorpresa se pudo ver en el rostro del joven. Helena pensaba que nadie le había contestado o que probablemente ella tenía la verdad y reaccionó a aquello.
-Regresa a tu habitación, no debes estar aquí —Nuevamente respondía él con palabras frías.—
-No quiero ir, debo volver a mi casa que... —La joven pensaba en alguna respuesta creíble.— Que está lejos de aquí ¡A muchos kilómetros! —Alza sus brazos para darle más entusiasmo a sus palabras.—
Cuando ya se encontraban ambos frente a frente las orbes de la joven se dirigieron a la parte un poco abierta de las telas del contrario, que mostraban un torso húmedo. El joven al darse cuenta se junto aun más sus ropas.
-¡Desvergonzada! —Pasa al lado de ella y se detiene.— Vámonos
-Más respeto hacia mi persona —Se queda quieta, no pensaba seguir a alguien que la llamara de tal manera.— además usted estaba medio desnudo en el río, tenga más respeto por los demás
No hubo palabras del contrario, solo se había quedado serio y con el ceño tan fruncido que las arrugas estaban marcadas. No podía creer con qué gran falta de respeto le estaban hablando, era increíble aquella poca etiqueta social.
-Comprendo que con este calor quieras meterte al agua pero se más cuidadoso, ¿Qué tal si lo veía un niño? grande trauma se llevaría —Pasa su mano por su frente, limpiando el poco sudor que tenía.— No iré con usted, esperare a que el sol deje de estar fuerte, lo denunciaré por acoso si sigue aquí
Una gran confusión acompañaba el aun enojado rostro del contrario, ¿En qué momento la joven se llenó de valor para decirle cosas tan absurdas como esas? La única persona que debería llamarse acosadora era ella misma.
-No puedo creer que esté tan caliente —Unos ojos sorpresivos y llenos de ira se dirigieron a la joven.— ¿Estamos en verano?
El de orbes ámbar pudo ver como los ojos de la contraria se cerraban y abrían lentamente, mientras su postura comenzaba a decaer poco a poco. Estaba por desmayarse. A paso rápido tomó a la joven segundos antes de que ésta perdiera el conocimiento total.
Una mano húmeda se posó sobre la frente de ella y pudo sentir una gran temperatura por parte de esta. Negó al saber que ella estaba enferma y aun se mantenía fuera de cama.
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Nueva vida después de morir
Science FictionHelena es una joven de negocios que vive tranquilamente en su departamento. Durante una noche lluviosa, las cosas pasaron tan inesperadamente por una simple y descuidada acción. Cuando muere piensa que es el fin pero al abrir sus ojos observa que es...