Protagonista#0: Prologo

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El día en el palacio real comenzó con mucha tranquilidad para los guardias y sirvientes que hacían sus deberes a primera hora de la mañana.

Unos caballeros que hacían guardia en uno de los pasillos del palacio, miro con leve curiosidad a una joven sirvienta que parecía que le faltaba el aire acercarse a ellos.

La jovencita, ahora viéndola de cerca, era muy bonita. Tenía los ojos grandes de color rubí y su larga cabellera blanca hasta la cintura era algo que no poseía muchas personas en el imperio, incluso su cabello terminaba de un tono verde azulado suave en las puntas, dándole un aspecto aún más inusual.

No parecía ser una sirvienta asignada a esta parte del palacio.

Estaban seguros de que recordarían a una señorita igual a ella, o al menos sus tobillos.

- D-disculpen, ¿Saben en d-donde se encuentra el joven maestro Akane? – Pregunto entrecortadamente la peliblanca con una expresión cansada.

Estaba agotada y la ropa se le pegaba por el sudor de su extenuante carrera hasta aquí, el pobre rábano se inclinó sobre su cuerpo, apoyando las manos en las rodillas.

Quería descansar, pero no contaba con el tiempo para hacerlo.

- El mago debe estar en su despacho, pero ¿Para qué quieres...? –– -

Ni siquiera le permitió seguir hablando.

- ¡Muchas gracias! – Exclamo la peliblanca mientras huía del lugar corriendo.

- ¡E-espera! –

- ¡Detente ahí! –

Ignorando los reclamos de los caballeros, la peliblanca no dejo de correr.

*Jadeo* *Jadeo*

"Por favor, aguante un poco más su majestad" Pensó Yashiro sin parar de correr por los pasillos en busca de ayuda.

Recordar como el pelinegro se encontraba postrado en cama por un grave caso de intoxicación, solo le daba más fuerzas para seguir corriendo en la búsqueda de su amigo.

Necesitaba encontrar a Akane-kun, si ella se lo pedía estaba segura de que al menos él la ayudaría en su petición de salvar a la emperatriz.

Era su única alternativa, en este palacio nadie le tendería una mano a la emperatriz de un imperio que no hace poco era su enemigo, debido a eso nadie le prestaba atención al joven doncel que seguía viviendo en una villa encerrado del mundo en lugar de vivir en el palacio que le corresponde a su puesto.

- ¡Kyaa! -

En un descuido de su parte, la peliblanca piso el dobladillo de su falda y cayo de cara en el piso alfombrado.

- ¿P-por qué?... – Sollozo Nene aun sin despegar su frente del suelo.

Ya no tenía fuerza fuerzas para correr, ni mucho menos levantarse, había corrido un largo trayecto de la villa a hasta aquí al palacio del emperador.

Todo por nada.

La peliblanca alzó su cara y miro el largo camino que tenía por delante.

Ni siquiera sabía dónde estaba la oficina de Akane, pero tampoco podía arriesgarse en seguir preguntando por temor que pareciera sospechosa y la arrestaran.

Suficiente tenía con su pequeña persecución con los porteros cuando entro a escondidas al palacio del emperador y la encontraron en el acto.

Le dolía las piernas por tanto correr.

Salvare A La Emperatriz De Los ProtagonistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora