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Soobin observaba el cinturón de seguridad puesto sobre su pecho, pensando en cómo la abuela Nors lo había puesto con tanta delicadeza y amabilidad, aun cuando él quiso hacer una rabieta porque pensaba que iba a ser golpeado con eso, pero resultó ser que eso lo protegía.

Desvió su mirada hacia fuera del auto azul del abuelo Kwan, viendo casas de diferentes estilos y colores, que al pasar a cierta velocidad parecían un arcoiris, Soobin dio una sonrisa casi imperceptible, sintiéndose un poco menos tenso de lo que parecían sus manos, que iban en forma de puño encima de sus pantalones cortos azules, que mostraban algunos parches curitas que le había puesto la abuela Nora.

En algún minuto del viaje, Soobin notó que había mucha agua que salpicaba sobre piedras enormes, y pegó una mano a la ventana con sus ojos muy abiertos, sorprendido porque jamás había visto tanta agua, y lo primero que pensó fue en sí no era peligroso aquello.

- Es el mar, Pettie - Habló el abuelo Kwan, dándole una mirada por el espejo retrovisor.

- El mar... - Repitió Soobin en un susurro casi inaudible, como todo lo que decía.

La abuela Nora, se giró a observarlo y luego una mueca se formó en su rostro, Peter sólo tenía ocho años y había pasado por muchas cosas desde muy niño, cuestiones que ellos como abuelos no se habían enterado a tiempo, y que temían hubiera dejado huellas permanentes en su pequeño nieto, que asimismo representaba cinco o seis años en vez de su edad real, por la negligencia de sus padres, el chico estaba en el rango de peso muy bajo, y no tenía ropa que no estuviera vieja o rota, y que hablar de todos los moretones que tenía en su cuerpo, las cicatrices de quemaduras o de cortes. ¿Cómo alguien podría hacerle eso a un niño? ¿Cómo mi propia hija pudo hacerle eso a su hijo? pensaba la mujer, sintiéndose decepcionada pero de una manera aliviada de tener al niño a su lado y darle la crianza que deberían haberle brindado sus padres.

- ¿Mami vendrá por mi? - Preguntó Soobin temblando al pensar en la casa marrón en donde se habían mudado hace unos meses, imaginando a su padre llegando borracho y buscándolo debajo de la cama para quitarse sus frustraciones de encima.

- No, cielo. Desde ahora vivirás con nosotros, y te cuidaremos mucho - Respondió la mujer con una mirada compasiva, Soobin bajó la mirada a sus pequeñas y esqueléticas manitos.

- ¿Y papá? - Murmuró con miedo.

- Pettie tú papá ya no está, él se fue a otro... lugar - El abuelo Kwan y la abuela Nora se miraron por unos segundos.

- ¿Y volverá?

- No, de ese lugar no se vuelve nunca más, estás a salvo con nosotros.

Soobin quiso sonreír, pero decidió no hacerlo. Sentía miedo y desconfianza de todo y de todos. No sabía que significaba estar a salvo ni protegido, porque jamás lo había estado, sus padres eran impredecibles, a veces su madre le daba preparaba ricas comidas y lo dejaba ver dibujos animados en la tv, y al otro día se comportaba como si no lo conociera, y su padre siempre le estaba diciendo "Qué bonito lo que haces" y luego lo golpeaba o se reía.

Lo peor de todo era que Nora había presenciado todo hace cuatro días; era un día soleado irónicamente, cuando su papá llegó muy molesto a casa cerca de las cinco de la tarde, Soobin sabía la hora porque su vecino llegaba todos los días con su auto beige en ese lapso a la casa del frente.

El pequeño se escondió por precaución en el mueble en donde guardaban las ollas y sartenes y dejó la puerta un centímetro abierta, Jisung se había inmovilizado, y Changbin tuvo que llevarlo a su habitación y quedarse con él.

𝚆𝚑𝚘? × 𝑚𝑖𝑛𝑠𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora