Primer encuentro.

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Dante se encontraba flotando en una inmensa oscuridad, no era solo la ausencia de luz, lidiaba con eso todos los días al apagar las luces de la casa. Esta oscuridad parecía un ser viviente que lo engullía cada vez más sin la posibilidad de mover siquiera un dedo...

— Solo fue un sueño, un maldito sueño— dijo Dante mientras se levantaba empapado en sudor — Mierda, es tarde— se lanzó corriendo hacia el baño a tomar una ducha, es el primer día de escuela, una nueva escuela ya que tuvo que cambiar por algunos asuntos, pero aun así no debería ir por ahí apestando a sudor. Así que después de la ducha caminó a ponerse unos pantalones oscuros, una playera de Motley Crue, converse desgastados y su típica chaqueta de cuero.

Dante es un chico de 18 años. Tiene el cabello oscuro, lacio y éste le llega a la base del cuello, al igual que su cabello, tiene ojos oscuros y con una mirada fría. Tiene sangre eridiana corriendo por sus venas, lo cual lo convierte en un Inhumano y le otorga algunas habilidades quinésicas, creación y manipulación de materia y energía, por lo tanto él no es humano, es por eso que desprecia a los mortales, los considera tontos y débiles. Vive soló ya que su madre tiene un empleo que la obliga a estar fuera de la ciudad y no ha tenido señales de su padre.

Este este es el primer día en la Universidad de Houston, la escuela tiene una impresionante fachada, pero no es de su agrado andar por ahí conviviendo con mortales.

— Aula 71—A — levantando el horario — ¿Dónde mierda queda eso?

— Hola, también vas al aula 71—A — dijo un sujeto que se había acercado a él —Eres nuevo, ¿cierto?

— ¿Acaso me hablas a mí? — dijo otorgándole una mirada de desprecio a aquel chico, un tipo que aproximadamente media 1.75, quedando un poco bajo para los 1.78 de Dante. Tenía una sonrisa de ilusión en su rostro, ojos cafés y cabello castaño.

— Si, me llamo Peter, Peter Brock —dijo mientras estiraba su mano.

— No recuerdo haber preguntado tu nombre — contestó Dante, apartando la vista de él.

— Bueno, pues no, pero dime ¿Cómo te llamas?

— No es de tu incumbencia — dijo — Y más vale que me digas donde queda la maldita aula 71—A.

— Bueno pues, yo te guiaré, vamos — dijo avanzando.

— No, no, no pienso andar por ahí contigo, solo dime como llegar —dijo mientras se cruzaba de manos.

— Subes las escaleras y dos salones a la derecha — contestó Peter con la mirada baja.

— ¿Era tanto decir solo eso? — dijo Dante mientas avanzaba, dejando atrás a aquel chico.

Después de ese encuentro con aquel chico, Dante caminó por un largo pasillo y miró a varias chicas, curvilíneas, esa clase de chicas plásticas, de muy buen ver. Notó que le miraban pasar, y como no, ya que Dante era considerado atractivo. — Adiós, ladies — dijo mientras les guiñaba un ojo, al avanzar pudo escuchar sus risitas.

Al llegar al salón abrió la puerta y todos le miraron, incluso el sujeto con el que tuvo aquel encuentro, sintió nauseas, más bien un acto reflejo, dado su desprecio hacia los mortales.

—Joven, llega tarde ¿Alguna excusa del porque? — Soltó la profesora al frente de la clase.

— Agradezca que me presenté — Contestó Dante, mientras se dirigía a la parte trasera al único asiento vacío

— Pero que falta de educación, señor....

— Blackwell y tiene razón — levantándose de su lugar — Disculpe madame — mientras hacía una reverencia y guiñaba mi ojo hacía ella, como era característico, su sarcasmo flotaba por todos lados, pero parecía que la profesora no lo había captado.

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