NUEVE

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Sana se mantenía cerca de Tzuyu, se estaba acostumbrando a las caricias de la menor y eso hacía que su omega se emocionara. La alfa a pesar de todo aún tenía en mente que esta actitud que la mayor estaba teniendo no era más que por la llegada de su celo, sabía que la omega luego se arrepentiría y la seguiría tratando igual que antes. Tzuyu se había acostumbrado a eso, sabía y que no cambiaría. Sana estaba demasiado sensible, luego de que la alfa llegara y aceptara junto a ella para continuar acariciándola, pudo notar que los efectos de sus supresores estaban desapareciendo, pero no quería hacer nada contra eso.

Tzuyu sintió de pronto como el aroma de la mayor se había vuelto más fuerte, notó que la mayor debería beber sus supresores, como también que la mayor lo sabía pero no sé movía para ir por ellos. Se levantó de su lugar

— Tzu – reclamó la mayor, mirando a la alfa. Tzuyu sonrió

— Iré por tus supresores – comenzó a caminar hacia la habitación de la mayor. Sana suspiró y juntó sus rodillas en su pecho, esperando que la menor volviera. 

Tzuyu se acercó a la mayor y dejó la caja frente a ella, para luego ir a la cocina en busca de agua. Realmente parecía que Sana no deseaba beber los supresores. 

— ¿Por qué no tomas uno? – preguntó, sentandose junto a la mayor, dejando el vaso son agua sobre la mesa de centro. Sana se encogió de hombros, mirando la caja, sin hacer nada más que eso, mirar la caja.

La alfa tomó la caja y saco una de las pastillas, acercándola a la mayor. Sana metió la pastilla en su boca, para luego beber el agua que le había pasado la menor. Tzuyu volvió a pararse de su lugar y llevó el vaso a la cocina, para luego volver a dejar la caja de supresores en la habitación de la mayor. En cuanto iba a salir de allí para volver a la sala, la omega la tomó del brazo e hizo que se sentara en la cama, para luego recostarse y mirarla. Tzuyu no entendía a Sana.

La omega estaba recostada en su cama, mirando a la alfa. Tzuyu también miraba a la omega.

— Tzu – murmuró – Ayúdame a dormir – cerró sus ojos y extendió una de sus manos hacia la menor.

Tzuyu tomó aire y se recostó junto a la mayor, quien se aferró a ella. La alfa acarició la cabeza de la omega, haciendo que esta sonriera y se acomodara mejor junto al cuerpo de la más alta. Definitivamente esto era un error, pero Tzuyu se iba a encargar de hacer que este error se sintiera bien para ambas hasta que Sana volviera a la normalidad.

 𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑  || 𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora