TRES

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Al día siguiente todo fue exactamente lo mismo, Tzuyu se fue antes que Sana. La omega no tenía problema con eso, pero algo le preocupaba, sobre todo porque Elkie le había enviado un mensaje diciendo que Tzuyu no había llegado al trabajo al horario que usualmente lo hacía. En cuanto ella llego, pudo comprobar que Tzuyu no estaba allí.

Mina le preguntó un par de veces a Sana por Tzuyu, pero claramente no sabía. El ambiente allí no era muy bueno, estaban preocupados por la alfa, pero nadie sabía dónde podría estar. Luego de que la mitad de su jornada de trabajo acabase, vieron a Tzuyu llegar.

— ¿Dónde estabas? – Mina miró a la menor, Tzuyu solo negó con su cabeza. Para luego acercarse a Elkie y murmurarle algo. Todas estaban pendientes de lo que la alfa hacía, no era nada normal que ella llegara tan tarde y que luego no dijera nada.

Sana miraba de vez en cuando a Elkie, se veía menos preocupada pero aun así se veía algo ansiosa. Quería acercarse a Tzuyu y preguntarle que sucedía, porque se había ido antes y sobre todo porque había llegado tan tarde. Sólo negó con su cabeza y siguió con su trabajo.

— Habla con ella, tu aroma me está desesperando – comentó Momo, mirando a Sana.

— ¿Qué? – la miró, frunciendo un poco el ceño.

— Que hables con Tzuyu – agregó Momo, para luego alejarse de la omega.

Sana mantenía su ceño fruncido, ¿Momo habló de su aroma? Negó con su cabeza y continúo con su trabajo. Luego de eso todo había permanecido en silencio, todas trabajaban en silencio, parecía que todas estaban concentradas en sus pensamientos. La puerta que llevaba al pasillo se abrió, haciendo que todas miraran hacia allí, viendo a uno de los secretarios junto con otra persona.

— Ella es Nako, trabajara con ustedes, sin problemas por favor – el beta guió a la chica nueva a su lugar de trabajo, para luego irse.

Todas miraron a la chica nueva, parecía estar asustada. Mina se acercó a ella, habló un poco con la chica para luego presentarle a las demás. Momo notó que Tzuyu no quitaba su vista de Nako, haciendo que frunciera el ceño. En cuanto su hora de trabajo acabó, Tzuyu se quedó allí. Las demás se fueron, o por lo menos si Elkie, Momo y Mina, Sana quería esperar a Tzuyu y hablar con ella. Había pasado alrededor de una hora y Sana estaba sentada fuera del lugar donde trabajaba, oyó la puerta abrirse, para luego ver a ambas chicas salir.

— Gracias Tzuyu – habló Nako, soltando la mano de la más alta.

— No hay de qué, deberías buscar un compañero o ellos seguirán molestándote – la más baja asintió.

— Eso lo sé, pero en cuanto llego con el aroma de algún alfa ellos... es peor – frunció el ceño, Tzuyu la abrazó. Nako rió – Gracias.

— No te molestarán si sienten mi aroma en ti, ya me vieron como alguien de quien deben tener cuidado – rió, la menor asintió.

— Muchas gracias, ¿Ya has hecho esto? Es decir, en dos de esas chicas sentí tu aroma – Sana frunció el ceño, tomando su camiseta y aspirando un poco el olor, pero no encontraba el aroma de la alfa allí.

— No diré nada, o me golpearan – Nako rió. 

— Nos vemos mañana Tzu –la menor comenzó a caminar en la dirección contraria donde debía irse Tzuyu.

La alfa suspiró y caminó un par de pasos, para luego quedarse en su lugar y colocar sus manos en su bolsillo. Miró donde estaba Sana, haciendo también la mirará.  Tzuyu le hizo un gesto con su cabeza, que la omega para que comenzara a caminar, algo que hizo. Ambas se dirigieron a su departamento de regreso. El camino fue en completo silencio, Sana no le hablaba y no sabía cómo se suponía que podía preguntarle. Tzuyu sólo caminaba mirando el suelo, mientras que de vez en cuando miraba hacia adelante.

— Sigues ocultándote detrás de las puertas – habló Tzuyu, luego de que llegaran a su departamento. Sana frunció el ceño, para luego reír – Sólo que antes lo hacías para que no te regañaran.

— Lo sé – miró el suelo y luego a la más alta – Y gracias por nunca decir donde estaba – Tzuyu sonrió y negó con su cabeza.

— No lo has hecho, incluso cuando te molestabas conmigo por decirles que estabas escondida en otro lugar – Sana rió y luego suspiró.

— Tzu – miró nuevamente el suelo – ¿Qué sucedió ayer? ¿Por qué llegaste tarde hoy?

 𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑  || 𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora