UNO

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Tzuyu miraba a Sana, quien simplemente se negaba a ser ayudada por ella a cargar cosas al interior de la casa, la cual compartirían por pedido del hogar en el que antes vivían. Tzuyu siempre pensó que esa omega era testaruda al no querer aceptar simple ayuda. Siquiera aceptaba ayuda de un beta, Tzuyu pensaba que quizás la había pasado demasiado mal en el hogar, pero al recordar que siempre había estado cerca de ella la confundía. Quizás el problema era con ella.

— Unnie, no podrá cargar eso – Comentó Tzuyu, haciendo que la mayor sólo la mirara e intentara cargarlo – Se lastimará – Sana la ignoró.

Tzuyu suspiró y negó con su cabeza, para luego comenzar a entrar el resto de las cosas, ya que luego de unos minutos Sana había dejado de salir en busca de las demás cosas. Sana estaba en el baño, su espalda había dolido luego de cargar la caja, se miró en el espejo y sólo salió de allí. En cuanto entró a la sala vio todo ya allí. No entendía porque habían hecho que ambas compartieran casa, definitivamente eso debía ser un error.

Habían pasado gran parte de la tarde acomodando cosas que tenían, Sana y Tzuyu habían conseguido un trabajo luego de cumplir dieciocho, a pesar de que Tzuyu lo había conseguido tiempo antes, la paga que había recibido luego de cumplir sus dieciocho era mucho menor. Mientras que la de Sana era buena, pero no lo suficiente según ella. Ambas tenían cosas para la casa, las habían comprado con el tiempo. Era extraño que no hubiesen dejado que ambas se fueran en cuanto cumplieron dieciocho, sobre todo por Sana.

Tzuyu había decidido dejar a la mayor sola, entendía que no deseaba su compañía por lo que se fue a su habitación y allí comenzó a acomodar sus cosas. Había algo que realmente deseaba entender de esa omega.

Sana suspiró en cuanto se encontró sola en la sala, bien, no quería a la alfa cerca, pero no le gustaba estar sola. Era extraño, y lo sabía. Pero nunca había estado sola, es decir, criarse en un hogar significaba que siempre hubiesen personas con ella, ya sean las personas que las cuidaban o simplemente demás niños. La mayor entendía que la alfa le daría todo el espacio que desease, ella se lo había dicho, pero al mismo tiempo ella no quería eso. Ser una omega en un hogar en el que si no se cuidaban por su cuenta nadie lo hacía, la había vuelto una persona que creía no necesitar de nadie más para poder hacer sus cosas. Contradiciéndose a sí misma, no se necesitaba a nadie para sus cosas, pero no le gustaba el estar sola.

La omega siempre había pensado lo mismo, necesito de su compañía, no de su ayuda.

Luego de que finalizarán con todo lo que debían, Sana no había vuelto a ver a Tzuyu. La alfa no salía de su habitación y ya de eso habían pasado quizás dos horas. Sana había pensado en ir a ver si estaba bien, pero la alfa seguramente lo estaba, por lo que ignoraba eso y continuaba intentando acomodar las cosas en su habitación, para luego dirigirse a la cocina. En cuanto entró logro ver que no había nada de comida allí, debía hacer las compras.

Se acercó lentamente a la puerta de la habitación de la menor, golpeando, para luego ver a la alfa abrir la puerta y mirarla.

— Debemos comprar comida –Sana miró a la menor – ¿Y–

— Puedo ir si no quieres hacerlo – La mayor frunció el ceño

— Yo puedo hacerlo, ¿Crees que no? – Tzuyu suspiró

— No digo que no, sólo que si no deseabas hacerlo porque quizás estás cansada puedo ir yo, nunca dije que no podías hacerlo – Sana negó – Bien, compra lo que desees – La mayor se volteo y se fue, para luego oír a la menor cerrar la puerta de su habitación.

En cuanto llegó a la tienda tenía en mente comprar muchas cosas, pero al mismo tiempo que no podía cargar muchas bolsas, el dolor en su espalda no se había ido del todo y no debía faltar a su trabajo. Comenzó a recorrer la tienda, mirando cosas que llevaría y otras que quizás buscaría luego. Algo se sintió mal en su pecho, la alfa solo había sido amable al ofrecerse a hacer las compras, y ella había reaccionado como si estuviese peleando con ella. Apretó sus labios, y negó con su cabeza, para luego simplemente seguir con las compras.

En el camino de regreso un par de alfas se habían ofrecido a ayudarla, pero negó todas esas veces. No se necesitaba la ayuda de ningún alfa, mejor dicho, no necesitaba la ayuda de nadie. En cuanto llegó dejo todo en la cocina, para luego comenzar a acomodarlas. Era extraño que Tzuyu no haya aparecido junto a ella, usualmente eso sucedía. Negó con su cabeza una vez más.

 𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑  || 𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora