Maniac! | KTH

7.

Taehyung y yo decidimos conocernos mejor, lamentablemente no íbamos a la misma escuela y nos tocaba sacar tiempo para poder vernos.

Casi siempre era en su casa o en la mía, vaya, habíamos tomado confianza muy rápido, pero no me preocupaba, en cambio, me agradaba tener a una nueva persona junto a mi. Ya no estoy tan sola como antes gracias a Taehyung.

Creo que cualquier persona que lo conociera se sorprendería de lo rápido que les agrado Taehyung, es tan malditamente encantador que da miedo.

—Hey, Jisoo —Taehyung se sentó a mi lado en el sofá.

—¿Mmm? Dime —deje a un lado mi teléfono.

—¿Quieres...? —se notaba nervioso—, tu sabes... eh, salir.

—Claro, pero... ¿a donde? Tal vez podríamos ir al nuevo bar que abrieron en Itaewon —me interrumpió.

—No, no, me refería a un lugar... ya sabes, más... especial —me miraba con anhelo.

—Oh, ¿te refieres al parque? Mmm... podría ser —le sonreí.

—Bueno estaba pensado en el restaurante Lee... —murmuró.

—¿¡Hablas en serio!? ¿de donde sacaremos el dinero? —le dije anonadada.

—Bueno... Yoongi tiene contactos y consiguió una reservación —me miró con su característica sonrisa cuadrada.

—Taehyung... ¿eres real? —le tome la mano para asegurarme de mi inseguridad—. Tengo miedo de cerrar los ojos y que desaparezcas.

—Soy real, más real de lo que te imaginas. Yo todos los días me pregunto si te merezco, ¿qué hice de bueno para tenerte? —se acercó a mi.

—Creo que existiendo le haces bien al mundo, me salvaste, Taehyung.

—Ya~ —sus mejillas tomaron un color carmín—. Arréglate, aunque no lo sé para que te lo digo si siempre te ves hermosa.

—Me tengo que vestir elegante —bufé.

—Vamos, si todo el tiempo te ves increíble, con un vestido o lo que te quieras poner mucho más —me beso la mejilla.

Y así fue, me puse un elegante vestido rojo que mi mamá me había regalado, la verdad nunca pensé usarlo ya que no le encontraba la ocasión.

Cuando llegue al restaurante, ahí estaba él, me sonrió y le devolví la sonrisa acercándome a él. Puso su brazo cerca de mi y lo tome, cruzándolo con el mío.

Nos sentamos en la mesa y una mesera nos dio el menú, vi los exuberantes precios y casi me atraganto con mi propia saliva, Taehyung al parecer se dio cuenta de esto.

—No te preocupes por eso, yo me encargaré de todo —me transmitió confianza.

—¿Estas demente? ¿cómo lo harás tu sólo? Esto es... carísimo —deje en la mesa el cartón.

—Está bien, yo te invite a este lugar y yo me responsabilizare.

—No, el gasto debe ser de los dos, es injusto —me cruce de brazos.

—¿No te gusto la sorpresa entonces? —bajo la mirada.

—No, si me gustó, solo que... me da pena dejarte todo a ti —le tomé delicadamente su mano— ¿Te parece si... nos vamos a otro lugar?

Él me miró sorprendido

—No lo pienses mal —la sangre subió a mis mejillas.

—Bueno, de todos modos ni sabía si Yoongi pago la comida de verdad

Reímos juntos, nos levantamos de la mesa y salimos de aquel restaurante innecesariamente caro.

Terminamos comprando kimchi en un puesto callejero, y nos dirigimos al mismo parque donde había empezado todo nuestro camino juntos.

Las personas se detenían a mirarnos curiosos, ya que estábamos vestidos elegantemente comiendo kimchi en la calle.

—Sí —río más fuerte— no debí hacer eso, me molestaron 4 meses seguidos.

—Qué mala es la gente —reí—, ¿sólo por llevar un disfraz de tigre? —limpie un poco de salsa que cayó en la ropa de Taehyung.

—No saben lo que es la moda de Halloween —hizo pose de diva—. Necesitan clases, mis ojos arden cada vez que los veo —su tono de voz era muy gracioso.

—De verdad eres... —me quede pensando en una palabra que le quede perfecta a Taehyung, era tantas, solo me faltaba encontrar la mejor.

—¿Qué soy? ¿hermoso? ¿perfecto? —dijo con cierta emoción.

—Además de todo eso... ah, no encuentro la palabra correcta —él se puso delante de mi, agachándose a mi altura porque estaba sentada en el banco.

—¿El... amor de tu vida tal vez sea la descripción que buscas para mi? —dijo tímido.

No me había puesto a pensar en lo mucho que Taehyung a significado para mi estos últimos meses, él ya era una parte muy importante de mi.

Creí que esa es la palabra correcta para él...

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