3.0

85 18 0
                                    

A la mañana siguiente, Minghao tuvo que levantarse lo más temprano que su cansancio le permitía; su jefe le había llamado para pedirle que se presentará al trabajo porque había algo importante que decirle. Minghao no entendía el porque, él solo trabajaba los miércoles, jueves, viernes y sábados; recién era lunes. Y tampoco le pasaba una idea por la cabeza de que podría ser eso tan "importante" que su superior necesitaba decirle.

Simplemente, Minghao se puso la ropa de trabajo, desayuno algo relativamente simple y se fue directo al lugar que le generaba dinero.

El día parecía ir con normalidad, la gente ya estaba comenzando a circular por las calles y la naturaleza hacía acto de presencia con el cantar de los pájaros y el calor del sol saliendo por un costado. El castaño suspiró; la noche anterior se había sentido tan bien, tan pacífico y sin alguna carga en su espalda pero justo en esos momentos, mientras que sus pies lo guiaban a su trabajo la acidez en su boca y el dolor en su pecho aparecían con cada paso que daba.

Lo odiaba completamente pero por más que se exigiera olvidar y seguir con su vida, el dolor se intensificaba hasta tal punto de hacerle creer que la única manera de para el dolor era volviendo al lugar donde comenzó todo.

Sabía que no era bueno para él, sabía que se causaba tanto daño pero no sabía cómo curar el dolor. Le resultaba una tarea difícil poder caminar para delante y no mirar atrás, porque por más que quisiera habían recuerdos buenos que se escondían entre todos los malos y lo hacían querer voltear para mirar y sonreír con tranquilidad, pero el dolor se veía reflejado en sus ojos y la decepción en sus pasos lentos y confusos.

Minghao no sabía que hacer.

Minghao llegó a su trabajo en un parpadeo. Dejo su tarjeta de identificación y se dirigió al interior de su pequeña oficina. El beta trabajaba en una constructora, realmente no hacía mucho, simplemente cumplia con turnos como segurista, él se encargaba de que los que se mantenían en construcción cumplieran con los alineamientos de seguridad para no tener accidentes durante el trabajo y daba pequeños cursos contra incendios o temblores.

Originalmente trabajaba solo tres días pero justo en ese momento la persona que cubría el segundo turno estaba enfermo por lo que los primeros dos días de la semana eran cubridos por otra persona y el resto de la semana era Minghao quien se encargaba de hacer el rol de seguridad.
Trabajaba más tiempo pero no le importaba mucho porque aumentaba su salario y él no estaba dispuesto a rechazar algo tan sagrado como lo era el dinero.

Minghao se puso su casco y salió del reducido espacio, un compañero paso a su lado y le dijo que el jefe lo estaba esperando en su oficina. El beta asintió suspirando, no sabía si sentirse nervioso o ansioso, no es que su jefe fuera mala persona es solo que el tipo mostraba ser tan tranquilo que nadie podría descubrir si estaba molesto o si estaba de buen humor.

Sus pies se movieron con velocidad, tenía curiosidad por aquello que tenía que decirle su jefe, además de que ya tenía un poco más de cinco minutos en el trabajo y digamos que el hombre era amante de la puntualidad así que Minghao tenía que llegar rápido a dónde su jefe para que no le intentarán llamar la atención.

El día parecía marchar bien, incluso mucho mejor a cuando Minghao había salido de su departamento, quizás era porque todos se mantenían en movimiento y hacían que el ambiente fuera más práctico. Definitivamente nadie se aburría, aunque claro, el estrés se escurría por todo el lugar como agua.

Minghao pensó en como sus compañeros podían ser así, todos eran felices haciendo y cumpliendo con su rol, bromeaban entre ellos mientras trabajaban sanamente y sin algún problema. El beta sentía constante envidia porque con él la situación era distinta, no había momento en el que pudiera consentrarse completamente en lo que hacía, cualquier cosa le traia recuerdos y su mente se transportaba a un lugar en el que no debía.

Entonces la idea de tener compañía venía pero luego se iba por dónde había llegado, Minghao tenía malas experiencias con las amistades, no era bueno socializando y tampoco consideraba que aquella persona quisiera permanecer y enlazar vínculos con él porque no era una persona tan agradable y eso lo sabía de antemano, así que se limitaba y permanecía solo en cualquier momento y en cualquier lugar, además de que no quería compartir sus problemas con alguien más.

Minghao prefería estar solo y dejar que su mente viaje tan lejos hasta el punto de lastimarse porque olvidó que está haciendo algo que necesita de mucho cuidado. Suena irónico porque el beta tenía que encargarse de que sus compañeros no se lastimaran o tuvieran accidentes graves, pero él era el primero en hacerse daño, daño que luego cubría con benditas y escondía bajo su ropa.

Prefería mil veces más esas heridas antes que las que cavaban profundo en su corazón.

-
Minghao se detuvo justo a un centímetro de tocar la puerta de la oficina del jefe, obligó a su mente regresar, necesitaba estar atento si no quería más problemas después.

Finalmente se decidió por tocar, no espero mucho tiempo para recibir la señal de que podía pasar, tomo la manija y la giro lentamente abriendo la puerta.

Lo primero que vio fue a su jefe, un hombre de no más de cuarenta años con traje y casco rojo, parecido al que él traía.

Se burlo en su mente. El jefe no necesitaba usar el casco mientras estaba en su oficina, pero entendía que lo usaba porque lo hacía lucir más guapo, una vez le dijo.

—Ah Minghao al fin llegas, vamos siéntate. –el beta obedeció y se sentó no sin antes cerrar la puerta detrás de él.

Su nariz ardió. La oficina olía tanto a fragancia de diferentes marcas, le gustaba mucho el perfume pero no a tal grado de vaciar botellas sobre todo el cuerpo o sobre toda la oficina.

Su mano se balanceo sobre su regazo, miro el rostro del hombre y apoyo su espalda sobre la silla.

El silencio era incómodo.

Aunque bueno, Minghao vivía entre el silencio, pero justo en ese momento lo hacía sentir impaciente y nervioso.

—Bueno, te llamé porque tengo un anuncio que darte, también quiero pedirte un gran favor. —Minghao asintió ante las palabras.

—Se que hoy no te toca trabajar, es tu día de descanso y aún así te hice venír... Te compensare el tiempo después, quizás comida, no lo sé.

Ah, tantas palabras... ¿No podía ir simplemente al grano?

Minghao se vio obligado a sonreír, no le interesaba su introducción.

—Si claro, el anuncio que quería darte es que ya no tendrás que trabajar más de lo que está acordado en tu contrato. Un nuevo empleado se unirá, es de otra constructora pero lo enviaron a esta base porque aún le falta experiencia en algunos detalles... Así que esperan que aquí se le pueda capacitar completamente. —El mayor se tomó un respiro antes de continuar. El beta miro sus manos ¿Por qué le daba ese anuncio solo a él? Tampoco es como si le interesará que se une un nuevo empleado. No estaba comprendiendo.

—El favor que quiero pedirte...

Minghao alzo de vuelta la cabeza, su mente proceso cada palabra y finalmente comprendió o eso quizo hacer.

—¿Podrías tú apoyarme con ese nuevo empleado? Quiero decir, eres el más capacitado para enseñarle lo necesario. Te lo pido a ti porque confío en que harás bien las cosas, también dude un poco porque no quería interrumpir el trabajo que tú mantienes en este lugar, pero de verdad necesito y deseo que puedas apoyarme.

Claro, era de esperarse. El jefe quería que Minghao se convirtiera en un profesor, no estaba interesado en lo más mínimo.

Ya tenía suficientes problemas, no quería uno más. Pero tampoco había escuchado las recompensas porque ¿Había alguna verdad?.

LOBO BLANCO -/Junhao/- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora