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El recorrido no duró más de treinta minutos. A pesar de ser un lugar extremadamente grande, hubo partes que Minghao tuvo que evitar puesto que estaban cerradas por reparaciones o porque eran plantas peligrosas que solo se podían visitar de lejos o con toda la seguridad autorizada, lo que le hizo el recorrido más corto y rápido.

Digamos que dos de las reglas principales fueron ignoradas por Jun. En todo el camino no paro de hablar y de hacer preguntas por cada espacio en el que estaban. Bien, Minghao se fastidio a tal punto que no le permitía terminar la frase o simplemente no contestaba sus preguntas y saltaba a otro tema.

Verdaderamente Minghao no estaba especializado para tratar con gente nueva, no era algo que pudiera trabajar con facilidad. Y las cosas se ponían aún más difíciles si esa persona no era de su agrado o si su actitud le causaba náuseas, como en ese momento.
Aunque bueno, el chico beta no tenía nada de amigos y las pocas palabras que podía dirigir era con algún trabajador, así que era normal en muchos aspectos que el no pudiera entablar lazos con otras personas, aún si esos lazos eran solo de trabajo.

Minghao estaba casi seguro de que vomitaria por el horrible olor a coco diabético que circulaba en cada paso que el chino daba, no había momento en el que el olor se fuera o dejará de ser tan dulce. Quizás eso era algo característico de Jun, pero a tal punto llegaba a ser tan hostigante y quemaba a sus fosas nasales, pero a Minghao no le quedaba de otra más que aguantarse. Después de todo recibiría una recompensa que le sería muy útil en su vida y que sin duda aprovecharía al máximo. Porque todo buen trabajo da buenos frutos, algo bueno debería salir de todo ese martirio.

¿Qué cencillo, verdad? Si fuera así de fácil todo en la vida de Minghao sería bien pagado. Lo sería.

La segunda regla que fue  rompida por el nuevo era no tocar nada de área verde. Las áreas verdes eran muy protegidas y únicamente los que trabajaban en ello podían tocar las plantas o acercarse más de lo que se impedía en el letrero. En cambio Jun se tomaba toda la confianza de tocar y pizar sin tener el permiso autorizado.
No era algo tan grave, pero ahí los alfas eran bastante estrictos en base a sus reglas tan cencillas como no tocar en áreas prohibidas. Pero a Jun no le importaba en lo absoluto y se pasaba los letreros por dónde fuera y eso hacia que Minghao pensara en lo extraño que era ese tipo.

Después de esos treinta minutos, Minghao regreso a su oficina junto con Jun, está vez el nuevo no soltó ni una sola palabra más que expresar lo bonito que era el lugar.

Seguramente el aroma aún más amargo de Minghao había alertado a Jun y por eso había dejado de hablar tanto.

Minghao se sentó en su silla y miro el reloj de su mano, recién habían pasado dos horas... Estaba comenzado a aburrirse.

—¿Es buen momento para conocernos? El primer día de escuela es así, todos se presentan y comienzan a hacer amigos... Ya después comienzan las clases. ¿Ésto es como la escuela, no? —Minghao suspiró. No, ese lugar no era una escuela, estaban en un trabajo que debían de tomarse enserio. ¿De dónde había salido ese tipo? Tampoco planeaban a ser amigos, solo tenían que trabajar.

Minghao maldijo al ver que no había otra actividad por realizar en ese momento. En su agenda apuntaba que el primer día lo único que haría sería mostrarle todo el lugar, pero como antes ya lo había dicho, no tuvo la posibilidad de mostrarle todo porque era peligroso aún si de mantenían alejados.

Minghao tendría que esperar hasta después de la hora de comida para poder seguir trabajando. Sería un completo desastre y estaba más que seguro.
Quizás el nuevo empleado sería su problema principal por todo ese mes, sustituyendo a los otros problemas que ya lo atormentaban. Aunque claramente ese tipo Jun parecía ser una mezcla de todos los problemas y dolores que Minghao tenía.

LOBO BLANCO -/Junhao/- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora